Margen de río Orinoco, lugar de los otomacos |
Algunos latinoamericanos
parecieran querer desentenderse de su ADN indígena, y sueñan de modo permanente
codearse con los anglosajones y europeos, en la creencia de que les harán creer
a los demás que ellos son unos blancos maravillosos, ignorando que hay toda una
gran historia muy rica, constructiva y evolutiva como ninguna otra, que viene
desde los primeros pobladores de este continente sureño.
En Latinoamérica y,
particularmente de la región caribeña, ha nacido y corrido en la historia esa
esencia que habla de los indios caribes, de su gran ímpetu batallador, de su
fiereza, de su esencia indómita demostrada ante el imperio español.
Muy cierto.
Pero los indios caribes no
fueron los únicos que poblaron gran parte de la zona norte de nuestro
continente. Cuando revisamos ese libro maravilloso que escribió el profesor
José Manuel Hermoso, de la
Cátedra de Historia de Venezuela, de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de
Carabobo, que lleva por título “Pueblo Protagónico” (1498-1798), Historia de las luchas sociales y políticas
del pueblo venezolano, alcanzamos una identificación plena con aquellos
primeros pobladores de nuestra América del Sur.
El historiador Hermoso nos
actualiza y nos dice que los antiguos cazadores que se encontraban en las
estepas siberianas, “…pasaron al continente americano desde el territorio de lo que posteriormente
sería la Unión Soviética
atravesando el estrecho de Behring, convirtiéndose así en los verdaderos descubridores y primeros pobladores de estas tierras”.
Eso habría ocurrido entre 15
y 12 mil años atrás.
Antes de que toda la
piratería y criminalidad española, anglosajona, holandesa, portuguesa y
francesa se dejara caer por nuestras tierras, los latinoamericanos hemos tenido
una historia de mucho mayor valor y por eso somos diferentes, nuestra ética de
vida siempre ha sido distinta.
En este marco histórico, por
ejemplo, haré referencia a lo que escribe el profesor Hermoso en su libro Pueblo Protagónico, cuando nos habla de
los indios Otomacos.
La impresión que tengo es
que pocos saben que los indios otomacos, poblaron nuestro territorio. Veamos lo
que escribe el catedrático de la
Universidad de Carabobo:
“En las riberas de las
márgenes derechas -lado norte del río Orinoco- habitaban las
tribus de los terribles guerreros conocidos como los otomacos, jurados e
implacables enemigos de los caribes durante mucho tiempo. Los otomacos solo dejaron de enfrentarse a los caribes a partir del momento en que éstos comenzaron a usar armas de fuego
adquiridas de los holandeses”.
Otomacos: Nunca retrocedían
Y registro más de los
otomacos, del libro del catedrático de la Universidad de
Carabobo:
“Conocidos por su temeraria
agresividad, pues nunca retrocedían durante la batalla para la cual se
preparaban consumiendo una yerba muy estimulante llamada yupa que los enardecía envalentonándolos en extremo. No satisfechos
con ello, se enfurecían aún más auto agrediéndose. Se producían heridas en todo
el cuerpo y se lanzaban a la batalla manchados de sangre, con la ferocidad de
tigres hambrientos o de perros rabiosos”.
Luego el historiador nos narra más de los
otomacos, al decirnos que “Por esta preparación para el combate y por su
ferocidad lograron expulsar a los caribes, a quienes en un primer momento habían
recibido muy amistosamente en sus territorios,
hasta que se enteraron que eran muy crueles caníbales que devoraban a sus
prisioneros y esclavizaban a mujeres y niños”.
Fieros guerreros
Y más adelante sigue:
“Por esta preparación para
el combate y por su ferocidad lograron expulsar a los caribes, a quienes en un primer momento habían recibido muy
amistosamente, hasta que se enteraron que eran muy crueles caníbales que
devoraban a sus prisioneros y
esclavizaban a mujeres y niños. A partir
de esa circunstancia y como consecuencia del conflicto, los otomacos se
convirtieron en fieros guerreros y en
permanentes e implacables enemigos de los caribes. Su grito de guerra era: ¡Si
no eres valiente te devorarán los caribes!
“Las mujeres de los otomacos
participaban en las batallas realizando
labores de apoyo, tales como recoger las flechas lanzadas por los adversarios y
ponerlas a disposición de sus combatientes. Como muchas otras tribus del
territorio venezolano, vivían en comunidad, repartiéndose en perfecta igualdad
los productos del trabajo (cosecha, caza
y pesca). Las labores también eran colectivas y organizadas por turnos. Unos
trabajaban mientras otros descansaban”.
La herencia Latinoamérica
No se puede desconocer lo que
está asentado en nuestro ADN. Tenemos una herencia de cientos y miles de años
que permanece con nosotros y que nos induce
a diseñar una historia completamente diferente al resto del mundo. Como
señaló el Libertador Simón Bolívar somos diferentes, no somos blancos, ni
negros, ni indios, somos una mezcla
maravillosa, que algunos han calificado de mágica y, en consecuencia, nuestra
manera de vivir es distinta, nuestro modelo de vida es diferente.
Latinoamérica es, si se
quiere, el continente de la esperanza.
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