“El
drama de un precursor es el de ser un hombre incomprendido: sus contemporáneos
no entienden su mensaje".
Diversas opiniones y
enfoques que, de inmediato transcribo, llevan como mensaje a quienes lean sobre
el Generalísimo Franciscos de Miranda la necesaria intención de comprender
quien fue aquel hombre que soñó por
todos los habitantes de este continente una patria unida y libre y diferente
frente al resto del mundo.
Mariano Picón
Salas, venezolano, amplio activista del escribir, ensayista, novelista, poeta,
cuentista, crítico y cronista histórico tuvo su sentir sobre el
Generalísimo y lo dejó sentir en su obra
Miranda,
de la Colección El Dorado, de Monte Ávila, que hizo dos ediciones: 1995 y 2016.
Y así escribió
Picón Salas:
“El
tema Miranda, para un drama psicológico y político, drama de eterna vigencia
porque inciden en él, como en muchas tragedias colectivas de nuestro tiempo, lo
individual y lo social, el irracionalismo y la lógica, la cultura y el
instinto, siempre me fascino como proyecto literario”.
Y si de esa manera
lo asumió este insigne escritor, la profesora Marie-Cécile Bénassy, de la
Universidad Paris III, también nadó cerca de esas aguas en la que siempre
pareció estar el guerrero Miranda.
La profesora
Bénassy se expresó de esta forma:
“El
drama de un precursor es el de ser un hombre incomprendido: sus contemporáneos
no entienden su mensaje. En cuanto a sus lejanos descendientes, estos terminan
por olvidar al hombre cuyas ideas forman ya parte del patrimonio común”.
Esa opinión la
vierte la docente en el prefacio del libro que escribió la profesora Carmen
Bohórquez, también docente universitaria, Doctora en Estudios Ibéricos y
Latinoamericanos, y además filósofa, Carmen Bohórquez y que lleva por
título Francisco de Miranda, Precursor
de las Independencias de la América Latina.
Tampoco es fácil
para este periodista intentar, porque de eso se trata, acercarnos a Francisco
de Miranda, quien se nos presenta como un Aquiles, invencible, solo derrotado
al ser herido en su talón, mientras él, guerrero del nuevo continente, se movía
con hidalguía por las rutas abiertas del mundo, sin adivinar que iniciaría su
caída en las tierras que le vieron nacer.
Porque tampoco
podemos olvidar, acontezca lo que acontezca, que, como escribió mariano Picón
Salas, Miranda fue “…el primer criollo de
dimensión histórica mundial; el primero que en aquel extraño siglo XVIII, propicio
a las naturalezas fascinadoras y a la vez nocturnas como la suya, se empinó sobre los campanarios coloniales y
recorrió el mundo en viajes y peripecias, comprendiendo y participando en el juego de la política
europea, y tratando de aprovecharlo para la revolución de independencia
hispanoamericana”.
Miranda y el periodismo
El lituano José
Grigulievich Lavretski, autor de Miranda, La
vida ilustre del Precursor de la Independencia de América Latina (libro reimpreso (03/2006)
por instrucciones del Contralor General de la República, Clodosbaldo Russián
Uzcátegui y prologado por Roy Chaderton Matos), nos muestra un faceta muy poco conocida
del prócer latinoamericano Francisco de Miranda.
Durante los
primeros meses de 1810, Sebastián Francisco, le envía comunicación al Coronel
Smith, en Estados Unidos en la que le escribe:
-“Los
acontecimientos se desarrollan a favor de nuestra patriótica causa. Las últimas
noticias recibidas de Quito, Perú y Buenos Aires prometen la libertad en forma
de gobierno elegido por el pueblo”.
El patriota estaba entusiasmado,
esperanzado de que todas las colonias españolas alcanzarían la libertad, pese a
“la torpeza española y la estupidez
inglesa”.
Por aquel entonces “Miranda se muestra más activo que nunca. Ahora
de conspirador se transforma en periodista, comienza a editar su propia Revista, El Colombiano, en español, primer
órgano de prensa que hiciera agitación por la independencia de las colonias. Su
tirada era pequeña, de 250 ejemplares
tan solo, pero grande su popularidad”. El primer número de El Colombiano, de acuerdo al escritor Grigulievich, sale el 15 de marzo de 1810 y su artículo de
fondo estaba centrado en que, los “trágicos
acontecimientos en la Península Ibérica exigían de 105 habitantes del
Continente Colombiano la adopción de resoluciones acordes con sus intereses. La
Revista prometía informar a sus lectores de los acontecimientos en Europa,
información que les valdría para tomar decisiones contribuyentes a su futura
felicidad”.
La independencia del Continente
Colombiano
Es más, Miranda
dejaba claro en la Revista que, “Ya hace
tiempo que la independencia del Continente Colombiano se considera como un
hecho inminente. Los pueblos tienen puesta la mirada en el Nuevo Mundo, todos
desean saber qué decisión toma frente a la crisis por la que actualmente
atraviesa la monarquía española”.
Por cierto, por
aquellas cosas del destino, más de dos siglos después, los pueblos no solo de
Latinoamérica, sino del mundo, tienen puesta la mirada en la revolución
bolivariana de Venezuela. Aprecian los logros de una revolución no solo liderada
por sus líderes actuales sino por el espíritu de sus próceres y héroes libertadores,
como el mismo Sebastián Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Antonio José de
Sucre, José Félix Ribas, Rafael Urdaneta y una gran pléyade de luchadores.
El
Colombiano también reproducía –como hoy lo hacen todos los
medios- artículos de otros órganos radicales como El Español, el cual era impreso en Londres y en el que se exhortaba
a que se hiciese una revolución en tierras españolas y en el que se les decía a
los ciudadanos:
-“Si
el fuego de la revolución os asusta, si teméis incluso pensar en libertad,
entonces vuestro destino será siempre ser esclavo”, sentencia
que, actualmente en este 2017, está más vigente que nunca.
Pero de vuelta a lo
que hacía en materia de periodismo Sebastián Francisco de Miranda, la lectura
del libro de Grigulievich nos dice que de dicho medio, El Colombiano, solo aparecieron cinco números, el último fue
publicado el 15 de mayo de 1810. Tanto en Londres como en otros centros
coloniales, se enteraron de los escritos de El Colombiano y hasta fueron reproducidos en la misma Venezuela y
Argentina.
Pero este prócer
estuvo muy entusiasmado con la comunicación editorial de aquella época. Fue
parte activa en la publicación –junto al ecuatoriano José María Antepara- de la
obra Emancipación sudamericana.
También su influencia se dejó sentir en la vista literaria Edimburg
Review, donde su Director, James Mill, escribió La Liberación de Hispanoamérica, valiéndose de materiales suministrados
por Francisco de Miranda.
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