Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



miércoles, 26 de noviembre de 2008

Tiempos de vigencia y de metas


¿Qué ocurre en la América Latina en estos días finales del año 2008? La respuesta nada tiene de complicada. Hoy como ayer, los hombres honestos de esta gran nación del sur se buscan y se unen, están construyendo el denominador común que les permita atar y unir, como en el pasado soñó Simón Bolívar, sus pueblos en una sola geografía de la conciencia, del espíritu y la libertad. No hay dudas, después de tantos años, que el camino de la unidad ha sido encontrado por los latinoamericanos.
Todo ello no ha sido fácil. Reencontrarse, como lo están haciendo hoy en esta Suramérica, ha significado un redoblar de la conciencia, dormida ella por los acicates de una filosofía somnífera que sepultó a la humanidad en un simple mundo de baratijas espirituales y pragmáticas.
Reencontrarnos, conocernos más que en papeles, mostrar nuestras identidades, sonrisas y lágrimas de la geografía que nos cobija, ha sido un esfuerzo educativo, igual que ayer, cuando Bolívar, creador de pueblos e inventor desde la nada, como lo calificó el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa (El magisterio americano de Bolívar, Colección Claves de América, Biblioteca Ayacucho).
Ese ayer y este hoy, estamos plenamente convencidos, fueron y continúan siendo procesos educativos para la libertad, porque el hombre sin ella, es pasto de las alimañas que viven del dinero y del poder. Creemos en ese importante sentir de la educación que sintió como necesario el Libertador, como hoy lo es igual para los venezolanos y sus hermanos de la gran nación.
Humildemente compartimos con ese Maestro y pensador que fue Prieto Figueroa en torno al Bolívar educador, porque a la par de militar, de guerrero, el hombre sabía que sin educación era imposible derribar las barreras que se anteponía a la libertad. Así, el Maestro escribía:
“En Bolívar el político y el educador marchan juntos, ligados íntima y solidariamente. Para él libertar y educar eran tareas de una misma naturaleza. Por ello, una vez creada Bolivia, por considerar “que las más de las obras pías tienen por objeto la educación, instrucción y beneficencia pública”, decreta, con fecha 11 de diciembre de 1825, la adscripción de ciertas rentas de capellanías a los establecimientos públicos, así como las de sacristías mayores de canónigos y curias, cofradías, hermandades, rentas de monasterios suprimidos y las de censos y comunidades indígenas. En otro decreto de la misma fecha fija como primer deber del gobierno dar educación al pueblo; que esta educación debe ser uniforme y general; que los establecimientos de este género deben ponerse de acuerdo con las leyes del Estado y que la salud de la República depende de la moral que por la educación adquieren los ciudadanos en su infancia, y crea las rentas necesarias para atender a los servicios educativos, ordena al Director General de Enseñanza dar cuenta del estado de las escuelas y colegios y de los fondos que los sostienen, proponer un plan para crear una institución de enseñanza que abrace todos los ramos de instrucción, haciéndola general a todos los pueblos, establecer en cada ciudad capital de Departamento una escuela primaria con las divisiones correspondiente para recibir todos los niños de ambos sexos que estén en estado de instruirse, establecer una escuela militar y reparar los colegios de ciencias y artes. También dispuso Bolívar en ese mismo días, que pareciera de inspiración educativa, en medio de las preocupaciones de su tarea de organizar el nuevo Estado, “para prevenir el abandono, en que se crían muchos individuos por haber perdido en su infancia el apoyo de sus padres”, la creación de una escuela de huérfanos.
Revisar con seriedad los documentos y más variadas opiniones de los investigadores y contrastar con lo que está aconteciendo hoy día en nuestro continente del sur, es el camino para descubrir que los latinoamericanos, se vuelven a descubrir, entendiendo y comprendiendo cada día más al Libertador Simón Bolívar.

