El economista Fred Kaim Torres, profesor de la Universidad Nacional de
Colombia, un intelectual que ha sido director de revistas y periódicos de
izquierda en el vecino país y quien prologa “La contribución de
Bolívar a la Economía Política de América Latina”, cuya
autoría es del también economista e historiador chileno, Luis Vitale, refiere
que estuvimos “…acostumbrados a un Bolívar trepado en su pedestal, con espada
desenvainada y a una Economía Política exclusiva de los claustros y los
tratados, cuando aparece este Luis Vitale, inyectándole la urticaria a unos y a
otros; mostrándonos un ideario y una práctica bolivariana que utiliza los
instrumentos de la Economía Política para develar una realidad social
encubierta en las relaciones económicas, y promover unas políticas económicas
cuya aplicación habría forjado una Latinoamérica unida, erguida y
prospera”.
“La contribución de Bolívar a la Economía Política de América
Latina”, como libro, fue impreso en julio de 2000, en los talleres de
Armonía Impresores, para la Fundación para la Investigación y la Cultura ,
FICA, en la conmemoración de los 217 años del nacimiento de Simón
Bolívar.
Comenta Kaim Torres que el libro de Vitale nos permite llegar a la
conclusión de que “…el ideario Bolivariano se forjó en la comprensión, en
el análisis, en la proyección de la necesidad de construir una industria y
agricultura propias, nacionales, negadas por el poder colonial de ayer y
bloqueadas por la acción neoliberal de hoy”.
La nueva versión de la Guerra del Opio
Con lenguaje directo, Kaim Torres habla de que “…nuestra industria
manufacturera –imaginamos que buena parte de Latinoamérica- que emplea a
millones no puede realizar sus productos en nuestros propios mercados
porque las mercaderías foráneas llegan con precios por debajo de sus valores,
de sus costos reales”. ¿Cómo es posible? Una aproximación a la respuesta es
preciso encontrarla en el hecho de que nuestros países, unos
directamente; otros por reflejo, por “simpatía”, como explota la dinamita,
estamos sometidos < una nueva versión de “la guerra del opio”, a una “nueva
guerra de la droga”, pero ya no con una producción india, mercado chino y
ganancias británicas. Ahora la producción es en buena parte latinoamericana; el
mercado norteamericano y europeo y las ganancias de un puñado de
narcotraficantes del continente, pero especialmente de los propios carteles de
los mercados que alimentan al Capital Transnacional, el Industrial y el
Bancario, en una gigantesca operación de lavado de activo”.
Y sigue en su prólogo Kaim Torres, indicando que “El paso siguiente a la
“bancarización, es la compra masiva de los “stocks” de, mercancías no
realizadas en esos mercados, con “precios marginales”, iguales o inferiores a
sus costos, ya cubiertos. El circuito se completa cuando esas mercaderías
llegan. Al Capital del Narcotráfico no le importa “perder” en la operación
comercial, pues sus ganancias están largamente aseguradas. Se monetiza de
nuevo, pero nuestra industria manufacturera, nuestra agricultura, nuestra
artesanía se van derrumbando inexorablemente”.
Hay mucho mas en este prólogo de Fred Kaim Torres –el cual recomendamos
leer-, que este autor tituló Neoliberalismo vs. Bolivarismo, Tesis y Antítesis
del Pensamiento Socioeconómico Latinoamericano.
La visión bastante clara del Libertador Simón
Bolívar
Ahora bien, ubiquémonos en la parte identificada como
Economía y Estado, del libro escrito por el historiador y economista Luis Vitale.
Así, citamos que el autor escribía entonces que “El Libertador tenía una
concepción bastante clara, para su época, de la relación entre Estado y
Economía. Aunque era partidario de las teorías librecambistas en boga, no
preconizaba para nuestra América un “laissez faire, laissez passer” tan libre
de la tutela del Estado.
De acuerdo a Vitale, el héroe americano tenía conocimiento de las ideas
que manejaban los tratadistas europeos sobre el rol que jugaba el Estado “y el
proceso histórico que condujo a la formación de los Estados Nacionales”. Y sin
embargo, Bolívar no trajo a la América de modo mecánico ese
pensamiento de los intelectuales clásicos, sino que hizo “una aplicación
creadora de los mismos, de acuerdo a las especificidades de nuestra América y a
la praxis de los primeros gobiernos de la Independencia”.
Como hecho a destacar y que reitera una vez mas el valor de las
enseñanzas que recibió en su formación, el Libertador adaptó –de acuerdo al
planteamiento del historiador Luis Vitale- “el pensamiento político
europeo a las particularidades de América Latina”, cuya inspiración venia de
Simón Rodríguez, quien había señalado que “ la América española es original.
Original han de ser sus instituciones i su gobierno i originales los medios de
fundar uno i otro. Inventamos o erramos”.
Escribe Vitale que, “Anticipándose en mas de un siglo a varios
ideólogos, el maestro Simón postulaba un hombre nuevo para América Latina; en
carta dirigida a Bolívar, el 30 de septiembre de 1827, manifestaba: Solo
usted sabe porque lo ve como yo, que para hacer repúblicas es menester gente
nueva. Y también una centuria antes que Mariátegui, escribía: La América
no debe imitar servilmente, sino ser original.
La genialidad de la unidad latinoamericana
Asienta este autor que “La genialidad de Bolívar fue haber llevado
a la práctica con tenacidad y consecuencia la idea de la unidad
latinoamericana. Otros como Miranda y Picornell, habían originalmente planteado
el proyecto continental, pero no pudieron ni siquiera dar los primeros pasos,
Bolívar, en cambio, pudo realizarlo en parte, a través de la Gran Colombia, que
en un momento alcanzó a abrazar cinco países liberados. Mas todavía,
llegó a proponer una fórmula concreta para factibilizar el proyecto
unitario: una Confederación de Estados del continente, proposición sin
precedentes en la historia universal, ya que los anteriores intentos de
unificar naciones fueron sobre la base de la conquista y sometimiento,
como los imperios egipcio, asirio, persa, griego, romano, carolingio, musulmán,
otomano, español, portugués, inglés, belga, francés, holandés u otras variantes
de imperios en África y Asia-,Ni siquiera en Europa hubo intentos serios de
unidad de naciones; el de Napoleón estuvo basado, como los anteriores, en la
expansión, conquista y dominación de pueblos”.
Aclara el autor que el Libertador proyectaba hacer una confederación de
naciones con pueblos que tuviesen origen común, esto es, en lengua, costumbre y
tradición histórica y “…sobre la base de acuerdos voluntarios y autónomos y sin que desaparecieran los Estado
Nacionales”. Mas adelante, el historiador chileno señala que “El planteamiento bolivariano dela unidad
latinoamericana no era una mera aspiración de deseoso una fantasía genial, sino
que tenía sólidas y consistentes razones”.
Desde wwwpertinentes.blogspot.com, decimos, que ese ideal de Simón
Bolívar fue retomado por el fallecido Comandante Supremo de la revolución bolivariana
y seguido por el primer presidente chavista de Venezuela, Nicolás Maduro, que
se expresa en las creaciones de la Unidad de las Naciones del Sur, Unasur; la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Celac; la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América, Alba; la alianza en materia petrolera entre algunos
países del Caribe, Petrocaribe y el habilitador político y comercial que es
Petrosur.
La contribución de
Bolívar a la Economía Política de América Latina
VITALE Luis
Año 2000,
Impreso en los talleres de
Armonía Impresores, para la Fundación para la Investigación y la Cultura ,
FICA,
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