Nos dice el trabajo
“Invasión europea y resistencia ante el
Sistema Colonial”, de la colección Memorias Venezuela, del Centro Nacional
de Historia, año 2012 (República Bolivariana de Venezuela) que la compañía alemana
de los Welser estuvo eclipsada por la leyenda sobre el Dorado, en el hoy
Continente Americano.
En la Capitulación
firmada por Carlos V (27 de marzo de 1528) con los negociantes alemanes, estos
prometieron al citado rey pacificar las tierras del Cabo de la Vela y el Golfo
de Venezuela y el Golfo de San Román y otras tierras hasta el Cabo de Maracapana y la misma Santa
Marta y en ese sentido, los teutones emplearían todos sus recursos para alcanzar tal logro.
En ese orden de
cosas, “Explotar, poblar y gobernar” lo que entonces se conocía como Tierra
Firme, serían las directrices principales de la mencionada Capitulación.
Luego de que
Gerónimo Sailer y Enrique Ehinger firmaran el contrato formal, tres años
después llegarían los magnates de la compañía, a saber, Bartolomé Welser y
Antonio Welser.
Se destacaría en aquel
entonces, según reseña el artículo sobre esa invasión europea, una situación en
la que se apreciaban el descontento y la antipatía de los expedicionarios
españoles (En pertinentes imaginamos
que considerarían a los alemanes como intrusos) y, por otro lado la ambición y
el luteranismo de los alemanes. Y en medio de ello llegó Nicolás Federmann, uno
de los conquistadores teutones mas famoso por su afán por el oro y su
sanguinario modo de actuar.
A Nicolás Federmann lo nombran en 1529 “…factor expedicionario y
comercial en América, específicamente en Santo Domingo. Luego de un viaje
azaroso, llegaría a Coro –actual estado Falcón-
en marzo de 1530. Alfinger, gobernador interino de la Provincia de
Venezuela, lo nombraría Capitán General y Alcalde Mayor”.
Así, los dos
alemanes oriundos de la ciudad de Ulm iniciarían una carrera codiciosa por el oro y “la ruta irrefutable de la
destrucción”. Su misma conducta (la de Federmann) l generaría un destierro momentáneo
a Santo Domingo luego a Alemania, donde
Federmann escribiría los actos de expoliación y excesos en los que se
involucró.
Las virtudes humanas de los Caquetíos
Es importante detallar acá lo que el mismo
Federmann escribe, que muestra la voluntad humana de los indígenas:
“En todos estos
pueblos o aldeas de esta provincia de variquecimeto (Barquisimeto) nos dieron
muestras de buena amistad y nos hicieron regalos sin obligarles a ellos, sino
por su propi voluntad y por un valor de tres mil pesos de oro, que son
alrededor de 5 mil florines del Rihn”.
Federmann –dice el artículo de Memorias Venezuela- aceptará someramente, y es
importante resaltarlo, las virtudes humanas de los Caquetíos, principales habitantes
del actual Barquisimeto, pues le regalaban
“voluntariamente por probar s generosidad y no por temor”. “Son gentes
ricas que tratan, elaboran y venden oro”, puntualiza.
En ese mismo
sentido Federmann describe también la variedad de productos agrícolas de las
naciones visitadas: maíz, yuca, batata, auyama, especias y además, la variedad
de su caza: venados, dantas, pescado, entre otras especies animales.
Reseña la colección Memorias de Venezuela que, “ Bajo
esta esta descripción se muestra al indígena como un ser humano productivo, desinteresado,
afectivo y cordial!
Ambición atroz y espíritu traicionero
Tras la actitud
indígena se esconde la ambición y espíritu traicionero de Nicolás Federmann.
Piensa el alemán que los indígenas deben ser fieles a la Corona y a él y si no
es así, pone en marcha su maquinaria de muerte que le habrán de caracterizar en
su gestión.
Un fragmento de
Nicolás Federmann nos dice el tipo de conducta que siempre exhibió:
-“Le hice herrar a una
cadena con los demás (…)dispuse que los cercaran con los caballos y que los
atacaran (…) Matamos por sorpresa a unos quinientos, pues como estábamos
conversando y tratando suavemente de la paz, no tenían ninguna sospecha de
nosotros y no llegaron a hacer uso de sus armas”.
Lo cierto es que “los
indígenas, sorprendidos por la perfidia del conquistador teutón, sacarían a
relucir sus virtudes guerreras”, indica el artículo. “Conocedores de su
terreno, los nativos dominaban a plenitud las alturas y los farallones de donde
podían atacar con flechas envenenadas y sus gritos intimidantes haciendo
retroceder a los expedicionarios”.
"Como pudimos
apreciar –refiere Federmann- no nos tienen miedo, pues como he dicho, estaban
conscientes de su fuerza”. Mas adelante añade: “Creo que en estos 23 pueblos podrían
reunirse fácilmente en medio día treinta mil indios guerreros que se dedican a
la guerra y se ejercitan en ella (…) tienen y poseen además poblaciones bien fortificadas,
que no podrían ser fácilmente asaltados
como las que habíamos conocido antes”.
La caída de las ambiciones
En este trabajo que
publica el Centro Nacional de Historia de Venezuela, que lleva por título “Invasión
europea y resistencia contra el Sistema Colonial”, se dice que el dominio de
los Welser en el país duraría 28 años y de todos sus gobernantes y tenientes
generales -Ambrosio Alfinger, Jorge o
Enrique Ehinger, Andrés Gundelfinger, Juan Seissarhofer, Jorge de Spira,
EnriqueRembold, Bartolome Welser y Felipe de Hutten- Solo Nicolás de Federmann “lograría
sobrevivir al atroz sueño de encontrar al país del oro”.
Refiere el historiador
Juan Friede (Los Welser en la conquista de Venezuela) que realmente, los Welser
gobernaron de manera directa apenas
siete años, ya que buena parte del tiempo lo invirtieron en las expediciones
que hacían en busca de Dorado. Lo cierto del asunto, s que con su ánimo
expedicionario e la búsqueda de oro, se alejaron de los acuerdos con la Corona
española, la cual decretó y declaró privar
de sus derechos a los Welser sobre la Provincia de Venezuela. Eso
ocurrió el 13 de abril de 1556 y con ello se dio fin a las ambiciones alemanas,
que perdieron la oportunidad de colonizar la América.
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