martes, 25 de noviembre de 2008

Héroe de carne y hueso


No tratamos de escribir una antología de alabanzas sobre Simón Bolívar, conocido bien por su título de Libertador, simplemente tratamos, si es posible, conocer a través de otros más estudiosos y escritores que nosotros, a este héroe que está grabado en uno de los mejores capítulos de la historia de la humanidad, ajeno a las manipulaciones pero manipulada su personalidad en el tiempo; no fue un simple guerrero, no fue un peleador por pelear ni un aventurero y tampoco un conquistador. Simplemente fue un héroe y no de historietas.
El brasileño José Veríssimo, en su ensayo “Bolívar, profesor de energía”, que seleccionó el historiador y bolivariano colombiano, Juvenal Herrera Torres para su antología de ensayos “Bolívar quijote de América”, sostenía que El Libertador era el hombre más grande de América y uno de los más grandes de la humanidad y él, “…reunió en grado eminente y en una perfecta armonía cualidades excepcionales de pensamiento y acción”.
Ciertamente que hemos estado investigando, buscando, hurgando en la historia a fin de conseguir a un ciudadano con las cualidades de Simón Bolívar o mejores que las que poseía. Es necesario hacerlo, a fin de evitar aparecer, en ocasiones, como un fanático irracional que solo del arco iris ve un par de tonalidades.
Seguimos buscando porque no es nada fácil encontrar en otras personas el talento, la inteligencia, comprensión, reflexión, ese análisis de los acontecimientos, la visión de futuro, su tenacidad tras las metas, solidaridad, sentimientos, pasión en quehacer político, perseverancia y otras características que a veces pasamos por alto.
En su ensayo, Veríssimo escribe que “Aplicando esas cualidades de acción y pensamiento con una maravillosa energía y una actividad sobrehumana (nos hace recordar la travesía del soldado por Los Andes), realizó Bolívar, con débiles y escasos recursos, y en las condiciones más desfavorables, un hecho tal vez sin igual en la historia: Él arrancó a una potencia, entonces el mayor de los imperios coloniales, más de la mitad de sus dominios; él fundó cinco naciones e influyó poderosamente en la formación de otras”.
Juana de Ibarbourou, uruguaya, en su ensayo Alabanza de Bolívar(es otro trabajo de la antología de ensayos de Juvenal Herrera Torres), escribió que “Si a algún ser humano le cabe el título de superhombre, es a él, sin discusión; porque Bolívar es la figura más empinada y altiva que posee la historia de América. Fue el héroe, de la misma manera que el diamante es el diamante; por donde quiera que se le mirase, física o espiritualmente, en conjunto y en detalle. En él no había nada vulgar, ni de inferior. Parece que Dios mismo se hubiera complacido, al crearlo, en hacer de él la imagen más atrayente del heroísmo. Si tuvo faltas y defectos, su propia grandeza los borra de tal modo, que con él es ya casi imposible hacer crítica fría o sencillamente serena; avasalla, sugestiona y por fuerza de todo estudio sobre su personalidad vertiginosa se transforma en alabanza exaltada y en rendido panegírico”.
A nuestro entender, se requiere de mucha calma en la lectura de un guerrero como Simón Bolívar. No es el hombre de armas de las historietas de caballeros, la misma que mostraba a un valeroso hombre capaz de cumplir las más atrevidas hazañas para ser recompensado con la mano de una princesa suspirante.
Este admirado caraqueño fue un héroe de carne y hueso, con mucho carácter, enamorado y bailarín como pocos, capaz de molestarse con algún amigo, pero también pudo –y de hecho lo hizo- ser capaz de reconocer cuando había errado. Un lector de los clásicos y crítico de la vida de su tiempo, un reflexivo hombre americano.

martes, 18 de noviembre de 2008

El despertar de la ciudadanía


En Venezuela se ha estado viviendo, los últimos diez años a propósito del proceso político que desarrolla la revolución bolivariana, de una experiencia cultural realmente extraordinaria y cerca de realidades circundantes que expresan tiempos de cambios como las que acontecen en Bolivia y Ecuador. La definimos conceptualmente como un hecho cultural y muy en específico, trascendentalmente educativo.
No hablamos de un hecho aislado en el tiempo sino de una especie de eslabón de la cadena histórica de este continente que, como el ADN, pareciera tener infinidad de componentes que bañan nuestra luminosa geografía y que se desplaza por ella en el tiempo que los hombres miden.
El énfasis educativo de la actualidad bolivariana en Venezuela se desplaza como brisa de cambios que aumenta cada día. Se aprecia como un entusiasmo colectivo que recorre el país por todas partes y contagia a los hermanos de las naciones vecinas.
¿Acaso nos devolvemos en el tiempo? Ciertamente no podríamos. Lo que ocurre en estos momentos, es que el deterioro de la moral con todo su modelaje de situaciones imperfectas que se desprenden de esa fractura espiritual y de conciencia ha generado el despertar de los ciudadanos latinoamericanos.
El Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, en una investigación que le tomó años desarrollar, a causa, como el mismo escribiera, de su “actividad de educador desterrado, al servicio de la UNESCO” y que luego publicó con el título de El magisterio americano de Bolívar, editada por sexta vez en octubre de 2006, por la Biblioteca Ayacucho en la Colección Claves de América, abordó en su investigación en Bolívar educador, el que planteaba la liberación de nuestros hombres y mujeres.
Al centrarse en la parte educadora del Libertador, el doctor Prieto escribió:
“El proceso de la educación de hombres y de pueblos logra vencer la débil naturaleza humana, respetándola, y enseña a enfrentarse con todos los recursos de la inteligencia a los poderosos elementos circundantes, para construir con ellos, y a veces a pesar de ellos, una civilización. Combatir la naturaleza, domeñarla, poniéndola al servicio de la humanidad, es la labor del hombre educado. Toda educación implica un aprendizaje para ese menester libertador”.
La opinión del Maestro Prieto, está referida, fundamentalmente al carácter de Simón Bolívar en ese magisterio, en los días del terremoto de 1812 que destruye a Caracas y, los sacerdotes españoles, “abusando de la ingenua credulidad e ignorancia del pueblo, prometían rayos y truenos, acumulada destrucción y exterminio para las rebeldías liberadoras de nuestro pueblo”. Así, escribe el exministro de Educación, “Bolívar se yergue entonces en ejemplar actitud educativa, para reanimar la fe del pueblo en la libertad, para estimular la resistencia y crear la voluntad de victoriosa constancia. Desde una improvisada tribuna de polvorientas ruinas, piedra sobre piedra, símbolos de una catástrofe reciente, lanza al rostro de los asustados moradores de la ciudad mártir su apóstrofe inmortal, al mismo tiempo protesta y advertencia contra los propaladores del miedoso instinto de conservación: Si se opone la naturaleza a nuestros designios, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca.
Luego, el Doctor Luis Beltrán Prieto define más explícitamente que “KLa imprecación de Bolívar contra el oscurantismo y la barbarie, abría a su pueblo, no el camino de la huida por un Mar Rojo servicial, sino el de la libertad lograda con esfuerzos y con sacrificios, duro trecho por donde hemos venido trillando y seguiremos la marcha hasta arribar a la definitiva conquista de la naturaleza inhóspita de nuestro continente y, con ello, a la total liberación, no solo del poderío de otros pueblos, sino también del hambre, la miseria y la incultura, nuestros tradicionales enemigos internos”.

