Escribir en estos días sobre el Libertador Simón Bolívar es hacerlo de una persona que vive aunque haya nacido 232 años antes, porque nos referimos a un ser que anda por las calles, se sonríe con el resto de sus paisanos, se detiene en una esquina y habla de la revolución que llevan adelante bolivianos, cubanos, ecuatorianos, nicaragüenses y venezolanos.
Pedro Estacio
Este párrafo
inicial interpreta lo que se escucha en las voces de millones de personas, no
solo en Latinoamérica sino en el resto de mundo cuando elevan el tono y gritan:
¡Alerta, Alerta!
¡Alerta que camina!
¡La espada de Bolívar
por América Latina!
Este sentimiento
nos hace ir hacia los comentarios que hizo el Comandante Supremo de la
Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías, el 28 de octubre de 2005, durante la
Declaratoria de Venezuela como Territorio Libre de Analfabetismo y que están registrados
en el Diario de Bucaramanga que redactó el francés Luis Perú de Lacroix,
importante personaje del séquito del Libertador.
Y acá hay un fragmento, una parte que
se desconoce del Diario de Bucaramanga, con Bolívar ya muy enfermo
conversando con Perú de Lacroix, y
subrayé algunas cosas para compartirlas con ustedes en este día de júbilo
robinsoniano. Uno leyendo esto, en la soledad de la madrugada, casi llega a
sentir… ¡casi no! uno llega a sentir el dolor, el dolor nunc comparable al
dolor real que vivió Bolívar, pues Bolívar vivió sus últimos meses cargando un
millón de dolores y un millón de cruces. Echado de aquí, echado de Bogotá,
traicionado, satanizado, se moría y se quería morir. Le dice a Perú de Lacroix
un mañana: “Sepa Usted, mi querido Lacroix: Yo no nací para la felicidad. ¡No! –
dijo en tono grave contrayendo el rostro
y mirándome fijamente con sus ojos vidriados llenos de fiebre- ¿Pero cómo pude
ignorar este destino mío? A los nueve
años quedé huérfano de padre y madre y a los diecinueve, viudo.
¡La felicidad no s para mí, No! Y ahora
aquí está mi cuerpo, vea usted, sólo huesos y calenturas terribles que agotan
mis fuerzas; la tos me desgarra por dentro como un tridente y ese maldito
estreñimiento…Veinte años en guerras y escabrosos triunfos. Y ahora totalmente
desengañado de la gloria”.
Agreguemos mas líneas sobre el Libertador Simón Bolívar,
escritas por Perú de Lacroix y quien hace un retrato sobre el gran inmortal visionario
que fue el guerrero suramericano.
Retrato moral del Libertador
(*)
Nació el jeneral Bolívar, con un jenio fecundo y ardiente;
con una intelijencia inmensa y relativa al órgano cerebral que le dio la
naturaleza.- Una primera educación, no brillante, pero cuidada y de caballero,
desarrolló temprano aquellas facultades naturales; las dobló a todos los
conocimientos y las dirijió hacia todas las instrucciones y luces: así es que
el talento y el espíritu del Libertador son cultivado y auxiliado con una memoria extensa, han podido
abrasar fácilmente y exercitarse a la
vez sobre las ciencias, las artes, la
literatura, y dedicarse mas profundamente a los principios ó ciencia política y
el arte de la guerra; como igualmente al arte oratorio y al de escribir en los diferentes
estilos que debe emplear el hombre de estado, el militar, el hombre privado.
El Libertador tiene enerjía; es capaz de una resolución
fuerte y sabe sostenerla. Sus ideas nunca son comunes, siempre grandes, elevadas
y orijinales. Sus modales son afables y tiene el tono delos Europeos de la alta
sociedad. Practica una sencillez y modestia republicana, pero tiene el orgullo
de una alma noble y elevada; la dignidad de su rango, y el amor propio que dá el merito y conduce el hombre á las grandes
acciones: su ambición es p° la gloria,
su gloria es la de haber liberado diez millones de individuos y haber
fundado tres repúblicas.- Su jenio es emprendedor y une á esta calidad, una
grande actividad, mucha viveza, infinitos recursos en las ideas y la constancia
necesaria para la realización de sus proyectos. Es superior a las desgracias al
infortunios y a los reveces; su filosofía lo consuela y su espíritu le
suministra medios p° repararlos: sabe aprovecharse y valerse de ellos,
cualesquiera que sean; su política no perdona
ningunos, pero como conoce a fondo el corasón humano, sabe dar ó negar su
estimación á los instrumentos de que se á valido según el móvil
q los ha movido.
Es suceptible de mucho entusiasmo: como hombre político se
le pude culpar de su grande y constante jenerosidad: su desprendimiento iguala
este ultimo sentimientos.
Es amante de la discusión; domina en ella por la superioridad
de su espíritu; pero se muestra algunas veces
demasiado absoluto, y no es siempre bastante tolerante con los que lo
contradicen. Desprecia la vil lisonja y los bajos aduladores: la crítica de sus hechos
lo afectan; la calumnia contra su
persona lo irrita vivamente, y nadie es mas amante de su reputación, que el
Libertador de la suya.
En bondad tiene el corason mejor que la cabeza; la ira nunca
es duradera en el ; cuando esta se manifiesta se apodera de la cabeza y nunca
de corasón, y luego vuelve este á tomar su imperio, destruye al instante el mal
que la otra ha podido hacer.
Estos son los tipos jrales y principales del ser moral de Libertador; pero p° para
hacer conocer a fondo su persona faltan
todavía una señas particulares y
detalladas sobre su carácter, costumbres y usos que pienso describir mañana para
que quede completo el retrato del Libertador. (**)
DIARIO DE BUCARAMANGA
DE LACROIX, Luis Perú
(*) Estas líneas son traducción exacta de los manuscritos de
año de 1828 (con la grafía de la época), que han sido respetados por los
editores, de esta publicación del año 2010 del Ministerio del Poder Popular
para la Comunicación y la Información de Venezuela.
(**)Como se trata de que las señas a las que se refiere Luis
Perú de Lacroix constituyen un texto
mayor, pues haremos una segunda entrega.
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