Escribo estas líneas introductorias
para referirme a un punto importantísimo, como es la ilegitimidad y al empeño
de algunos en este planeta, de convertir lo ilegal en legal, lo ilegítimo en legítimo
como está sucediendo en los actuales momentos con Venezuela, nación seleccionada
por el imperio estadounidense para calificarla y descuartizarla como sucedió en
el pasado reciente con la nación Libia.
Realmente no voy a
esbozar una teoría sobre la legitimidad e ilegitimidad, simplemente voy a
transcribir del libro del poeta y Premio Nacional de Cultura, Dr. Gustavo
Pereira, “Simón Bolívar, escritos anticolonialistas”, la comunicación que el Libertador le escribe, en Angostura, el 7
de octubre e 1818,
Al Señor B. Irvine, Agente de los Estados Unidos de la América
del Norte, cerca de Venezuela.
Señor Agente:
Tengo el honor de
acusar a V.S. la recepción de su nota de 1º del corriente, en que se despide
V.S. de la conferencia sobre las capturas que V.S. insiste en llamar ilegales.
Después de haber recibido V.S. una respuesta conclusiva y final y cuando ya no
existen las ilusorias esperanzas de compensación ni de persuasión parecía
excusado el poco provechoso y superfluo empeño de refutar mis asunciones y
errores. Si en efecto juzgaba V.S. de este modo cuando escribía su nota, habría
sido mejor que se hubiese ahorrado la pena de responder mis argumentos,
reincidiendo en las mismas faltas, que procuró corregir, de sus comunicaciones
de 6, 10 y 15 del pasado.
Si los testimonios que V.S. tiene en su poder,
siete meses ha, son los que ha extractado en el párrafo 2º de s nota, no sé de donde
deduzca V.WS. que el 3er párrafo de mi anterior
los confirma. Jamás pude decir que la Libertad (una de las goletas) fue
escoltada por nuestras flecheras, ni que la casualidad de haberse varado fuese
la causa de haberse separado de ellas. Seguramente V.S habrá leído muy
precipitadamente el párrafo en cuestión, o no lo ha entendido. Pero aun cuando
fuese efectiva la escolta o guardia que V.S. quiere suponer, esto no
significaría sino que nuestras flecheras
temían que la Libertad procediese de tan mala fe como su conducta posterior
demostró. Además de esta observación me permitirá V.S. que añada que nuestra
escuadra tenía un verdadero interés en no abandonar la Libertad mientras no
estuviese segura de que no emprendería entrar a las plazas bloqueadas. La orden
que se le dio, para que hablase con el almirante, fue con el objeto de que él la examinase, y no para despojarla del
cargamento como tan gratuitamente se ha querido suponer.
La razón y la justicia no necesitan de otros apoyos
Es bien extraño que
remita V.S. la fuerza de mis argumentos sobre retaliación a la opinión de
cualquier autor que yo pueda citar. La razón y la justicia no necesitan de
otros apoyos que de sí mismas para presentarse: los autores no le dan ninguna
fuerza. En toda mi correspondencia he evitado las citas, porque sólo sirven para
hacerla pesada y enfadosa, y porque he notado que las pocas que he hecho,
instado por el ejemplo de V.S., han merecido su desprecio.
Desearía saber el
nombre del comandante de la partida de caballería llanera nadadora que instruyó
a V.S. del apresamiento de bergantín favorecido por el viento y las corrientes.
V.S. reitera este singular pero ilustrativo incidente con tal firmeza y
seguridad que me inclino a creer sea este algún suceso (que no haya llegado hasta ahora a mi
noticia) diferente del que expuse a V.S. en mi anterior.
El proverbio jocoso de la caballería nadadora
Es muy difícil que así
sea; pero tampoco puedo persuadirme que haya habido quien se divierta engañando
a V.S. con cuentos. V.S. me obligaría muy particularmente citándome el autor de
éste.
Hasta aquí he podido
contestar la nota de V.S. en cuestión;
pero al llegar al párrafo “Pleasant
enough in all conscincie!” debo suspender la pluma como he suspendido mi
juicio para que no genere en farsa nuestra correspondencia. No me atrevo a
creer que sea el objeto de V.S. convertir en ridículo una conferencia seria por
sí misma, y por las personas que la tratan, ni puedo persuadirme que ignore V.S.
el paso estrecho y peligroso del Orinoco entre dos peñas, que forman la boca, llamada
del Infierno única causa de equivocación que encuentro en el párrafo de mi nota
transcrito por V.S. en la suya. El proverbio jocoso de la caballería nadadora,
si es que lo ha sido, debe aludir a las brillantes y gloriosas jornadas en que
pequeños cuerpos patriotas de esta arma han atravesado a nado los caudalosos
ríos Caura, Caroní y Apure, desalojando y batiendo las tropas españolas que se
les oponían y abordando buques de guerra. El amor a la Patria, y a la gloria
solos han dirigido estas empresas, que, lejos de ser risibles, merecen la
admiración y aplausos de los que tienen una Patria y ama su libertad. Repito a
V.S. lo que he dicho arriba suplicándole que relea con más atención mi oficio del 29. Es preciso querer trastornar su sentido e invertir sus frases para atribuirse V.S. lo
que yo decía de las noticias que ha recibido, privadamente, de fuentes que, a
la verdad no están mal instruidas sino viciadas.
Quisiera terminar esta
nota desentendiéndome del penúltimo párrafo
de la de V.S. porque siendo en extremo chocante e injurioso al Gobierno
de Venezuela, sería preciso para contestarlo usar del mismo lenguaje de V.S.
tan contrario a la modestia y decoro con que por mi parte he conducido la cuestión. El pertinaz empeño
y acaloramiento de V.S. en sostener lo
que no es defendible sino atacando nuestros derechos, me hace extender la vista más allá del objeto a que la ceñía
nuestra conferencia. Parece que el
intento de V.S. es forzarme a que reciproque los insultos; no lo haré; pero sí
protesto a V.S. que no permitiré que se ultraje ni desprecie al Gobierno y los
derechos de Venezuela. Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran
parte de nuestra populación y el resto
que queda ansía por merece igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir
contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende.
Concluyo celebrando con
V.S. la despedida del asunto, que doy por terminado, y renovándole los
testimonios de3 aprecio y consideración con que tengo el honor de ser de V.S. el más atento adicto servidor.
Bolívar
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