Según el Doctor en
Historia de América por la Universidad Complutense de Madrid y Licenciado en
Filosofía con énfasis en Historia por la
Universidad de Santo Domingo, Marcio
Veloz Maggiolo, autor de Arqueología Prehistórica de Santo Domingo, “los más
tempranos habitantes de la isla son recolectores provenientes de las costas de
Venezuela y la zona de Belice, en Centroamérica, cuya entrada al arco antillano
se fecha previo al año 5.000 antes de Cristo”.
Más adelante nos agrega
que unos 400 años antes de Cristo, 4.500 posteriores a las primeras poblaciones
que tenían algunos conocimientos agrícolas y alfareros se muestran “…como
grupos quizás también procedentes de Centroamérica y la Costa venezolana,
conformando en el Oriente de Cuba y en varios puntos de la isla de Santo Domingo,
asentamientos que en ocasiones alcanzan a fundirse con los remanentes de los
grupos arcaicos de las primeras ocupaciones antes citadas”.
Los párrafos
anteriores son una especie de introducción que hacemos con la finalidad de
mostrar que, antes de que los españoles se acercaran por estos lados de las
islas caribeñas y el resto del hoy continente suramericano, estas tierras habían
sido habitadas por diversas culturas como la taína a la cual nos referiremos
líneas adelante.
Nobles, prudentes y no
caníbales ocuparon las Antillas
Manuel García Arévalo, Licenciado en
Historia, quien ha sido miembro de las academias de la Historia y de Ciencias
de la República Dominicana, es otro de los autores de la publicación Taínos,
financiada por la empresa Odebrecht, impresa en abril de 2012, en Amigo del Hogar, Santo Domingo.
En esta publicación
(267 páginas), además de los dos autores citados, también intervinieron el
médico dominicano y especialista en psiquiatría Abelardo Jiménez Lambertus, quien
dirigió la Escuela de Antropología de la Universidad Católica de de Santo
Domingo. Con igual voluntad intervino Adolfo López Belando, Licenciado en
Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid y Bernardo Vega, de la Academia Dominicana
de la Historia, autor de treinta y dos libros sobre historia dominicana, cinco
de los cuales merecieron el Premio Nacional de Historia. Fue Director del Museo
del Hombre Dominicano.
Colón dijo que eran gente
de amor y sin codicia
Escribe
García Arévalo que cuando legaron los españoles a esta región, eran los taínos quienes “ocupaban las mayores
extensiones territoriales en las grandes Antillas” y de acuerdo al -cronista
Pedro Mártir de Anglería- los taínos se
definían así mismos como hombres buenos, “…es decir, nobles y prudentes, y no
caníbales”.
El
navegante Cristóbal Colón, por su parte, escribió en su diario lo siguiente:
“…son
gente de amor y sin codicia y convenibles para toda cosa, que certifico a
Vuestras Altezas que en el mundo creo que no hay ni mejor gente ni mejor
tierra, ellos aman a sus prójimos como así mismos, y tienen un habla la más
dulce del mundo y mansa, y siempre con risa. Ellos andan desnudos, hombres y
mujeres, como sus madres los parieron. Más, crean Vuestras Altezas, que entre
sí tienen costumbres muy buenas, y el rey muy maravilloso estado, de una cierta
manera tan continente que es placer de verlo todo…”. Poco explicables lo
escrito por el navegante Colón pues, con el tiempo siguió los españoles asesinarían
no solo la población indígena de la isla sino de buena parte de Suramérica.
Los
taínos fueron personas cuya sociedad
se gestó unos 300 años antes de que llegara –por citar a algunos historiadores-
la depredación europea con ropaje de españoles, portugueses ingleses, franceses
y holandeses, entre otros.
Una organización de cierta complejidad
Para
García Arévalo descendió la población taína
de los grupos arahuacos que tuvieron
un tronco étnico-lingüístico que salía del nororiente suramericano y que
fluyeron hacia las Antillas. Escribe
este historiador que la organización de los taínos
en materia social, política y religiosa “fue de cierta complejidad, con un
nivel de desarrollo suprior al de las bandas tribales, equiparable a la etapa
del señorío o estado incipiente llamado localmente cacicazgo, que alcanzó el
mayor rasgo de evolución estructural entre todos los grupos indígenas que
poblaron la zona antillana (Roberto Cassá, 1974; Frank Moya Pons, 1983;
Francisco Moscoso, 2001)”.
Refiere
así que al momento en que llegan los
españoles a esta parte del mundo, “…los taínos
ocupaban gran parte de las islas La Española y Puerto Rico, al igual que el
Oriente de Cuba y parte de Jamaica. Sin embargo, en adición a los taínos, otras etnias habitaban las islas del Caribe, como son los casos de
los lucayos en las
Bahamas, los mcorixes en el noroeste de La Española y los ciguayos
en la península de Samaná. Además, las Pequeñas Antillas o Islas Vírgenes habían sido penetradas
por los grupos llamados canibas o caribes y
desde allí organizaban sus excursiones guerreras hacia el resto de las Grandes
Antillas, en particular la isla de Borinquen
o Puerto Rico. Mientras que en los extremos occidentales de Cuba y La
Española aún permanecían remanentes de los grupos arcaicos, conocidos con el
nombre de guanahatabeyes, que habitaban e cavernas y abrigos rocosos, por lo que fueron llamados
en lengua taína con el vocablo siboney,
que quiere decir hombres de piedra y piel cobriza”.
Los taínos vivían desnudos
Escribe
García Arévalo que los taínos eran personas de baja estatura, de cuerpos bien
formados, rostros anchos, pómulos pronunciados, piel de color cobre, lampiños,
labios semigruesos y una dentadura excelente. El cabello era negro y lacio,
cortado por encima de las cejas. Andaban desnudos y con adornos en brazos y
piernas. Su unidad territorial fue el cacicazgo, “…que agrupaba a numerosas
aldeas” y quien los dirigía era un cacique, quien recibía el cargo heredado por
línea materna. Estos jefes indígenas igualmente supervisaban las prácticas
religiosas. Eran ellos quienes oficiaban las ceremonias rituales.
Este
investigador arqueológico dice que la unidad básica de la sociedad taína fue la
familia comunitaria. Los taínos eran monogámicos pero los caciques practicaban
la poligamia, es decir, tenían varias mujeres aunque una era la principal.
Debían casarse con personas de otras familias.
Una sociedad basada en
la producción agrícola
Según
lo que cuenta este investigador –y que en nuestra opinión hoy día cobra una
gran vigencia entre las distintas sociedades del mundo-, esta etnia indígena desarrolló
“una sociedad basada fundamentalmente en la producción agrícola suficiente para
abastecer su autoconsumo y trueque”.
Agrega
Manuel García Arévalo que “La recolección de algunos frutos silvestres, la
pesca y la caza marginal complementaban su alimentación, empleando en tales actividades
instrumentos y técnicas que, junto al uso práctico y medicinal dado aciertas
planas, denotan su profundo conocimiento del medio ambiente insular en que
habitaban.
Es
interesante saber que, los taínos trabajaban la agricultura en sus conucos, cultivaban
la siembra en montículos, talaba y quemaban el bosque y, por si fuera poco,
aprovecharon los ciclos de las lluvias para iniciar sus cultivos y casi al
final de s evolución, “empleaba ciertos tipos de regadíos o acequias donde la aridez de la tierra los
hacía necesarios”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario