Algunos ciudadanos
de este continente aún siguen pensando que las realidades acerca del encuentro
entre los bien armados españoles y nuestras etnias indígenas fue algo así como
un encuentro maravilloso entre amigos, según suelen presentarlo algunos dibujos
de libracos escritos por gente interesada y no necesariamente por acuciosos e
intelectuales éticos.
Para darnos una
idea de lo que acontecía en aquel tiempo, hemos apelado al importante trabajo
de investigación y publicación del profesor José Manuel Hermoso González,
titular a dedicación exclusiva en la Cátedra
de Historia de Venezuela de la Facultad de Ciencias de la Educación de
la Universidad de Carabobo. En su libro “Pueblo Protagónico 1498-1798”, como
dice una de las solapas del mismo, “el autor nos muestra como el conocimiento
de las luchas populares se hace más interesante y más útil para la elevación de
la conciencia colectiva y para impulsar los cambios sociales, en la medida en
que la época en que se viva sea más dramática y accidentada”, cita solamente
identificada por las letras (DMP).
Lucha contra los violentos y arbitrarios visitantes
Para este
investigador, la primera guerra por la independencia se la debemos al cacique
Guaicaipuro, abanderado de las guerras indígenas por la independencia y para
ser un poco más claro, líder de esas iniciales batallas contra los forasteros
que llegaron a nuestras costas en grandes naves –para las etnias- buscando las
maneras de cómo hacerse sus dueños y por ello la persecución de los indígenas,
el robo de las mujeres, las matanzas y el también robo de sus bienes y de aquellos
que la naturaleza mostraba y a todo lo
que pudieran sacarle valor.
Refiere el
investigador que “En efecto, se trató de
una verdadera guerra, tanto por su
duración, la cantidad de protagonistas y el número de batallas, como por las
dimensiones del espacio geográfico que le sirvió de escenario y de territorio
en disputa. Fue una verdadera guerra de resistencia de los primigenios
ocupantes de esta región americana
contra los violentos y arbitrarios visitantes que quisieron adueñarse ‘manu
militare’ no solo del espacio sino de sus habitantes.
Más adelante, el
profesor de historia plantea interesante al señalarnos que los aborígenes de
estas tierras, con su natural y lógico enfrentamiento “nos dieron una primera
gran lección de lucha por la libertad” y muy para los tiempos actuales en
Latinoamérica, tierras en la que hay una dinámica política de lucha por la
soberanía, la libertad y la defensa de la tierra.
Para aquel
entonces, que el historiador data en 70 años después de la primera llegada de
los europeos a esta parte del continente, es que comienza a germinar el pueblo
venezolano, ya embarcado en esa integración étnica y uno de los ejemplos que
cita este docente de la Universidad de Carabobo, es precisamente a Francisco
Fajardo, un mestizo hijo de español y una indígena Guaiquerí.
Este ser que no era
ni blanco ni indígena, para algunos era visto como un traidor a su raza y un
ser alevoso. Fajardo, cita el profesor Hermoso González “…-colaborador en el
proceso de opresión de aquellos ‘hermanos de raza’ de su madre- va a
convertirse en un nuevo factor de manipulación contra los aborígenes a favor
del conquistador español”.
Esa especie de
episodio del pasado que escribe el profesor Hermoso González, nos traslada al
presente venezolano y nos permite reflexionar sobre otras imágenes, de
supuestos venezolanos, que parecieran haber asumido el espíritu y personalidad
de Fajardo, hasta llegar, con sus mentes híbridas a desconocer a su país y
cantar en alabanzas, acompañados con el sonido del dinero, que otras naciones
invadan el país donde nacieron. ¡El mundo al revés! Como solía decir el
fallecido Eduardo Galeano.
