Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 12 de noviembre de 2016

Simón Bolívar contra los salteadores del Estado





(Al señor José Rafael Arboleda)
De suerte, que si un nuevo sistema de penas y castigos, de culpas y delitos, no se establece en la sociedad para mejorar nuestra moral probablemente marcharemos al galope hacia la disolución universal.
Simón Bolívar
Si algo preocupa a los gobernantes de las naciones en el mundo, es el hecho de que en ocasiones suelen ser engañados con diversos cantos de sirena por sujetos cuya apariencia y expresión diaria ante ellos dan la impresión de ser los grandes amigos y asesores excelsos, cuando en realidad lo que hacen es tejer un manto invisible –como algunas arañas- mientras se preparan para el asalto a sus presas, que en estos casos, hacemos referencia al dinero de los países.
Al abordar este delicado tema, hacemos uso de un trabajo efectuado por el investigador histórico-literario y promotor cultural,  Roberto J. Lovera de  Sola, titulado “El Libertador con el periódico en sus manos” y de cuyo índice registramos  la sección Contra los salteadores del Estado,  con algunas opiniones y decretos que emitía el Libertador Simón Bolívar sobre tan nefasta situación.
Escribe Lovera de Sola que “No nos debe llamar la atención el cuidado exagerado  que tuvo el Libertador de su personalidad pública.  Así lo hacía porque conocía el viejo arraigo que en nuestros países tenía los hábitos de peculado, los cuales son tan antiguos  entre nosotros  que siempre se ha considerado que los delitos contra el Estado son antiguos en Venezuela, siempre han estado presentes, vienen desde los días de la conquista . Eso es lo que hoy llamamos corrupción administrativa. Es por ello que sus actos públicos  en contra de ella nos recuerdan siempre el Bolívar terrible, el mismo del Decreto de Guerra a Muerte o del acta de acusación al general Manuel Carlos Piar.  
Nos refiere este autor que, desde el mismo momento en el que Simón Bolívar asumió su carera pública como Jefe Supremo, desde entonces (9/11/1813) viene su primer decreto sobre tal realidad.   Veamos lo que dictó:
Simón Bolívar
Brigadier de la Unión
General en Jefe del Ejército Libertador de Venezuela
Considerando que los ingresos de la Renta del Tabaco se disminuyen sobremanera cada día, o que los productos no equivalen a los ingresos que la renta debe recibir, a causa de los fraudes que se cometen, bien en ventas clandestinas que algunos particulares hacen del tabaco, bien en la malversación criminal de algunos de los mismos empleados  del ramo; y Considerando que este delito es otro tanto más grave, cuanto que la defensa común  de la Patria y la Libertad exigen sacrificios de toda especie  de los buenos ciudadanos , y más el de sus bienes y propiedades para cooperar al sostenimiento del Ejército Libertador, y que por el contrario estos execrables defraudadores hostilizan  tanto al Estado, como pueden hacerlo los enemigos, privándole del auxilio más necesario para su defensa, lo que casi los constituye en la esfera de traidores; por lo tanto he venido en decretar  y decreto lo siguiente:
1.-Todo aquel que fuera convencido de haber defraudado los caudales de la renta nacional de tabaco, o vendiéndole clandestinamente fuera de estanco, o dilapidándolo con robos y manejos ilícitos, será pasado por las armas y embargados sus bienes  para deducir los gastos y prejuicios que origine.
2.-El Director General  de las Rentas Nacionales, para el cumplimiento  riguroso  de esta Ley, podrá ordenar  a los jueces correspondientes abrevien, o salven, si es necesario, los trámites ordinarios  para proceder, conocer y juzgar  limitándose a instruir sumariamente las causas.
3.-  Sufrirán las mismas penas que impone el Artículo primero, todos aquellos jueces o personas  a quienes por su parte  toque aplicar  o ejecutar  esta Ley, siempre que,  conforme al modo sumario y breve indicado en el artículo antecedente, se les pruebe haberla mitigado a favor de los delincuentes por conveniencia, parcialidad u otra cualquier causa.     
Cúmplase y ejecútese, comuníquese a quienes corresponda, imprímase y publíquese en la forma acostumbrada.
Dada en el Cuartel General de Puerto Cabello, once de septiembre de mil ochocientos  trece años, tercero de la Independencia y Primero de la Guerra a Muerte, firmada de mi mano, sellada con el sello de la República  y refrendada por el Secretario de Estado y Hacienda.
Simón Bolívar
Antonio Muñoz Tébar
Secretario de Hacienda
  En la carta dirigida a José Rafael Arboleda, sobre un artículo de El Fósforo (no sabía Bolívar quien lo había publicado), nos dice Roberto Lovera de Sola que el militar y guerrero expone  “…un principio básico que se debe tener en cuenta siempre que se luche  contra cualquiera  de los modos de la corrupción pública: la calle es la primera que acusa. O como dice Bolívar: “es el escándalo el que acusa, y el escándalo es la voz pública horrorizada por el crimen”.
En otra comunicación dirigida al señor Gobernador Militar y Comandante General de esta provincia, en su calidad de Presidente de la República, Bolívar le manifiesta:
Para precaver las malversaciones  y fraudes que puede haber en los subalternos de la exacción del donativo, y las extorsiones injustas a que por esta causa están expuestos  los pueblos, dispondrá V.S. que los comisionados , los cuales se elegirán  siempre hombres de bien  y puros en el manejo de intereses, observen  en esta operación inviolablemente las formalidades siguientes:
1.- Todo comisionado, para percibir el donativo, llevará  un cuaderno, en el cual asentará una partida en que conste la cantidad  de que se hace cargo, el nombre del donante, el pueblo de su vecindad y la fecha.
2.-Esta partida la firmará el que entrega y el comisionado. El comisionado dará al donante un recibo de la cantidad de que se haga cargo.
3.- Con la entrega del dinero al Señor Gobernador o al Jefe de quien dependa la comisión se hará la del cuaderno, que será el comprobante de lo recibido con los enterados.
4.- Cualesquiera que advierta en los comisionados el más leve manejo sórdido que ceda (sic) en provecho particular, puede darme parte , o al Señor Gobernador de la Provincia para que, calificado e hecho, se apliquen las penas correspondientes a su mala fe.
Encargado  a V.S. la mayor vigilancia, el más exacto cumplimiento en esta parte, en beneficio  de los pueblos  y honor del gobierno.
Dios Guarde, &Cuartel General en Pamplona, octubre 21, 1819
9no.
Bolívar  
Pasado un año, el Libertador intervino de nuevo y lo hizo dirigiéndose al coronel Antonio Morales (Charalá: febrero 26,1820) :
Tengo entendido que un tal Miguel Dulcey, que hace de comandante  aquí, tiene una conducta desordenada, perjudicando al vecindario y por consiguiente nuestra opinión. Haga Vuestra Señoría juzgar  a este individuo en un consejo permanente…Yo temo mucho que el señor Santos  sea otro Dulcey en Vélez. Averigue…la conducta  de Santos  y si no fuere la más regular  hágalo juzgar por el consejo permanente.
Al final de la comunicación, escribe Lovera de Sola, que Simón Bolívar  se expresa de la siguiente forma:
Es preciso el último rigor con los malvados, sean godos o sean patriotas, porque la República  tanto gana en la destrucción de un buen realista como de un mal ciudadano. El crimen en todos los partidos es igualmente odioso y condenable: hagamos triunfar  la justicia  y triunfará la libertad (Escritos, t. XVII, p.119).
Es importante que se conozca que, el Libertador Simón Bolívar siempre estaba en persecución de cualquier tipo de tropelía de la cual tenía conocimiento directo o por otras personas y nunca dejó de mantener una lucha contra tales abusos, que era como seguir fortaleciendo su lucha contra las injusticias también.
El Libertador con el periódico en las manos
LOVERA de SOLA, Roberto
Colección Alfredo Maneiro
Serie en la historia
Fundación Editorial
El perro y la rana, 2012.

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