martes, 11 de noviembre de 2008

¡Americanos, seamos severos con la impunidad!


El profesor de la Universidad Simón Rodríguez, Juan Miguel Díaz Ferrer, Doctor en Filosofía, investigador y ensayista, en su trabajo La Revolución Bolivariana y la “enfermedad infantil del izquierdismo”, aborda un aspecto puntual que es vital en estos momentos que vive no sólo Venezuela, sino la patria grande, es decir, Latinoamérica y sobre el cual hay que insistir.
El filósofo plantea, como reto para una verdadera revolución, la necesidad de ser muy severos con la impunidad y destaca que ese asunto de lo impune en nada educa a los revolucionarios (y mucho menos a quienes no lo son, le añadimos), y tampoco es licencia para que unos y otros sean tratados de modo privilegiado, ni reciban un trato indulgente por parte de las autoridades cuando violenten la ley, porque entonces, por esa rendija, la corrupción que se quiere eliminar estaría coleándose.
Del mismo modo, este investigador sostiene que “…lo que se espera de los revolucionarios es que den el ejemplo de moral y cumplimiento de la ley revolucionaria, y esto implica todo lo contrario a ser indulgentes con los que se consideran más revolucionarios; si somos más revolucionarios entonces debemos ser más responsables, porque somos más conscientes de nuestros actos, por lo que en lugar de reclamar mayor indulgencia en referencia a los que no son revolucionarios, debemos reclamar mayor severidad, lo cual no quiere decir de ningún modo en ser extremistas con el castigo”.
El asunto es que la impunidad no debe pasar, pero también hay que tener una concepción integral del problema, porque la impunidad no es sólo falta de castigo cuando se delinque, sino que también contempla esa imposibilidad de que se realice plenamente la justicia; alcanzar este nivel óptimo, por otro lado, significa dar respuestas necesarias a la población, que ansía y sueña con la justicia en todos los niveles: responsabilidad, respuestas precisas a las comunidades en sus necesidades.
¿Hay justicia cuando no se atienden los requerimientos de una comunidad? Si no hay justicia hay impunidad. Eso es como decir que no hay delito cuando se quebranta la ley, lo cual ocurre a cada instante en la calle, porque en momentos en que funciona mal el transporte y la recolección de los desechos no se lleva a cabo se trata de algo reprobable, lo que es aceptado como delito también.
Sobran ejemplos de injusticia
Hay que seguir escribiendo sobre impunidad, porque sobran ejemplos de mucha injusticia. Si los que vivimos en este continente sureño vemos hacia el norte del mismo nos encontramos, inmediatamente, con los problemas de Haití y Cuba, no sólo afectados por la dureza de la naturaleza, sino por acciones injustas que no se merecen sus habitantes. No se puede olvidar, por ejemplo, el bloqueo inclemente a que ha sido sometida una nación como Cuba y tampoco ignorar que a los haitianos les invadieron, les quitaron su presidente y los terminaron por sumir en una situación de pobreza desesperante. Y menos olvido pueden tener los cinco cubanos que pagan cárcel en Estados Unidos, por el simple hecho de intentar evitar que conspiraran contra su nación.
¿Es justo lo que aconteció en Bolivia, donde hubo un genocidio, sólo porque la mayoría indígena acepta constituir de nuevo el país y salir del atolladero donde le han mantenido por décadas?
¿Hubo justicia en los acontecimientos de Venezuela de 2002, cuando derrocaron a su Presidente y sometieron al país a paros y saboteo? ¿Es justo que en Nicaragua asesinen a dos personas porque unos consideran que hubo fraude en las recientes elecciones donde se alza con la victoria el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN?
Todo este comentario habla de que hay impunidad porque al no existir la justicia, no hay maneras de ver o conocer donde están los sancionados por los delitos cometidos.
Afortunadamente, en Argentina hay una gran movilización destinada a sancionar a los autores de tantos crímenes consumados durante los negros días de los momentos de dictadura. Por ahora, sólo podemos gritar a los americanos de este continente sureño, que seamos severos con la impunidad.

