La lectura siempre será
grata, impactante pero maravillosa, porque nos ayuda a descubrir lo que
desconocemos y nos conduce a ampliar o reforzar, potenciar las ideas que
tenemos con respecto a algo.
Hemos leído bastante
acerca de la inmensa barbarie que los españoles cometieron cuando se
aparecieron por los lados de nuestro continente, bautizado como América en un
presunto homenaje a otro español, Américo Vespucio, que comentó que había un
gran parecido como estaban construidas
las viviendas de los indígenas en el lago de Maracaibo, Venezuela, con
las de Venecia.
Pero lo que los
latinoamericanos desconocemos –por eso es importante la lectura y que todos
leamos- es que existió en el Caribe, específicamente en la antigua isla de La
Española, hoy República Dominicana, un bravo negro africano, arrancado de lo
que hoy conocemos como la República Democrática de Congo, y conducido
a la comentada isla caribeña, que actualmente comparte con Haití.
Nos referimos a un joven
africano, capturado y conducido como esclavo a la Española y luego bautizado
por los españoles como Juan Sebastián, pero que llevó el apelativo Lemba y cuyo
significado se refiere al nombre que “…es dado a un niño nacido durante la
reconciliación de un clan que antes vivía bajo conflictos y amenazas de guerra
y ese niño llamado Lemba representaba el símbolo vivo de la paz lograda…”,
escribió Libio Amaury Matos, un profesional del aérea financiera, egresado de
la Universidad Autónoma de Santo Domingo y con una oficina de consultoría en
Estados Unidos.
Lo que nos escribe Amaury
Matos es que Lemba fue capturado en la
geografía de la tribu de Nodongo, ubicada en el occidente del continente
africano en el siglo XIV. No deja de referirnos detalles y así se remonta al pasado
para recordarnos que los primeros que andaban en negocio de la esclavitud
fueron los árabes, después seguidos por los portugueses, que vieron en la
esclavitud algo que arrojaba más beneficios que el comercio de especies, oro,
marfil y otros.
Y los españoles, que no se
quedaban atrás, compraban los esclavos a
través de la Casa de Contrataciones de Sevilla, pero luego entrarían en el
negocio, viendo que era bastante lucrativo y además, por el hecho de que los
indígenas rechazaban el trabajo a que los sometían los españoles, de modo que
utilizaron a los esclavos.
Parece interesante que se
diga lo que refiere el autor, de que los esclavistas portugueses siempre
contaron con la ayuda de tribus africanas que actuaban como cómplices de los
lusitanos, por supuesto a cambio de otros beneficios.
El bandidaje europeo
Al continuar su relato,
Amaury Matos escribe que “El hombre africano convertido por los europeos
abruptamente en esclavo, vergonzoso y abominable, en tiempos pasados constituyó
el principal producto de exportación del continente negro durante la época
colonial. Hoy se estima que esos bandidos europeos –los traficantes de
esclavos- exportaron a todo el mundo alrededor de 20 millones de humanos
africanos.
Así, este autor nos dice
que los portugueses sabían del gran negocio que constituía la trata de negros y
muy especialmente por el hecho de que había una gran demanda por parte de
España y las nuevas colonias establecidas en América Latina y el Caribe.
Este negocio fue tan
lucrativo para los portugueses que en el área de las costas africanas crearon
“…fuertes, fortalezas, puertos, factorías, bodegas y barrancones para el
almacenamiento de seres humanos condenados a la esclavitud en contra de su
voluntad, quienes eran atrapados al interior de los territorios africanos,
arrancados de sus etnias y de su ámbito familiar y llevados por la fuerza hacia
las costas africanas, a una de aquellas bodegas…”.
Vivir en condiciones inhumanas
Refiere Amaury Matos que
los esclavos que llegaban a las bodegas o factorías estarían encerrados un mes y en condiciones
realmente terribles pues eran maltratados, padecían hambre, sed, calor,
suciedad, pestilencia y como era de esperarse, padecían enfermedades y otros
morían ya que durante las capturas muchos eran heridos.
Pero si la situación era
muy mala en los barrancones a donde llevaban a los africanos luego de
capturarlos, peor era la situación en los barcos, ya que en las naves los
esclavos eran mantenidos encadenados tanto de los pies como de las manos y
“…unidos en filas con cadenas atadas a una larga barra de hierro. Como los
barcos antiguos no tenían baños los viajeros
tenían que realizar sus menesteres escatológicos y defecaciones en proa,
ahí mismo donde se encuentren situados y a la vista e impaciencia de quienes le
queden al lado y frente a todos los demás esclavos retenidos…”.
Escribe que los liberaban
una vez al día para que ayudaran a la tripulación a “… limpiar las inmundicias corporales y las
pestes emanadas por las danzas de las heces fecales expulsadas en forma natural
de sus cuerpos, por el sudor, la aglomeración y las miserias sufridas por los
negros esclavos durante el trayecto marítimo”.
Un esclavo rebelde
Lemba fue comprado en el
Congo por la Casa de Contrataciones de España y llevado a la Española –Hoy
República Dominicana- en el año de 1525 y estuvo trabajando durante siete años
hasta que se rebeló y huyó hacia las montañas de la isla.
De acuerdo al autor,
“…Lemba fue un negro valiente, diestro, aguerrido, peleador, que tuvo la
diferencia, particularidad, ingeniosidad, gallardía y heroísmo de organizar a
otros eslavos insurrectos y libertos y usarlos en la misión de guerra de
liberar del yugo español a todos los negros e indios que como él y sus
seguidores fueron retenidos en la isla de Santo Domingo en contra de su
voluntad”.
Lemba y sus seguidores
–entre 400 y 500 hombres- batallaban contra los españoles a punta de cuchillos,
machetes, lanzas, dagas, palos y piedras. En cada acción exponían sus vidas y
siempre con dos objetivos muy definidos:
-Entraba sorpresivamente
con sus hombres a las fincas o asentamientos y mataban a quienes encontraban y
en segundo lugar, liberaban a los esclavos e indios allí retenidos.
El mismo Juan Sebastián
Lemba entrenaba y preparaba en tácticas de resistencia, defensa y ofensiva y en
tácticas de guerra de guerrilla, si puede ser llamada de esa manera. En ese
orden, dividía su pequeño ejército en varios grupos que atacaban
simultáneamente a las haciendas e ingenios de los españoles, mataban, liberaban
a los esclavos y finalmente les prendían fuego, generando no solo un fuerte
impacto en la economía de los españoles sino que generaba un gran terror, al
punto que los españoles para salir de sus ingenios y/o factorías, debían ser
custodiados por unos 20 soldados. Y en esa guerra contra los españoles, Lemba
tuvo 15 años y murió en fuerte combate contra las tropas invasoras el 17 de
septiembre de 1547, en el paraje conocido como Loma de la Paciencia.
Los soldados españoles
luego de matarlo, le quitaron la cabeza y la colocaron a la puerta de entrada
de la Zona Colonial, en lo alto de la llamada Puerta de la Misericordia. Mucho
después de su muerte, los ancianos le hablaban a los jóvenes y les repetían lo
que solía decir Juan Sebastián Lemba:
“Es importante estar aquí
libres como el viento, pero no se rata solo de escapar de los blancos españoles. No podemos
conformarnos con llegar hasta aquí a los manieles y estar tranquilos. Tenemos
que atacar al español allá abajo en los
ingenios, atacar sus intereses, darles donde más les duele y liberar a los
otros negros que se encuentran retenidos como esclavos”.
LEMBA, El Esclavo Rebelde del Caribe
AMAURY MATOS Libio
Editora Nueva Luz, Inc.
Impresión Editora Búho
Mayo
1 comentario:
Excelente presentación del tema de
Lemba,el esclavo negro que unificó una causa en dos razas:la negra y la
Indígena explotadas despiadadamente
por los españoles.
Tenemos que seguir estudiando la historia de nuestros orígenes para cocino cerca la Verdad.
Publicar un comentario