Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



jueves, 19 de abril de 2018

Entre los abriles de 1810 y 2002 los mantuanos venezolanos insisten




El mundo hoy ya no puede repartirse por ser posesión casi exclusiva de la que a final de esta azarosa historia emerge como superpotencia  única y el más poderoso imperio que jamás existió. (Fidel Castro, Quinto Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. 14 febrero de 2003. La Habana, Palacio de Convenciones)

Hablar o escribir acerca del 19 de abril de 1810 es históricamente interesante y actual porque pareciera que en el destino de las naciones, asunto que nadie puede adivinar, los momentos, las coincidencias y los intereses parecieran semejarse, con algunas variantes dado el tiempo que transcurre entre unos y otros.
Obvio en estas líneas los aconteceres escritos por testigos y quienes no lo fueron, pero escribieron sobre los hechos acontecidos ese 19 de abril de 1810.
Esa importante fecha que se acerca a la declaración de independencia del 5 de julio de 1811, tiene un detalle muy importante que pareciera estar cerca de lo acontecido el 11 de abril de 2002 en la actual República Bolivariana de Venezuela, 192 años después.   
En realidad, el pueblo constituido por una minoría de blancos peninsulares y criollos (mantuanos), indios, negros, tercerones, cuarterones, quinterones y zambos fue el escenario en que se movieron las fuerzas que querían desprenderse de España y las que querían mantener relaciones con esa nación pero sin depender de ella porque la idea era gobernarse sin dependencias, con autonomía.
La mayor parte del pueblo, valga decir, quienes nada poseían, por supuesto, no manejaba idea alguna para desprenderse del gobierno de España, ya que le habían visto los colmillos a los blancos criollos, cuyos intereses nada tenían que ver con ellos en el buen sentido, ya que la esclavitud formaba parte de sus negocios.
En otro lado, los blancos criollos o mantuanos estaban constituidos por dos sectores: quienes querían desprenderse de España y ejercer el poder político y hasta se encontraban identificados con las ideas mirandinas de la patria grande; estos constituían la nobleza intelectual criolla, muy identificados con los enciclopedistas. Otro sector de los blancos, deseaba separar del poder a los peninsulares para ellos controlar el gobierno de la provincia que crecía.
Casi dos siglos entre abriles
Aquí es donde los dos abriles, 192 años después, se acercan en el parecido, porque en aquel de 1810 estaba siendo tejida una especie de Golpe de Estado por parte de los mantuanos, incluso con el apoyo del Clero y también germinaba el ánimo independentista dentro del otro sector de los blancos criollos, donde estaban los patriotas muy seguidores de las ideas de los enciclopedistas.         
Detalle de valor es el que registra Caracciolo Parra Pérez, en  “Historia de la Primera República de Venezuela”, de la Colección Clásica, de la Fundación Biblioteca Ayacucho, Primera Reimpresión 2011, en la que escribe que  Martín Tovar  Ponte y de Anzola “contaba  más tarde a Level de Goda , en Curazao, que Bolívar (Simón)  rehusó entrar  en el movimiento porque él no pudo darle seguridades de que se formaría un gobierno aristocrático en reemplazo del español, a lo cual respondió Tovar que la nobleza venezolana por reducida y pobre no podía gobernar el país. Fue entonces cuando Bolívar decidió  irse fuera de Caracas.
El doctor Caracciolo Parra Pérez  nos aclara un poco el asunto del movimiento cuando escribe:
“El impetuoso ardor de los jóvenes caraqueños  decidió la marcha de los sucesos y marcó con su sello indeleble los destinos del Continente  americano. Reunidos algunos de aquellos, el 18 de abril, en la casa de Manuel Díaz Casado –según Austria- (valga decir el general de división José de Austria, autor del Bosquejo de la Historia Militar de Venezuela) resolvieron intentar un golpe al día siguiente y aprovechando las festividades del jueves santo, deponer las autoridades  y establecer un nuevo gobierno  en nombre de Fernando VII, con el fin de no alarmar prematuramente al pueblo, gobierno que presidiría, al principio por lo menos, el propio Capitán General”.
Vuelven los mantuanos
Ya desde 1999, el sociólogo Germán Sánchez Otero, ex embajador de Cuba en Venezuela, en su libro “Abril sin Censura”, publicación Memoria editada por el Correo del Orinoco en 2012, ya escribe sobre los rumores de conspiración cuando le dice al Comandante Supremo de la Revolución:
-Oye, Hugo,  se está rumorando cada vez más que hay ruidos  de sables en los cuarteles…como decían en Chile, en la época de Allende que me tocó vivir allí. ¿Es verdad?  
Sí, estoy seguro: el pueblo no lo va a permitir, ni tampoco la abrumadora mayoría de las Fuerzas Armadas. De eso no tengan dudas…
Escribe Sánchez Otero que la primera vez que se enteró de la preocupación de Chávez al respecto fue de una manera indirecta, en julio de 1999, cuando al despedirse del general Isaías Baduel, en un acto con motivo de un  homenaje a oficiales promovidos a grados superiores, el general Baduel le dijo que el Presidente Chávez estarían pensando en designarlo para que estuviera al frente de la 42 Brigada de Paracaidistas que está en Maracay y luego le dijo –registra Sánchez Otero que en un tono secreteante- “Si el Presidente adopta esa decisión, es que él presume que en algún momento puede ocurrir un intento de golpe de Estado y desde ahora quiere curarse en salud nombrándome en Maracay”.
Y la segunda vez que Sánchez Otero trató el tema del Golpe de Estado con Chávez fue en La Casona.  Y el líder le habría dicho:
“Sí. Estoy recibiendo muchos reportes y conjeturas. Pero he dado instrucciones de evitar suspicacias que provoquen acusaciones infundadas y divisiones en el Alto Mando y la oficialidad”.
Lo cierto de todo es que el Presidente Hugo Chávez estaba en conocimiento de los acontecimientos, como también sabía de la participación de civiles de la oposición con la iglesia y que el pueblo lo evitaría de llegar a ocurrir algo.
“Sigo creyendo que el pueblo derrotaría cualquier aventura golpista. Tal vez lo intenten, que tengan éxito, imposible. Nuestra gente saldría a las calles a enfrentarlos y la inmensa mayoría de las Fuerzas Armadas no va a apoyar a los golpistas.
Y lo siguen intentando
La Defensoría del Pueblo y la Fundación Juan Vives Suriá, con el apoyo de la Fundación Editorial El perro y la rana, publicaron “Los Documentos del Golpe”. Fueron 7 mil ejemplares en los que quedó de manifiesta la participación de los golpistas civiles como gente vinculada a los partidos políticos, organismos empresariales, periódicos, radios y estaciones de televisión, militares y personas del clero.
Como escribió el colega periodista y ex presidente de la República, Dr. José Vicente Rangel, en su página El Espejo, publicada el 20 de octubre de 2008, refiriéndose a la publicación Los Documentos del Golpe:}
“Los testimonios de la infamia se acumulan a lo largo del libro. La vileza de la información, el cinismo de los promotores de la aventura y de la manipulación de los hechos, provoca náuseas. Pero lo que más molesta de esta singular recopilación, basada en fuentes directas, de irrecusable veracidad, es el caradurismo de los actores: detrás de cada medio hay un dueño, un inspirador. La forma como éstos se involucraron  confirma su condición de operadores de excepción en la trampa conspirativa. Y la manera como luego  se lavaron las manos, lo negaron todo y rehuyeron la responsabilidad en los hechos es antológica.       
En este tiempo, ya sin el Comandante Supremo Hugo Chávez, quien habría dicho que los mantuanos seguirían insistiendo siempre para intentar controlar el poder y por ende al país, el blanco de los mantuanos modernos ha sido el Presidente Nicolás Maduro.
Contra Nicolás Maduro los mantuanos modernos, conjuntamente con el imperio estadounidense y los identificados como vasallos latinoamericanos e instancias como la OTAN y otras de carácter financiero, han intentado por todos los medios de eliminar la Revolución Bolivariana de Venezuela.
Los hijos de Bolívar y Chávez –como se definen los venezolanos-  han estado soportando una violencia ilimitada de la oposición guiada por EE.UU  y  un terrible bloqueo, todo porque la Revolución Bolivariana, como modelo político a seguir se ha convertido en el compañero amigo, protector y defensor de su pueblo, mientras sus agresores –moral y éticamente incapacitados- mantienen a distancia y empobrecidos a sus pueblos y buscan seguir atropellando a las naciones que se le resisten como la cubana y la venezolana y demás integrantes de las organizaciones latinoamericanas como Unasur, Celac y Alba.   

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