El asunto es enseñar a pescar


El sentido de la vida es y será mucho más importante que atesorar dinero, bienes, perlas, oro, diamantes y cualquier otra cosa y esto es lo que hace la diferencia entre quienes forman parte de ese mundo de pescadores y los humanistas, quienes se empeñan en enseñar a pescar a los demás.
Y es que el mundo se trata de eso. No hemos venido a este planeta a lanzarnos bombas, proyectiles teledirigidos, sembrar minas, espiar a las personas y quitarles la vida a los demás cuando nos de la gana y arrasar con el verde que caracteriza nuestro ambiente y las cristalinas aguas que abundan en nuestra América del Sur y el Caribe.
Hemos perdido la cuenta de las veces que hemos abordado este punto de vista, el de que hemos nacido para aprender y enseñar a los demás. En esto de la educación, Simón Rodríguez fue un visionario. En unas notas sobre el proyecto de Educación Popular, El Libertador del mediodía de América (Arequipa, 1830) y en donde destaca el hecho educativo, Rodríguez escribe:
“Los Doctores Americanos no advierten que deben su ciencia a los indios y a los negros; porque si los Señores Doctores hubieran tenido que arar, sembrar, recoger, cargar y confeccionar lo que han comido, vestido y jugado durante su vida inútil… no sabrían tanto:…. estarían en los campos y serían tan brutos como sus esclavos- ejemplo los que se han quedado trabajando con ellos en las minas, en los sembrados detrás de los bueyes, en los caminos detrás de las mulas, en las canteras, y en muchas pobres tiendecillas haciendo manteos, casacas, borlas, zapatos y casullas”.

Unos se educan y otros trabajan
Lo que dijo el Maestro es algo que alguna gente no entiende: Deja claro que unos tienen la posibilidad de educarse gracias a que otros desempeñan las tareas más duras, lo que es una realidad. Hoy día los tiempos son otros y en esta revolución que se vive en Venezuela y las muestras de cambios que se viven en otras naciones hermanas, lo vital es que todos tengan las mismas posibilidades de acceder no sólo a la educación, sino a la salud, la recreación, vivienda y empleo, porque la vida es integral y es para todos y no una parte de la población.
Y escribimos acerca de la vida y la educación, porque ambas están unidas;
El bebé para desarrollarse en esta vida requiere del cuidado de los padres y éstos mientras más posibilidades tengan, mayor apoyo darán a la familia y por ende a la sociedad. Así que el sentido de la vida y de la educación, estarán privando siempre en este mundo, pese a que otros se empeñen en cultivar antivalores cuyo peso fundamental está en el egoísmo y en la acumulación de poder, dinero y otros bienes. Escrito el 5 de enero de 2007.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Y las andanzas siguen en el mundo


Cuando Simón Bolívar, en la Carta de Jamaica enjuicia al propio continente americano, al decir “que América no estaba preparada para desprenderse de la metrópoli, como súbitamente sucedió por el efecto de las ilegítimas cesiones de Bayona, y por la inicua guerra que la regencia nos declaró sin derecho alguno para ello, no sólo por la falta de justicia sino también de legitimidad”, lo que el prócer hacía en su Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla, eran unas reflexiones no sólo sobre las jóvenes sociedades, si se quiere desprovistas del conocimiento necesario que crecían en este continente, sino de su agresor el Estado español de entonces, al punto que lo dice claramente:
“Barbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serían creídas por los críticos modernos, si constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades”.
La nociva tendencia de creer que el mundo existe a partir de este momento, sepultando inmisericordemente el pasado por ser escabroso, es habitualmente una conducta de quienes se creen poderosos subestimando a los demás. Y es esa tendencia la que lleva a ciertos intelectuales, a ignorar documentos o a presentarlos como de poco valor.
Así, El Libertador se refiere a las andanzas del gobierno español destacando que “El filantrópico obispo de Chiapa, el apóstol de la América, Las Casas, ha dejado a la posteridad una breve relación de ellas, extractada de las sumarias que siguieron en Sevilla a los conquistadores, con el testimonio de cuantas personas respetables había entonces en el Nuevo Mundo, y con los procesos mismos que los tiranos se hicieron entre si: como consta por los mas sublimes historiadores de aquel tiempo. Todos los imparciales han hecho justicia al celo, verdad y virtudes de aquel amigo de la humanidad, que con tanto fervor y firmeza denunció ante su gobierno y contemporáneos los actos más horrorosos de un frenesí sanguinario”.
Han transcurrido 193 años de aquella Carta y el llamado nuevo mundo, con un ropaje diferente vuelve a estar sumido en una especie de confrontación que todavía no toma cuerpo. ¿Por qué tal sentencia?
El movimiento de piezas en un tablero de ajedrez tiene una sofisticación que se aleja, momentáneamente de los hechos bárbaros, aunque nunca se descarta en la práctica el desarrollo de hechos violentísimos.
Cuando comenzó la última moderna crisis financiera y bancaria de este siglo XXI, una de las primeras respuestas que el mundo vio fue el auxilio que hicieron a los entes financieros en Estados Unidos, sin salir de la sorpresa, todos atónitos leemos luego sobre los momentos de descanso que fueron a tener los ejecutivos de esos entes, en un conocido hotel de California, donde la noche cuesta mil dólares. Mientras pasaban ese momento las bolsas del mundo caían a diario, algunas estrepitosamente y los Estados a sacar dinero para salvarlos.
Pasado ese momento ahora andan reuniéndose los diferentes grupos que han montado los Estados para sus reuniones en donde toman muchas decisiones políticas y comerciales, blandiendo un garrote nuevo, es decir, es un problema de todos los países, mientras las bolsas siguen cayendo y ahora los dirigentes de los países altamente industrializados le piden dinero a los árabes para salvar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Y vuelven a esgrimir otro garrote: La Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, debe bajar los precios.
Tendríamos que decir que, dentro de las guerras de exterminio, hay una variedad gigante de hechos que le suceden a los países, unos más naturales que otros y otros menos naturales, entre los primeros los fenómenos de la naturaleza como los que han afectado a Cuba, Haití y parte de Centroamérica y otros como los que recibe la misma Cuba, Bolivia y Venezuela, que responden a otros modelos de exterminio.
Lo que no deben hacer los países del continente sur, para evitar la siembra de dudas sobre su futuro y no agredir el porvenir con el que sueñan los americanos del sur, es entender de una vez por todas el sentido de la unidad pues es el único que les dota de fuerza para defenderse de las andanzas de los poderosos y poder trazar su futuro.
Quizá por ello nuestro guerrero advertía: “Ciertamente, el oro y la plata son objetos preciosos; pero la existencia de la república y la vida de los ciudadanos son más preciosos aún”, así lo manifestaba el Libertador al general Santander en carta del 7 de julio de 1820.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Una brecha en el tiempo


