Pedro Estacio
No
tenemos conocimiento científico de que los animales mientan, aunque
hay la creencia de que algunos utilizan ciertas estrategias para
engañar y otros usan, al parecer también estrategias para enamorar
a las hembras que pertenezcan a sus géneros, lo que también algunos
aprecian como una tendencia que existe en algunos seres humanos.
Pero
lo cierto de todo, es que merodeando el tema nos enfrentamos a algo
muy contundente y que según algunos científicos existe entre los
humanos a partir de los seis meses en adelante, como es mentir (aquí
será en la conducta), realidad muy minúscula en los primeros
tiempos de vida y a lo que no le dan importancia las personas salvo
aquellos que investigan al ser humano.
Sin
observar otros detalles, me sumerjo en algo que realmente puede ser
inocente y también muy peligroso, como es la mentira, una realidad
mas cotidiana que el amanecer, porque aunque algunos lo quieran
negar, todos los ciudadanos del mundo mentimos, algunos sin saberlo,
unos porque repiten como el loro lo que otros exclaman; algunos otros
porque no comprenden y muchos mas lo hacen a conciencia y bastante. porque
se acostumbraron a mentir.
Tenemos
los que mienten a conciencia y no les importa un pito hacerlo, como
está ocurriendo en estos momentos en algunos medios y redes y en los
que comparten ganancias con los que pagan porque se mienta.
Lo
que era o es conocido como la mentirilla blanca, que es una especie
de tapa de frasco, suele ser, aparentemente, casi nada dañina, como
la que se les dice a los niños. Aquí hay que introducir un elemento
desconocido, y es que no sabemos cómo impacta la mentirilla blanca
en los pequeños.
La
mentira también entra en los centros educativos con mucha
frecuencia. Se miente cuando se dice que fue imposible entrar a
clases por X razón, o bien para escucharla o para dar la clase.
Los
hogares no escapan a ello, ya que es el primer nido de la mentira.
Los programas televisivos están cansados de plantear la discusión
sobre la mentira entre parejas y demás seres que viven juntos. Ni
hablar entre los vecinos y en clubes y demás.
En
las organizaciones políticas hay de todo eso, porque además de la
mentira existe la envidia, zancadilla, el rumor y el odio que suele
asomar cuando todo llega a formar parte del escándalo y sin el
mismo.
Los
gobiernos jamás escapan de los espectáculos que hacen con las
mentiras. No podemos olvidar aquella mentira económica nacional de
Jaime Lusinchi, quien dijo ser engañado, pese a que uno de sus
empleados le había dado a entender que el país era una tacita de
plata, cuando era todo falso.
Sobre
la mentira hay la posibilidad de escribir mucho y sería interesante
la participación de algunos clérigos, porque ellos tienen una
historia de mentiras mas larga que un viaje intergaláctico. Hay
mentiras para hacer hasta libros, yo solo escribo par de cuartillas.
Si
alguien se le ocurre decir que no ha mentido, pues urge manejar toda
la ciencia y la tecnología para saber cómo es eso posible, cómo ha
podido ser execrada la mentira de las sociedades del mundo,
especialmente de las desarrolladas,donde mas abunda la mentira.
Y
esto de la mentira en los países desarrollados merece punto y
aparte, porque quienes presuntamente dirigen los destinos de las
naciones desarrolladas, son los que han perfeccionado las mentiras
para poder controlar y decidir lo que deben hacer las naciones
aparentemente menos desarrolladas, como las inmorales e ilegales
medidas que algunos han impuesto, muy notorio como Estados Unidos y
algunos europeos, sobre naciones que no hacen lo que ellos desean.
Es
bueno añadir otro asunto de lo cual no escapan los ciudadanos de
Latinoamérica, el Caribe, África y Asia, como es que no han podido
escapar del proceso de transculturación que han recibido desde hace
años y, como es razonable y no debemos olvidar, la mentira siempre
llega en el paquete a través del cine, la televisión y las redes.
Ante
problema tan gigante y de siglos, lo que decimos y sugerimos, sin
meternos de lleno en la historia de la mentira, es que las
revoluciones como la nuestra, deben incluir en sus planes y programas
la idea de execrar para siempre la mentira de su geografía, porque
el daño que hace el mentir, no es solo para ponerle una cinta adhesiva y listo. Todo lo contrario, requerimos todo un proceso
educativo que nos permita enfatizar en la verdad y la honestidad,
porque es la via que nos podrá conducir hacia el verdadero
desarrollo del país y la región. No hay otra senda para las
sociedades que aspiran vivir en crecimiento, armonía y paz entre sus
miembros.
¡No
olvidemos que la mentira suele andar por todos lados!