Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 7 de agosto de 2011

Bolívar legó al futuro la verdad de la amenaza estadounidense

 

 



El upatense Freddy Yépez en su ensayo “El antiimperialismo e internacionalismo de Bolívar”, al referirse a la visión que el Libertador tenía sobre Estados Unidos, encabeza el punto indicando que “Si algo legó al futuro el Libertador Bolívar como la verdad verdadera internacional más importante de su tiempo fue avizorar lo que sería Estado Unidos para la América”. 
Y, ciertamente, ha sido y sigue siendo para venezolanos y latinoamericanos una gran verdad, es decir, que esa nación se convertiría en una amenaza para los habitantes de Centroamérica, el Caribe y el continente suramericano, porque no es secreto alguno que los líderes de esa nación se han caracterizado por intentar manejar no solo los destinos de nuestros países sino nuestros recursos, para lo cual se han valido de todas las triquiñuelas posibles.
Anotó Yépez que “El Congreso Anfictiónico de Panamá se inauguró el 22 de junio de 1826, cuando ya los caudillos, con suprema ambición de mando nacional, no mostraban casi ningún interés por la unión internacional de los estados latinoamericanos y, mucho menos, por la integración de los pueblos de la América Meridional. A las clases y sectores populares carentes de medios de producción o de bienes para una subsistencia digna poco les importaba la unión o desunión, siempre y cuando hubiera política que contribuyera a la solución de sus más urgentes necesidades materiales. Esta era la verdad en ese tiempo, porque de haberles interesado la idea del Libertador, nadie debería dudar de las revueltas que se hubiesen producido en apoyo al gran conductor de naciones y pueblos, Simón Bolívar”.  
Desprendimiento de los ideales  
Un asunto observamos con lógica claridad y es que para aquel tiempo, las regiones liberadas por el héroe suramericano se encontraban en un proceso de recuperación socioeconómica, mientras los herederos de las victorias gestadas por el Libertador se desprendían de los ideales y asumían, como lo hicieron, sus intereses personales. Simón Bolívar araba en el mar con su propuesta de unificar a los nuevos países en una gran nación.
La lucha internacional
Refiere el ensayista que “Para Bolívar, la independencia de una nación no podía interpretarse  sin la independencia de otras naciones; es decir, sin la lucha internacional y solidaria por el objetivo común, la estrategia de un mismo fin”.
Para este autor, nuestro héroe suramericano había previsto dadas las características como nacía EE.UU., con una amplia economía, “la formación de un imperio para someter  a su designio al resto de las naciones del continente americano. De allí su interés y la lucha por la unidad latinoamericana, mientras que la dirigencia política gobernante de Estado Unidos lo hacía por la división, la desunión de nuestros países y pueblos, para así coronar su reinado imperialista. Y en América Latina no faltaban los epígonos de las autoridades gringas”. 
Revisar la ingerencia
Si revisamos el rol de la ingerencia de los Estados Unidos en nuestro continente suramericano, habría que escribir mucho, de modo que nos limitamos con citar un solo ejemplo, como es el caso de Cuba, nación que viene soportando un inmoral asedio por parte del imperialismo estadounidense, a punto que éste país de origen anglosajón, que se encuentra en una devastadora crisis económica, piensa invertir cerca de 200 millones de dólares en planes contra la revolución cubana, intentando, como siempre ha hecho crear un desequilibrio en la sociedad de la isla del prócer Martí.
Adiciona Freddy Yépez que “El Estado estadounidense, con su perniciosa política de aparente neutralidad, venía dando prueba de sus rasgos de ave de rapiña, su ambición de tonina, para predominar sobre América Meridional. En 1817 dos barcos (Tigre y Libertad) -¡que ironía!-, de comerciantes gringos, fueron retenidos por los patriotas en Guayana, cuando trataban de hacer llegar armas y otros recursos bélicos al ejército español. El gobierno de Estado Unidos, ofendido como suele sentirse cuando le descubren su macabro intervencionismo contrarrevolucionario en los asuntos de otras naciones, no solo exigió la devolución de las naves, sino también –prueba del descaro-indemnización por daños causados a los neutrales”.
El alerta del Libertador
Sostiene Freddy Yépez en su trabajo que el Libertador, en 1918 “alertaba sobre la actitud de los mandatarios gringos en relación con la lucha independentista de las naciones latinoamericanas”.
Enriquece el autor el planteamiento anterior al seguir comentando el caso de las citadas naves, indicando que “Bolívar le dijo a Irvine (Bautista, enviado estadounidense) en Angostura que “Los ciudadanos americanos (…) olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado  y ejecutado burlas al bloqueo y el sitio de las plazas de Guayana y Angostura, para da armas a unos verdugos y para alimentar unos tigres, que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana…No son neutrales los que prestan armas y municiones de boca y de guerra a unas plazas sitiadas y legalmente bloqueadas”.
Por cierto, valga el detalle: Existe una publicación que reseña la web Bicentenario de las Américas, aunque no leída por nosotros, que trata sobre las comunicaciones entre Simón Bolívar y Juan Bautista Irvine, agente enviado por el gobierno estadounidense para tratar el caso de las goletas capturadas por los patriotas, Constancia Histórica Venezuela Vs. USA. La nota de la web señala que La correspondencia entre Bolívar e Irvine es el primer enfrentamiento entre un país latinoamericano con los Estados Unidos. La altura intelectual de Bolívar, el conocimiento de las relaciones internacionales y del Derecho de gentes, colocan en su lugar al agente de U.S.A. Irvine utiliza el lenguaje de la escuela de Washington; prepotencia, desconocimiento, mentira, falsa ironía y desvío de los problemas que trata el asunto aludido”.

