Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 8 de julio de 2017

Francisco de Miranda: Un criollo con dimensión histórica mundial


“El drama de un precursor es el de ser un hombre incomprendido: sus contemporáneos no entienden su mensaje".

Diversas opiniones y enfoques que, de inmediato transcribo, llevan como mensaje a quienes lean sobre el Generalísimo Franciscos de Miranda la necesaria intención de comprender quien fue aquel hombre  que soñó por todos los habitantes de este continente una patria unida y libre y diferente frente al resto del mundo.
Mariano Picón Salas, venezolano, amplio activista del escribir, ensayista, novelista, poeta, cuentista, crítico y cronista histórico tuvo su sentir sobre el Generalísimo  y lo dejó sentir en su obra Miranda, de la Colección El Dorado, de Monte Ávila, que hizo dos ediciones: 1995 y 2016.
Y así escribió Picón Salas:
“El tema Miranda, para un drama psicológico y político, drama de eterna vigencia porque inciden en él, como en muchas tragedias colectivas de nuestro tiempo, lo individual y lo social, el irracionalismo y la lógica, la cultura y el instinto, siempre me fascino como proyecto literario”.
 Y si de esa manera lo asumió este insigne escritor, la profesora Marie-Cécile Bénassy, de la Universidad Paris III, también nadó cerca de esas aguas en la que siempre pareció estar el guerrero Miranda.
La profesora Bénassy se expresó de esta forma:
“El drama de un precursor es el de ser un hombre incomprendido: sus contemporáneos no entienden su mensaje. En cuanto a sus lejanos descendientes, estos terminan por olvidar al hombre cuyas ideas forman ya parte del patrimonio común”.
Esa opinión la vierte la docente en el prefacio del libro que escribió la profesora Carmen Bohórquez, también docente universitaria, Doctora en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos, y además filósofa, Carmen Bohórquez y que lleva por título  Francisco de Miranda, Precursor de las Independencias de la América Latina.
Tampoco es fácil para este periodista intentar, porque de eso se trata, acercarnos a Francisco de Miranda, quien se nos presenta como un Aquiles, invencible, solo derrotado al ser herido en su talón, mientras él, guerrero del nuevo continente, se movía con hidalguía por las rutas abiertas del mundo, sin adivinar que iniciaría su caída en las tierras que le vieron nacer.
Porque tampoco podemos olvidar, acontezca lo que acontezca, que, como escribió mariano Picón Salas, Miranda fue “…el primer criollo de dimensión histórica mundial; el primero que en aquel extraño siglo XVIII, propicio a las naturalezas fascinadoras y a la vez nocturnas  como la suya,  se empinó sobre los campanarios coloniales y recorrió el mundo en viajes y peripecias, comprendiendo  y participando en el juego de la política europea, y tratando de aprovecharlo para la revolución de independencia hispanoamericana”.

Miranda y el periodismo 

El lituano José Grigulievich Lavretski, autor de Miranda, La vida ilustre del Precursor de la Independencia de América Latina (libro reimpreso (03/2006) por instrucciones del Contralor General de la República, Clodosbaldo Russián Uzcátegui y prologado por Roy Chaderton Matos), nos muestra un faceta muy poco conocida del prócer latinoamericano Francisco de Miranda.   
Durante los primeros meses de 1810, Sebastián Francisco, le envía comunicación al Coronel Smith, en Estados Unidos en la que le escribe:
-“Los acontecimientos se desarrollan a favor de nuestra patriótica causa. Las últimas noticias recibidas de Quito, Perú y Buenos Aires prometen la libertad en forma de gobierno elegido por el pueblo”.    
El patriota estaba entusiasmado, esperanzado de que todas las colonias españolas alcanzarían la libertad, pese a “la torpeza española y la estupidez inglesa”.
Por aquel entonces “Miranda se muestra más activo que nunca. Ahora de conspirador se transforma en periodista, comienza a editar su propia Revista, El Colombiano, en español, primer órgano de prensa que hiciera agitación por la independencia de las colonias. Su tirada era pequeña, de 250  ejemplares tan solo, pero grande su popularidad”.   El primer número de El Colombiano, de acuerdo al escritor Grigulievich,  sale el 15 de marzo de 1810 y su artículo de fondo estaba centrado en que, los “trágicos acontecimientos en la Península Ibérica exigían de 105 habitantes del Continente Colombiano la adopción de resoluciones acordes con sus intereses. La Revista prometía informar a sus lectores de los acontecimientos en Europa, información que les valdría para tomar decisiones contribuyentes a su futura felicidad”. 

La independencia del Continente Colombiano

Es más, Miranda dejaba claro en la Revista que, “Ya hace tiempo que la independencia del Continente Colombiano se considera como un hecho inminente. Los pueblos tienen puesta la mirada en el Nuevo Mundo, todos desean saber qué decisión toma frente a la crisis por la que actualmente atraviesa la monarquía española”.
Por cierto, por aquellas cosas del destino, más de dos siglos después, los pueblos no solo de Latinoamérica, sino del mundo, tienen puesta la mirada en la revolución bolivariana de Venezuela. Aprecian los logros de una revolución no solo liderada por sus líderes actuales sino por el espíritu de sus próceres y héroes libertadores, como el mismo Sebastián Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José Félix Ribas, Rafael Urdaneta y una gran pléyade de luchadores.
El Colombiano también reproducía –como hoy lo hacen todos los medios- artículos de otros órganos radicales como El Español, el cual era impreso en Londres y en el que se exhortaba a que se hiciese una revolución en tierras españolas y en el que se les decía a los ciudadanos:
-“Si el fuego de la revolución os asusta, si teméis incluso pensar en libertad, entonces vuestro destino será siempre ser esclavo”, sentencia que, actualmente en este 2017, está más vigente que nunca.   
Pero de vuelta a lo que hacía en materia de periodismo Sebastián Francisco de Miranda, la lectura del libro de Grigulievich nos dice que de dicho medio, El Colombiano, solo aparecieron cinco números, el último fue publicado el 15 de mayo de 1810. Tanto en Londres como en otros centros coloniales, se enteraron de los escritos de El Colombiano y hasta fueron reproducidos en la misma Venezuela y Argentina.  
Pero este prócer estuvo muy entusiasmado con la comunicación editorial de aquella época. Fue parte activa en la publicación –junto al ecuatoriano José María Antepara- de la obra Emancipación sudamericana. También su influencia se dejó sentir en la vista literaria  Edimburg Review, donde su Director, James Mill, escribió La Liberación de Hispanoamérica, valiéndose de materiales suministrados por Francisco de Miranda.       

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