El primer traidor y nuevo factor de manipulación
Para este
historiador, Francisco Fajardo se convierte en el nuevo factor de manipulación
contra los hermanos de raza de su madre y siempre a favor de las huestes
extranjeras que arribaron cargados de armas desconocidas “…y así se convierte en el primer gran enemigo no europeo de los originarios
ocupantes de estos territorios”.
“El
mestizo Fajardo, un ‘criollo’ mitad español mitad indígena será el primer
venezolano que traiciona a su tierra y a su gente para aliarse con los poderes externos que expolian y saquean el territorio. Aunque
nacido acá, Fajardo será un conquistador, un opresor de su propio pueblo”.
Aunque Pueblo
Protagónico (1498-1798) fue escrito antes de 2008 e impreso en esa fecha, es interesante
apreciar ese carácter vidente de la escritura, pues 10 años después los
venezolanos han visto y oído a individuos cuyas conductas parecieran haber nacido
como desprendidas del Francisco Fajardo surgido siglos antes.
Ladino en cautelosa y estudiada actitud
Según las
investigaciones del profesor Hermoso González, Francisco Fajardo sale de la
isla de Margarita (Hoy estado Nueva Esparta) con destino a las costas de la región
central en el transcurso del año 1555, en un par de naves identificadas como
piraguas con unos cuarenta guaiqueríes y unos cuatro mestizos.
“En este primer
viaje –escribe el autor del libro-, Fajardo, ‘ladino y resabiao’ no llega en
plan de guerra, sino en cautelosa y estudiada actitud, dándose a conocer y
limitándose a intercambiar diversos
productos con los pobladores aborígenes. Luego de ‘estudiar el terreno’ decide
regresar a Margarita”.
Lo cierto de todo
es que Fajardo regresa un par de años después. Viene de una forma distinta:
Acompañado de su madre la cacica Ysabel, 100 indígenas y 10 españoles. Asume un
comportamiento amistoso, se reúne con varios caciques y obtiene un permiso para
fundar un poblado. Hay indígenas que se la llevan bien con él y otros no confían. Como hay cierta resistencia, hace ahorcar a uno
de los caciques y allí comienzan los problemas para él, al punto que debe
regresar a la isla de Margarita.
Insiste el mestizo
Fajardo en acercarse de nuevo a las costas centrales en 1559 y es repelido. Nos
ilustra el investigador que, tiempo después, “…toma posesión del Valle de Maya
(Valle de Caracas) y le bautiza como
Valle de San Francisco, donde se establece. El gobernador le envía varios hombres de armas y le nombra
su Teniente General para la conquista de la región y el sometimiento de los
indios caracas y los indios Teques”.
Desciende Fajardo
en 1560 al litoral y funda lo que muchos ignoran, es decir, el pueblo El
Colado, que hoy conocemos como Caraballeda, “…la cual con su respectivo cabildo
se convirtió en la ciudad más importante de la región central durante esos años”.
Comienza la lucha de Guaicaipuro
Es desde aquel entonces,
de acuerdo a nuestro autor, que comienza todo ese proceso de luchas contra las
huestes españolas y que comienza la gran movilización militar del cacique
Guaicaipuro “…y de su estado mayor integrado por Paramaconi, Terepaima,
Cayaurima, Tiuna, Tamanaco, Caurimare y tantos otros como Guaicamacuto, Guarauguta,
Aricabacuto, Chacao y Baruta”.
Con una mentalidad
ladina el híbrido Fajardo se las ingenia para dividir a los aborígenes, capta
algunos y para ello, como dice Hermoso González, se vale de su condición étnica
de mestizo y con el apoyo de la madre indígena logra su cometido debilitando la
combatividad de los nativos, pero Guaicaipuro interviene y “…con su estrategia
unificadora logra impedir la división que buscaba Fajardo y se convierte así en
el primer gran caudillo de la lucha por la libertad en territorio venezolano.
Por este camino Guaicaipuro llega a conformar y dirigir un verdadero
ejército de liberación, el cual contó en
algún momento con más de 20 mil efectivos”.
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