“No importa tener que matar o dejar morir,
con tal de conseguir lo que se quiere”.
P. Demetrio
Vargas Gómez msp
“Dios ofrece la paz y el hombre hace la guerra. Dios crea todas las
cosas y el hombre se abalanza sobre ellas sin medida y sin importar que esto
suponga el atropello de los demás. No importa tener que matar o dejar morir,
con tal de conseguir lo que se quiere. Hasta sea llegado a matar en nombre
de un dios
hecho a la propia medida”.
Así
escribió el P. Demetrio Vargas Gómez msp (misioneros servidores de la palabra)
el editorial de la revista Inquietud Nueva, impresa en México y que,
a juicio de quien escribe este blog, se refiere directamente al gran
capital que hace la guerra, que destruye y se enriquece con una presunta
reconstrucción de lo destruido.
Pero
Vargas Gómez escribe más y plantea que “Hay también
manifestaciones de falsa bondad para aprovecharse de la ingenuidad o de
la imposibilidad de defenderse de los más débiles. La meta siempre es obtener
más bienes, a costa de lo que sea. En la
misma política, con apariencia de servicio y de búsqueda del bien social, se
abusa terriblemente de aquellos a los quienes se debe servir o ayudar”.
Y luego añade que “En no pocas partes del mundo, muchos seres humanos sufren el flagelo
de la guerra y sucumben ante la ambición desmedida de algunos cuantos. No se
dialoga, se impone; no hay lugar para el perdón, pero si para la venganza y el
odio. No se escucha la voz del otro, sino que se prefiere el grito absurdo de las armas”.
Continúan
las injustas desigualdades
En su mensaje
para la VII Cumbre de las Américas, el
Papa Francisco fue muy claro al decir que:
“Estoy convencido –y así lo expresé en la
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium- de que la inequidad, la injusta
distribución de las riquezas y de los recursos, es fuente de conflictos y de
violencia entre los pueblos porque supone que el progreso de unos se construye
sobre el necesario sacrificio de otros y que, para poder vivir dignamente, hay
que luchar contra los demás (cf.52, 54)”.
Como el Papa
Francisco actúa diplomáticamente, aunque con firmeza, puede hablar de supuestos
para no chocar directamente, pero la realidad es que ese mensaje estuvo
dirigido a los Estados guerreros, EE.UU y los que se expresan en la Unión
Europea a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, es decir,
OTAN así como a las grandes transnacionales que operan en el mundo y que
explotan, día tras día, a la casi totalidad de los ciudadanos que habitan el
planeta, que son una mayoría que ese presunto 1% que mantiene aplastado al 99%
de la población.
De todos modos,
la máxima jerarquía de la Iglesia Católica, consideró que “El bienestar así
logrado es injusto en su raíz y atenta contra la dignidad de las personas. Hay
bienes básicos como la tierra, el trabajo y la casa; y servicios públicos como
la salud, la educación, la seguridad, el medio ambiente…, de los que ningún ser
humano debería quedar excluido”.
Aquí cabría la
siguiente pregunta –válida para todos los sacerdotes de la tierra- ¿Le preocupa
al sacerdocio venezolano que haya personas excluidas del bienestar? Al menos a
la Conferencia Episcopal Venezolana, CEV, no le preocupa en absoluto pues, como
lo destaca el diario Últimas Noticias el 17 de julio de 2016, en un
trabajo de David Grau y Carolina Hidalgo, titulado “Guerra verbal de la CEV
torpedea el diálogo” y el cual indica que “El
exhorto de Papa Francisco a dialogar en
Venezuela cayó en el saco roto del olvido para la Conferencia Episcopal
Venezolana (CEV). Desde hace un mes mantiene una sistemática campaña de
descrédito contra esta iniciativa avalada no solo por UNASUR, sino también por
la Organización de Estados Americanos, (OEA) y la Unión Europea (UE)”.
Lo cierto de
todo, es que, como dijo el embajador Roy Chaderton Matos “…la CEV no inspira
confianza para ser mediadora en el proceso de diálogo entre el gobierno
(venezolano) y la oposición.
El
gran reto: Globalizar la solidaridad y la fraternidad
¿Cuántos
excluidos hay en estos momentos del año 2016 en el mundo entero? La cifra no es
exacta para nadie pues, si citamos algunos números que se escuchan podemos
repetir que, hay más de40 millones de pobres en USA, más de 100 mil desahucios
en España, miles de jóvenes desempleados en Europa, miles de personas muertas
por los bombardeos de la industria militar (excluidos definitivamente) y los
miles de –dicen que 400 mil- personas que ha quedado sin patria, sin contar con
los miles de afectados en África y
Latinoamérica.
“Este
deseo (de la no exclusión) –que todos compartimos- desgraciadamente aún está lejos de la realidad. Todavía hoy
siguen habiendo injustas desigualdades que ofenden a la dignidad de las
personas”, añadió el pontífice.
No están en esta
cuenta otras miles de personas afectadas en su dignidad, como los millones de
argentinos afectados por la Derecha de ese país; los también afectados por
ausencia de medidas de justicia en México, los millones de ciudadanos afectados
en su dignidad en Brasil por las trampas de la Derecha y otros miles o millones
de ciudadanos abatidos por la indiferencia de los que manejan el gran capital.
Aquí es donde
cualquier ciudadano se pregunta si las miles de personas que mueren asesinadas
y son lanzadas en fosas comunes no eran seres dignos. ¿Tampoco tienen dignidad
los que luchan por el ambiente, para evitar que siga siendo depredado?
Para el pontífice
latinoamericano, “El gran
reto de nuestro mundo es la globalización de la solidaridad y la fraternidad en
lugar de la globalización de la discriminación y la indiferencia y, mientras no
se logre una distribución equitativa de la riqueza, no se resolverán los males
de nuestra sociedad (c.f. Evangelii gaudium 202), mientras los ciudadanos del
mundo no reaccionen frente a las injusticias, las ofensas prevalecerán en el
mundo”.
Ante esta realidad
de indignidad a la que han sometido muchas mujeres y hombres de esta humanidad,
bueno es aclarar que mucho se sienten poderosamente dueños de los demás, o
mejor dicho, los de menos, porque son estos, los que tienen menos, quizá los
que carecen de todo, quienes son blanco permanente de las injusticias. Y como
sugiere el Papa Francisco, son los ciudadanos de este planeta quienes deben
reaccionar ante las injusticias.
Visto de otra
manera, quienes se han creído los dueños indiscutibles de los países y sus
gentes, desde hace siglos, deben responder y rectificar sus conductas malsanas
y entregar de esa manera a los excluidos, las posibilidades de vivir mejor,
porque es posible alcanzar ese necesario objetivo.
El 25 de julio,
día de la ciudad de Caracas, apreciamos por medio de Telesur, una noticia de
impacto, como fue saber que la Derecha estadounidense alojada en el denominado
Partido Demócrata, había conspirado contra uno de sus propios miembros, el
candidato Bernie Sanders, de modo que no fuese favorecido por los seguidores demócratas
que venían siendo entusiasmados por el nuevo planteamiento que venía haciendo,
como cambiar la realidad norteamericana y luchar por un mejor bienestar para
sus ciudadanos.
Fue wikileaks esa
especie de agencia cibernética la que filtró una serie de correos donde la
conspiración contra Sanders era puesta e evidencia. Lo cierto de todo, es que
pese a ese terrible acontecer, más bien levó a Sanders a afirmar que había
comenzado la revolución en Estados Unidos.
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