El mundo ya sabe que hay un sendero por donde vuelve a caminar la humanidad latinoamericana. La verde maleza aplastada contra el suelo muestra huellas recientes e indicios de una travesía lejana. El reconocimiento de los pueblos primigenios (entre 28 y 35 etnias) por la Constitución Bolivariana de Venezuela 1999, en cuyo preámbulo deja claramente establecido que se hizo una constituyente para refundar la República a fin de establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural, en un Estado de justicia…que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones, se deja sentir en el alma de las naciones del sur.
Aún cuando tenebrosas iniciativas se han tejido tras escritorios y han corrido por entre llanos, ríos y montañas, ocasionando deterioro en las vecindades, hombres y mujeres del continente sudamericano se han encontrado, sintiendo la necesidad de la unión como una bisagra que rescata los pasos andados.
La reunión del Grupo de Río en el primer trimestre de 2008, en la República Dominicana, fue la expresión de un sentimiento solidario en Latinoamérica pues toda la familia de este continente sureño intervino para impedir una confrontación entre naciones hermanas, lo que ponía al descubierto un tercero conocido: la intervención y manipulación del poder político y económico estadounidense, que aspiraba concretar su estrategia de invadir y apoderarse de las reservas petroleras y agua dulce venezolanas, utilizando como disfraz a Colombia y el deteriorado pero bien planificado argumento de una agresión al vecino Ecuador, en una supuesta persecución en caliente a miembros de la guerrilla colombiana.
Los caballeros del Grupo de Río, porque no hay otra forma de llamarlos, limpiaron la embarazosa circunstancia en la que había caído uno de sus miembros, a instancias de las ambiciones imperiales estadounidenses. El tiempo histórico que suele abrazar siempre a la humanidad, permite traer en esta circunstancia ese sentimiento, ese sentir que heredado por los latinoamericanos, escrito por el brasileño José Veríssimo, Bolívar, profesor de energía y que forma parte de la antología de ensayos del desaparecido historiador Juvenal Herrera Torres, titulada Bolívar, Quijote de América.
Bolívar, poeta de la acción
Así, escribió Veríssimo sobre el prócer: “Dotado de una imaginación ardiente de poeta de la acción, potente idealista, Bolívar soñó una confederación de los pueblos americanos. En esta grandiosa empresa el Libertador empeñó la parte viva y sana de su obra. Arranques impulsivos no lo hicieron desviar de su propósito”. Y más adelante,
“Desde el momento en que aparece, y durante todo el curso de su emotividad revolucionaria, Bolívar es uno de los pocos espíritus, sino el único, que penetra con lúcida comprensión el levantamiento de América contra España, su trascendencia ulterior y el medio social de las colonias. Lo atestiguan claramente sus cartas, sus discursos, sus mismas proclamas. En tales documentos abundan las ideas, las previsiones, las sagacidades de sociólogo, y aún consejos y sugestiones de mero buen sentido, dignos de la discreción de un Washington. Es de ver la perspicacidad y el vigor de su pensamiento, la propiedad de su expresión, la justeza con que define y caracteriza los pueblos sobre los cuales obra. Analiza las capacidades de cada uno de ellos, les inculca virtudes y hasta les predice el porvenir; predicción que se cumple en todos, desde México hasta Chile y el Plata”.
Pero Veríssimo no se queda allí y adiciona detalles al decir que “Su ardor cívico (de Bolívar), con todo, era más grande, y su idealismo más exaltado que su visión de las cosas, generalmente perfecta. Ensombreciendo su clara mirada de hombre de Estado, se pone en contradicción con su propia experiencia y su propio juicio sobre aquel medio social, del cual era, puede decirse, producto no natural, sino milagroso. El proyecto de confederar o unir los pueblos de Hispanoamérica hace más honor a su noble espíritu que a su inteligencia práctica, aunque de ésta diera prueba en múltiples ocasiones. Esa vasta confederación debía tener su sede en el istmo de Panamá, del cual comprendió Bolívar mejor y antes que nadie la importancia. ¿No fue el precursor de la apertura del canal? ¿No quiso él mismo realizarla en 1822? Ya en 1815 escribía respecto a Panamá y centroamérica:
-Esta magnifica posición entre los dos mares podrá ser, con el tiempo, el emporio del universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo, estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia, traerán a tan feliz región los tributos de las cuatro partes del globo. Acaso sólo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra, como pretendió Constantino que fuese Bizancio la del antiguo hemisferio.
Recordar a Simón Bolívar en este preciso e importante tiempo de la primera década del siglo XXI, no es sino colocar frente a frente, esas dos imágenes que la historia registra con la precisión de un buril: Los tiempos de los sueños dorados del Libertador, que se volvieron prácticos en la liberación y creación de países y en alcanzar una gran confraternidad y los tiempos actuales, donde los propios latinoamericanos comienzan a tener un mayor sentimiento de identificación con el hecho de ser parte de una sola gran región. Hoy, son muchos los senderos que se han abierto en Sudamérica, por donde comienzan a transitar los vecinos de siempre.

sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Tenía razón El Libertador?


¿Tenía razón el Libertador Simón Bolívar, cuando pensaba que Estados Unidos parecía predestinado a plagar la América de miseria a nombre de la libertad o acaso es elucubración de individualidades que parecieran haber nacido con el sello que dice made in Usa en sus frentes? Es una interrogante como cualquier otra, pero puede ser respondida simplemente al tomar en consideración hechos que saltan a la vista y que nos golpean de modo contundente una y otra vez, de manera repetitiva todos los años. Hemos estado leyendo el artículo del Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina, publicado por el Servicio Informativo "Alai-amlatina".
El artículo es altamente esclarecedor cuando, desde Buenos Aires, su autor refiere que La enumeración de las atrocidades cometidas en los últimos tiempos contra los pueblos y la naturaleza para salvaguardar el sistema capitalista ocuparían todas las páginas de este diario”. Valga decir que una versión más resumida de dicha nota fue publicada en Página 12, de Buenos Aires, el día 31 de Octubre del presente año. Boron se detiene a comentar una nota de gran actualidad, “ante la inminencia de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la votación que días atrás tuvo lugar en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde 185 de los 192 países miembros aprobaron, por decimoséptima vez, una resolución exigiendo poner fin al bloqueo iniciado hace cuarenta y seis años en contra de Cuba”.
El académico analiza la situación y escribe que en unas 17 ocasiones, en Washington ignoraron por completo “las recomendaciones, prácticamente unánimes, de la comunidad internacional. Y todavía tiene el descaro de arrogarse la misión de diseminar la justicia y la libertad a lo largo y a lo ancho del planeta”.Esta realidad de la conducta de quienes controlan el gobierno estadounidense, como puede apreciarse, ya era algo que estaba en la visión del Libertador Simón Bolívar. Este hombre, de talla inconmensurable, tuvo una especie de pensamiento, mezcla entre filosofía y sociología, que le permitió expresar opiniones tan certeras.
Capacidad para prever el peligro
El ruso Anatoli Shulgovski, en su ensayo Bolivarismo y monroísmo, que forma parte de la antología de ensayos del historiador Juvenal Herrera Torres, editada por El Perro y la rana, del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y de quien hemos escrito antes, escribió al respecto que “Con frecuencia estas palabras (las dichas por El Libertador sobre USA) se consideran de modo general, como testificación de la asombrosa capacidad de bolívar de prever el gran peligro que podían encerrar las ambiciones imperiales de Estados Unidos, con su política expansionista, para los pueblos latinoamericanos”.
Imaginamos que el glorioso guerrero, desde el empíreo, debe estar exclamando y repitiéndonos a los latinoamericanos ¡Yo se los dije, se los venía diciendo! Sugiere este ensayista que así, en ese enfoque, Bolívar es caracterizado por ser el precursor del antiimperialismo.
Pero Shulgovski no se queda simplemente en ese comentario sino que se interroga acerca del planteamiento inicial con el que comenzamos esta nota y dice que es importante dilucidar a cual libertad se refirió Bolívar respecto a los Estados Unidos. ¿Por qué estos últimos parecían, según sus palabras, destinados por la misma providencia a traer males a los jóvenes Estados Latinoamericanos, en nombre de la sagrada libertad?
Para el autor, tal tipo de interrogante siempre se ha respondido en el marco de del “Bolivarismo contra monroísmo”. Luego agrega que el rechazo de Bolívar a las instituciones estatales de Estados Unidos debe ser examinado en el contexto de la búsqueda de este luchador de los ideales sociales que se ajustaran a las condiciones históricas concretas de la vida de los pueblos latinoamericanos y de las bases sociales y políticas de esas jóvenes naciones.
