“En su viaje de estudio por
Europa, Bolívar fue testigo del proceso ascendente del capitalismo. Junto a su
Maestro Simón Rodríguez presenció la agonía de las relaciones de servidumbre,
que se resistían a desaparecer en el
país donde hizo el juramento al pie del Monte Sacro. Esta percepción del
fenómeno de extinción de las supervivencias feudales y su reemplazo por las
relaciones de producción capitalistas, será decisiva para la praxis
socio-económica del futuro Libertador”.
Tal es la opinión de Luis
Vitale, historiador y economista chileno, quien habiendo escapado de la
represión del régimen del militar
fascista Augusto Pinochet, se fue a la patria de Bolívar, se quedó en Caracas y
se dedicó a la docencia en la Universidad
Central de Venezuela, UCV.
Vitale expresa su punto de
vista sobre tan particular tema en su ensayo “La contribución de Bolívar a la
economía política de América Latina”, editado en julio del año 2000, en la
conmemoración de los 217 años del nacimiento de Simón Bolívar y que pudimos
conocer en la reciente Feria del Libro de Venezuela, Filven, efectuada en el
complejo cultural Teresa Carreño.
Observaba las transfomaciones de la agricultura
Refiere el historiador y
economista chileno que el joven Bolívar “También observaba las transformaciones
de la agricultura y de la crianza de ganado. En el último viaje a Inglaterra e
1810, pudo apreciar el desarrollo capitalista del agro, la modernización de las granjas y de las empresas mecanizadas que utilizaban
un concentrado proletariado rural. Los cambios ocurridos en la industria y en e
campo, especialmente la reforma agraria implementada por la Revolución Francesa,
habían generado un vigoroso mercado interno, que contrastaba con la economía
primaria exclusivamente exportadora de la colonia donde había nacido”.
Considera este autor que Simón Bolívar se sentía
admirado no solo por la institucionalidad parlamentaria de Inglaterra “sino
también por el avance industrial, que superaba de lejos a Francia”. Vitale deja
claro en el párrafo siguiente de su ensayo que “La ampliación del mercado interno,
capaz de absorber la producción industrial en crecimiento, solo fue posible
mediante el reparto de tierras a los campesinos y el aumento del poder
adquisitivo de la población”.
En su controvertido ensayo Luis Vitale no solo asevera
lo del reparto de tierras a los campesinos y ese aumento del poder adquisitivo
de la población, sino que, de seguidas, escribe:
“La fuerza de trabajo
se hizo mercancía y los medios de producción pasaron a ser capital. Con
las nuevas máquinas, los empresarios textiles pudieron vender sus paños y telas
a precios más bajos que los artesanos, conquistando así el mercado no solo
interno; las exportaciones británicas de tejidos de algodón aumentaron de 45.000 libras
esterlinas en 1751 a
19 millones en 1830”.
Y más adelante comenta que “La organización política
de la sociedad estuvo al servicio de este tipo de producción, de la clase
burguesa que lo implementaba y de la reproducción de la fuerza de trabajo
asalariada. El Estado moderno que vio funcionar Bolívar en Europa garantizaba
la política económica librecambista, estimulaba la iniciativa privada y la
libre empresa. El Estado no intervenía en los negocios privados, pero aseguraba
el funcionamiento del sistema y básicamente la protección de las empresas y de
la propiedad privada de los medios de producción”.
Es interesante
que se diga que cuando en Inglaterra perecía el siglo XVIII, los nobles y la
clase media habían acumulado una inmensa riqueza, además de un poder político a
través del sistema del Parlamento, pero al ensayista Vitale se le olvida decir
que, pese a todo ello, en medio de ese nacimiento de la revolución agrícola e
industrial de Inglaterra las condiciones de vida de los pobres de las ciudades
o de los más pobres, fueron terriblemente muy duras.
Ciertamente nacía entonces una especie de proletariado
para la industria que también y otro que tenía carácter agrícola, aunque
también los escritores de la época, particularmente los novelistas, mostraron a
esa Inglaterra de la pobreza, de la sumisión, de la servidumbre, de las
cárceles, de los que tenían malas condiciones de vida. De hecho, una serie de
televisión recorrió a nuestra Latinoamérica y mostraba una realidad inglesa
poco ejemplarizante, como lo es la cinta
“Los de arriba y los de abajo”.
Comprobó que los empresarios rechazaban intervención del Estado en la economía
Pero sigamos con el ensayo de profesor Luis Vitale,
quien escribe que nuestro joven Bolívar “…comprobó que los empresarios rechazaban la
intervención del Estado en la economía, como había ocurrido bajo el régimen
monárquico absolutista”.
En su modo de avistar las características de la vieja
Europa y la agonía del feudalismo así como el nacer de la sociedad industrial,
agrícola, del capitalismo, el profesor Vitale se pasea por lo que pudo haber
visualizado Simón Bolívar y de hecho debió ser así, porque un hombre
profundamente lector y pensador, como lo fue, debió haber sido profundamente
impactado por aquel acontecer que transformaba a Europa:
-La ciencia aplicada, la fe y la razón, Descartes,
Rousseau, Condillac, las logias masónicas , la monarquía constitucional, el
régimen parlamentario inglés, la república burguesa, los economistas de ese siglo XVIII, etc., etc. Todo –en aquel
entonces- debió haber pasado por la mente y espíritu de Simón Bolívar y parte
de ello, modificado, transformado, debió influir él y debió permitirle la
formulación de premisas, normas y un sin fin de propuestas para el nuevo mundo que
despertaba entonces.
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