Los
enfrentamientos que mantuvieron las tribus aborígenes contra los invasores del
país, hoy conocido como Venezuela, fueron más frecuentes de lo que algunos
imaginan, según deducimos de la lectura del Capítulo 10,
Rebeliones
anti-esclavistas, alzamientos populares y otros conflictos (1598-1698).
Tal
artículo pertenece al libro escrito por el profesor e investigador de la
Universidad de Carabobo, José Manuel Hermoso González, que lleva por título
Pueblo Protagónico (1498-1798), texto al que siempre acudo cando abordo algún
tema relacionado con el objetivo de historiador, como son las luchas sociales y
políticas de pueblo venezolano.
El
historiador trata diversos hechos que, independientemente de los
enfrentamientos directos de los indígenas en resistencia y contra los españoles,
también los indígenas debieron enfrentar a los corsarios, filibusteros y piratas
que amenazaban a los habitantes de los
pueblos costeños.
Hay
que añadir a lo anterior, las rebeliones de los esclavos africanos que trajeron
los españoles luego de haber negociado con los esclavistas portugueses y sumar
también las revueltas, rebeliones e insurrecciones “…protagonizadas por el
pueblo durante estos dos siglos en casi todas las ciudades del país. En fin, muchas
modalidades y tipos de violencia interrumpían la supuesta paz y la aparente tranquila vida de los
venezolanos durante doscientos años de régimen colonial.
Los negros perleros de Margarita
Hay
informaciones sepultadas por desconocimiento o adrede en la historia de los
pueblos. Venezuela ha tenido este padecimiento y algunos escritores nunca han
echado realmente el cuento de cómo han sido las cosas: Los españoles obligaban
a la población indígena a buscar perlas en las profundidades del mar, pero no
aparece registrado en los libros sobre nuestra historia que van a las escuelas,
-por ejemplo- que “Durante el primer trimestre
del año 1603 los eslavos africanos que trabajaban como buzos en los
lugares de extracción de perlas en las costas del sur de la isla de Margarita,
hastiados de la sobre explotación y los maltratos a que eran sometidos por
parte de sus opresores los españoles, un buen día organizaron un levantamiento
contra aquella inclemente tiranía”.
Los
esclavos rebeldes navegaron en canoas desde la isla de Margarita y fueron a
tener a las costas de Nueva Andalucía, como había sido denominada Cumaná. Una
vez allí, hicieron contactos con los esclavos que laboraban en las haciendas y
demás plantaciones costeras. Los rebeldes convencieron a muchos de ellos y los
acercaron al conocimiento de sus causas de la rebeldía; así, aumentaron su
número y se internaron en las montañas muy cerca de la costa.
Posteriormente
y ya en un grupo mucho mayor, “…organizaron un cumbé (un poblado de negros
libres), nombraron reina a una mujer de su raza que decidió acompañarles y se
prepararon para la defensa”.
Un alzamiento que daba muy mal ejemplo
En
aquellos acontecimientos, fue enviado tras los rebeldes el capitán Juan
Bautista Cedeño Albornoz con la orden de “…reprimirlos considerando el gran daño que podría causar
este alzamiento a los ingresos de la Corona, pues de la productividad perlífera
dependía el monto del Quinto Real. Por otra parte consideraban que ese alzamiento daba muy mal
ejemplo al resto de oprimidos de la provincia por lo que se requería de un
efectivo escarmiento”.
Es
bueno aclarar que el llamado Quinto Real, no era más que un impuesto que se cancelaba
a la Corona cuando se capturaba una presa o se descubría un tesoro. Vale decir
que había que pagarle al rey, la quinta parte del valor delo capturado o descubierto,
que era aproximadamente un 20 por ciento.