Apunta al respecto el ensayista, que es importante señalar que el modelo constitucional que El Libertador había elaborado para la naciente Bolivia “…por principio, se diferenciaba en gran parte de la Constitución norteamericana, con su recortada y limitada soberanía popular, por los innumerables obstáculos jurídicos en el camino de su realización. Sin hablar de que ambas constituciones se distancian diametralmente una de la otra con respecto a la esclavitud”.
Tener una reducida visión acerca de la soberanía popular, casi sembrada como un adn, del resto de los pueblos del mundo, es precisamente la característica tan nefasta que asume el equipo que controla a los Estados Unidos, al punto que como dice Atilio Boron, “En 17 oportunidades Washington ignoró olímpicamente las recomendaciones, prácticamente unánimes, de la comunidad internacional. Y todavía tiene el descaro de arrogarse la misión de diseminar la justicia y la libertad a lo largo y a lo ancho del planeta”.
Pero, por otro lado, hay que reseñar también, lo escrito por el académico ruso, al referir que “El general Santander y sus partidarios vieron su ideal político en las instituciones estatales de Estados Unidos, acercándose en sus concepciones a la ideología del federalismo norteamericano.
No pudiéramos dejar de citar acá lo señalado por el fallecido historiador, poeta y bolivariano, el colombiano Juvenal Herrera Torres, cuando escribió La bacanal de las fieras y en donde textualmente acuñó: “La muerte del Libertador fue la coyuntura para que el santanderismo abriera su caja de Pandora. El gobierno de Bogotá hizo llegar una nota de cobro al gobernador de Santa Marta, por haber sufragado con dineros del Estado el austero funeral de Bolívar. Fue entonces cuando Santander reconoció como suyo un libraco que había escrito contra Bolívar en 1829, Ese escrito fue agregado a sus Memorias. Allí Santander afirma:
Yo fui uno de los que, siendo vicepresidente de Colombia, contradijeron y resistieron sus proyectos con firmeza y legalidad; me opuse a la dictadura militar a que él aspiraba ardientemente (…) Sus decretos después del año de 1828, en que subió al poder absoluto, parecen dictados por el gabinete de Felipe II. Sólo la inquisición no se ha restablecido en Colombia. Bolívar no ama el clero, aunque le hace corte con destreza y maña. Menos ama a los abogados y libertadores.
Herrera Torres dice que “Santander no hacía más que copiar el repugnante lenguaje utilizado contra Bolívar por los diplomáticos y espías de los Estados Unidos. Por ejemplo William Tudor:
La profunda hipocresía del general Bolívar ha engañado hasta ahora al mundo…muchos de sus antiguos amigos (¡como Santander!) han descubierto sus intenciones hace más de un año y ya lo han abandonado. Con la violenta disolución del Congreso (Lima, 1826), la máscara debe caer del todo y el mundo verá con indignación, o con aquel a quien el destino por una afortunada combinación de circunstancias había preparado los medios para dejar una de las más nobles reputaciones que la historia pudiera registrar, sea recordado como uno de los más rastreros usurpadores militares, cargados con el peso de la maldición de sus contemporáneos por las calamidades que su conducta ha de traer aparejada.
Juvenal Herrera Torres enfatiza en su ensayo al decir ¡Qué extraordinaria semejanza hay entre los escritos infames de Santander contra Bolívar y los de los funcionarios de Washington! Ya hemos visto como unos y otros tenían una amistad de propósitos que llevaron a la muerte de Bolívar y Colombia. En cambio, Santander era objeto de halagos y zalemas por parte del gobierno de los Estados Unidos, lo que trae a la memoria aquella sabia frase de Saint Beuve: ¡”Dime quien te admira y te diré quien eres”!
Con época y nombres diferentes, hoy tenemos una realidad muy parecida entre los Estados Unidos y las naciones latinoamericanas que buscan un horizonte diferente, con relaciones respetuosas y donde la soberanía de los pueblos no siga siendo mancillada.
Hoy pasa como en aquellos tiempos, los enemigos de la patria y del liderazgo latinoamericano tienen otras referencias, pero siguen siendo enemigos mortales de la soberanía y libertad de los pueblos y, ayer como hoy, tienen sus lisonjeros y traidores de turno.