YÉPEZ, Freddy
El antiimperialismo e internacionalismo de Bolívar
1ra. Edición 2007
Consejo Nacional de la Cultura
Ministerio del Poder Popular para la Cultura       

lunes, 1 de agosto de 2011

La falsedad multiplicada por la publicidad del imperialismo


Siempre es bueno aclarar y reiterar que cuando el Libertador hablaba o escribía sobre América, su referencia, estrictamente, se ubicaba regionalmente entre México hasta la Patagonia, en Argentina y, por supuesto, incluía a todo el Caribe.
Y este tópico, dentro de la gran historia que tiene Venezuela y nuestro sureño continente, fue abordado muy especialmente por Miguel Acosta Saignes, reconocido antropólogo, etnohistoriador, periodista, fundador en la Universidad Central de Venezuela, UCV, del Departamento de Antropología y de los estudios de periodismo en la conocida casa de estudios.
Decano de Humanidades y Educación, este notable investigador, en su libro “Bolívar, Acción y Utopía del hombre de las dificultades” (la primera edición fue publicada por la Casa de las Américas, en Cuba, en 1977), deja muy claro que cuando el Libertador se refería a la América o nuestra América, se refería a esa gran región que, para entonces, se encontraba bajo la influencia y el gobierno español. Y en ese orden, el fallecido y talentoso investigador que era Acosta Saignes escribía:
“En la innumerable bibliografía relativa al Congreso de Panamá, gran parte está dedicada a demostrar sofísticamente que Simón Bolívar convocó a la reunión de 1826 con el pensamiento puesto en la unión de todos los países de lo que geográficamente conocemos  como el continente americano. La falsedad es multiplicada por todos los medios de publicidad del imperialismo. Alcanza a la gente ingenua y aun a muchos historiadores que no estudian específicamente lo relativo al proyecto de anfictionía. Desde luego, otros numerosos investigadores medran de la propagación consciente de una falsedad que no es difícil demostrar, porque ellos no practican la verdad de las ciencias. Propagan elucubraciones políticas que sustentan falsas posiciones históricas”.
El daño de los falsos análisis
El notable Miguel Acosta Saignes fue mucho más crítico cuando comentó que “En algunos países latinoamericanos, como Venezuela, se completa el daño al país con la anulación de los estudios históricos, así, la mayoría puede aceptar  todas las afirmaciones que sobre el pasado hagan unos cuantos que elaboran libros con falsos análisis. Coadyuvan a la construcción, totalmente consciente, de grandes redes de sofismas. Poco a poco se va elaborando una historia falsa, lo cual no quiere decir que haya existido otra totalmente llena de verdades, Como las ideas dominantes, en cualquier época de las sociedades de clases son las ideas de la clase dominante, es claro que todavía no se ha escrito una verdadera historia de América  ni de sus países, porque primero estuvo el escribirla  en mano de los colonizadores, posteriormente de sus seguidores criollos y durante el presente siglo (XX), tanto en manos de estos como de los intelectuales sometidos al imperialismo, en diversos grados”. 
¿Qué historia escriben los dominados?
La interrogante que plantea el intertítulo anterior es sencilla y hasta lógica, pero Acosta Saignes tuvo razón en su planteamiento porque ¿Qué historia podían escribir quienes eran sujetos de dominación? Nuestros aborígenes, en general,  tenían modos y experiencias diversas de vida y así, unos eran pescadores, otros cazadores y otros tenían capacidad para cultivar, todos con el manejo de sus propias herramientas.
En otras latitudes como en las regiones que hoy ocupan México, Guatemala y Perú, los niveles de conocimiento fueron superiores  pero tanto sus habitantes como los caribeños y parte del continente suramericano, fueron objeto de la dominación española y portuguesa, y como era de esperarse, nunca llegaron a constituirse en los sujetos de las historias que se escribieron sino en el complemento directo. Pocas historias del padecimiento de los vencidos  en tierras mexicanas, por ejemplo, se conservaron como las descritas  por el antropólogo, historiador, filólogo y filósofo, Miguel León Portilla, quien hurgó con la paciencia del investigador en los pueblos prehispánicos de México. Una de sus obras muy reconocidas fue La Visión de los Vencidos, editado por primera vez en 1959, en donde aborda la cruda conducta que exhibieron los conquistadores españoles en suelo mexicano, narrada por los mismos aborígenes en los pocos dibujos que se salvaron de la fiereza española.
Lo que quedó asentado en las historias de nuestros pueblos siempre fueron las narraciones de quienes tuvieron la fuerza de las armas y el poder político delegado, todo hasta que los criollos, influenciados por un pensamiento más libertario y separatista en las distintas regiones, comenzaron a mostrar ideas distintas a los dominadores dando inicio a las rebeliones contra los españoles, y aún así, los sectores más conservadores y dueños del capital, continuaron escribiendo historias bajo sus visiones.  
Las naciones depredadoras del mundo, con sus aliados de los grupos económicos de los países menos fuertes, siempre han manejado las políticas y economías de éstos últimos. Se han valido de una feroz propaganda  y de una andanada de dinero para intentar convencer a sus habitantes de que llevan una vida errada y que el futuro consiste en seguirles a ellos. A eso se enfrentó Simón Bolívar y otros grandes próceres y hoy, sus seguidores en este continente suramericano y en el resto del mundo, continúan enfrentándose y poniendo al descubierto esa historia sin verdad que han escrito y desean continuar vendiendo.