Las conductas voraces se mantienen
Es
interesante traer a colación un hecho muy claro y vigente hoy día. Los
agresores de los pueblos de este continente sureño y americano, han considerado
–en el pasado y en la actualidad- un mal ejemplo la conducta de los
pueblos que se resisten a ser
maltratados, vejados y saqueados. Esa misma actuación de los agresores se pone
de manifiesto cuando otros agresores, diferentes a los de la corona española, ven como malísimo
ejemplo las exclamaciones de libertad, fraternidad, soberanía e
independencia de naciones como Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador,
Ecuador, Argentina, Bolivia y Brasil.
¡Pese
a los siglos transcurridos, las conductas voraces se mantienen, pero también la
rebeldía de la nueva raza!
De
vuelta a la acción encomendada al capitán Cedeño Albornoz por parte del
gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía,
Diego Juárez Amaya, luego de “…un tiempo el comando español, sorteando
incomodidades y peligros, logró dar con el intrincado y selvático lugar donde
se encontraba el fortificado cumbé”.
Escribe
el investigador que “Los españoles pudieron vencer la resistencia de los
rebeldes y lograron reducirlos. En carta fechada el 17 de mayo de ese mismo año (1603), el
gobernador informó al Rey de España sobre el alzamiento y sobr su exitosa represión”.
Los cimarrones de los Valles del Tuy
Por
lo general algunas personas hablan de cimarrón sin tener claro el significado
de la palaba. Cimarrón solía ser llamado el ganado que se separaba del rebaño y
tomaba rumbo hacia el monte (cogía pal’monte). Así designaron a los negros que
muchas veces se escapaban de las
haciendas y se internaban en el
monte y así llamaron a los eslavos que,
en su rebeldía se escapaban hacia las montañas.
Escribe
el historiador Hermoso González que e
los Vales de Tuy durante los siglos XVII y XVIII sucedía siempre esa situación.
“Quizá
porque la naturaleza selvática de la zona resultaba propicia y también debido a
la existencia de muchas haciendas que utilizaban mano de obra esclava, fue
frecuente en esta región el que ante la sobre explotación y los maltratos y
crueldades perpetrados por sus amos o
sus terribles capataces, los africanos solos o en grupos huyeran sin amotinarse o después de hacerlo y se
internan hacia regiones alejadas o de difícil acceso, en las cuales establecían
sus comunidades trashumantes”.
Relata
el profesor e investigador que “…a mediados de siglo XVII ya existían numerosos
grupos de cimarrones diseminados por las regiones de Charallave, Yare y
Paracotos. Los eslavistas, por su parte, de manera constante se dirigían a las
autoridades solicitando la conformación de cuadrillas represivas destinadas a realizar campañas de búsqueda y captura de estos seres
humanos cuya libertad significaba para aquellos una pérdida económica –y lo más
grave aún- el “mal ejemplo” por el efecto demostración que significaba su
rebeldía para quienes permanecían esclavizados”.
Posteriormente,
este autor de la historia nos dice que “El
7 de febrero de 1650 se dio el caso de
que el Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela, Pedro León
Villarroel, ordenó organizar una fuerza armada destinada a combatir e intentar
disolver las muchas cimarroneras existentes en la región y devolver los
esclavos a sus propietarios . Ante la ofensiva represiva de las autoridades
coludidas con los terratenientes
esclavistas, los rebeldes se armaron con
lo que pudieron y se dispusieron a resistir
a riesgo de sus vidas el intento de someterles
de nuevo, pues preferían morir combatiendo que regresar a esa especie de muerte
en vida que era la opresión esclavista”.
Lo cierto de aquel asunto
es que el gobernador ordenó que los jefes
de los insurrectos deberían ser ejecutados apenas los capturaran y el
resto de ellos devueltos a sus dueños y otros encarcelados. También serían
castigadas las personas libres que hubiesen participado como colaboradores. PUEBLO PROTAGÓNICO (1498-1798)
HERMOSO GONZÁLEZ, José Manuel
Ediciones Protagónica 2008
Valencia- Venezuela
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