Como cuentan la historia


Los latinoamericanos estamos obligados a ver con detenimiento, quienes son los que, alegres y preñados de buenas intenciones, suelen hacer análisis sobre las vidas de nuestros países, sus economías, fuentes de riqueza, finanzas, etc., etc. Ello es vital porque esos supuestamente bien intencionados analistas, lo único que tratan de exponer, aparentemente, es una especie de justificación de hechos o situaciones y tratar de lavarle la cara al desatinado modelo capitalista que ha puesto al mundo “patas arriba”, con su quiebra financiera y la secuela de exterminio social que esta dejando.
Para algunos, como publicó la agencia IPS, mostrando un planteamiento que tendría fundamento en la idea expuesta en el 1957, por el brasilero Celso Furtado, según la cual “La gran cantidad de divisas generada por la exportación de un recurso natural no renovable, como el petróleo, cuyo precio nada tiene que ver con los costos de producción, lleva a una "sobrevalorización externa de la moneda" que "tiende a provocar la desorganización de importantes sectores productivos" en un país que tiene baja actividad a excepción del sector de hidrocarburos, habría expuesto Furtado refiriéndose a Venezuela.
Tal cuestionamiento, vuelve ha ser puesto de moda en el vecino país, de acuerdo a la agencia informativa, al señalar que “La ocurrencia de esa enfermedad es apuntada en Brasil desde el año pasado por Luiz Carlos Bresser-Pereira, ex ministro de Hacienda y de la Reforma del Estado, quien atribuye al abultado superávit comercial obtenido por las exportaciones agropecuarias un papel idéntico al del petróleo en Venezuela y el gas natural en Holanda.
El caso es que refieren que la crisis financiera mundial habría corregido en nuestros vecinos, la excesiva sobrevaluación del real, provocada por la política del Banco Central, alejando temporalmente los temores de la "enfermedad holandesa", que bien podría llamarse venezolana en el mundo en desarrollo.
Esto es, en pocas palabras, criticar indirectamente el modelo político y económico que actualmente está construyendo Venezuela, de una manera subrepticia al traer y exponer como una referencia válida una opinión expuesta hace 50 años atrás dejando entrever que aquellas críticas de Furtado en 1957, de haber identificado lo que ocurría en el país como, presuntamente, “el subdesarrollo con abundancia de divisas”, no sólo pareciera estar vigente sino que se trata de un fenómeno que presuntamente afectaría a Brasil, por efectos del petróleo descubierto y ahora se transforma en una potencia y exporte abundantes hidrocarburos, pero que dicha nación no tenga suficiente capacidad “de hacer del petróleo una fuente de desarrollo”, según el profesor Julio Gomes de Almeida, de la Universidad de Campinas y consultor del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial, creado por empresarios en 1989.
Hay una especie de sutil descalificación en el fondo de todo esto pues, pese a que en la vecina nación se habla de crear un fondo (parecido a uno que existe en Noruega) con el fin de transformar la riqueza petrolera en beneficios para toda la población, especialmente para las futuras generaciones, con inversiones en educación y presuntamente evitando “la maldición” del petróleo o la enfermedad holandesa”, como indica la agencia IPS, se deja colar un último párrafo, atribuido al profesor Almeida y quien destacaría que Brasil no es Noruega y que será más difícil en esa nación que se tenga la capacidad de “hacer del petróleo una fuente de desarrollo”, sugiriendo que Brasil está más cerca de Venezuela no sólo geográficamente.
Sin apasionamiento
Si observamos los hechos claramente, sin apasionamiento alguno, no vemos las razones por las cuales se pretenda descalificar a un país, ignorar sus posibilidades, cuestión en la que se hace gala parecida a la de los presuntos expertos en pronosticar el futuro, horoscopistas, con el fin de enfatizar que el petróleo afectará a Brasil porque anda más que geográficamente cerca de Venezuela.
No se dice en la información, que consideramos tendenciosa y parcializada, que Venezuela construye un modelo de desarrollo diferente, que tiende a apartarse del capitalismo, modelo que prácticamente ha desvalijado a buena parte de los países del mundo, que ha elevado miserablemente los niveles de pobreza, de analfabetismo y que ha auspiciado un orden universal que se maneja por la fuerza militar y la agresión para preservarlo.
En estos momentos, puede decirse, Venezuela mira otros horizontes e intenta alejarse de la competencia especulativa del capital y buena parte de su presupuesto va dirigido a la educación, salud, ciencia, tecnología, creación de empresas de gestión social, recuperación de tierras y entrega a los campesinos a fin de aumentar la producción alimenticia y reivindicar el papel de la tierra en una nación que en el pasado fue totalmente de tradición agrícola; realiza convenios y tratados con países que antes ignoraba, auspicia el ALBA para apoyar el desarrollo de otros países con un modelo comercial basado en la complementación y la solidaridad y no en la especulación; plantea la creación de un gasoducto por todo nuestro continente sureño, crea Petrocaribe para ayudar a las naciones del Caribe, coloca un satélite de telecomunicaciones para apoyar a todas las naciones desde Centroamérica, pasando por el Caribe y hacia el sur del continente sureño, todo esto con la finalidad de conducirse por un sendero de mayor justicia para los ciudadanos.
Pero de eso no se habla en los medios de comunicación, que siguen su línea comercial de explotación publicitaria, porque se trata de un país que lucha por desanudarse de un modelo eminentemente capitalista y expoliador que no respeta vidas ni normas.
Esa es la realidad que todos los medios de comunicación en Latinoamérica, (profundamente mercantilistas y asociados al gran capital) ocultan a los ojos de los ciudadanos de sus respectivos países, ofreciéndoles a través de la prensa escrita, radio y televisión, modernos espejitos como dádivas, igual que cuando llegaron los españoles a nuestro continente.