Miles de años antes, los aborígenes vivían en una sociedad colectiva, antes de que apareciran los españles. |
En
la oportunidad en la que repetimos lo que dice el Artículo 3 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela,
que establece que “El Estado
tiene como fines esenciales la defensa
y el desarrollo de la persona y
el respeto a su dignidad…”, con ello nos referimos a los pueblos aborígenes -entiéndase
bien- “…cuya existencia antecede a la
llegada de los primeros europeos, así como a la formación de los estados
nacionales, razón por la cual se les denomina pueblos indígenas”.
En
ese mismo artículo, se deja bien claro que lo que se busca igualmente es “…el
ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad
justa y amate de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo
y la garantía del cumplimiento de los
principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución”.
Por
eso nada de extraño tuvo que el pasado 2 de junio de 2016, un contingente integrado
por representantes de los pueblos indígenas marchara desde la plaza Santa Teresa
hasta el palacio de Miraflores, a mostrarle su apoyo al Presidente Nicolás
Maduro, quien expresó que “Los pueblos
están de pie, tienen dignidad, son amados y son reconocidos en su identidad,
lenguaje y admiramos los 500 años de resistencia y cada vez admiramos su
cultura profunda”.
Y
no cabe la menor duda de que la población indígena lo hizo simple y llanamente
porque se ha sentido reivindicada en sus derechos desde 1999, con la
Constitución Bolivariana de Venezuela, diseñada por los habitantes de país, por
la mayoría del pueblo. En los alrededores de Palacio de Miraflores, los
indígenas –con vestiduras, lanzas y accesorios propios de su cultura–
realizaron bailes típicos al ritmo de su música ancestral
El
tópico, por lo general, es totalmente
ignorado en la mayoría de los países de Latinoamérica, visto como hasta ilegal
en algunas naciones al punto de que, con más frecuencia de la que algunos
pueden imaginar, se expresa públicamente una parte de la humanidad lastimada de
los seres humanos que –hasta ahora- es ubicable en el sentido del racismo.
Quienes existían antes de la llegada de los españoles
Revisamos
la interpretación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
de la publicación que hizo el Consejo Nacional de la Cultura, Conac, en 2006, y
allí nos encontramos con lo siguiente:
“Sus
antepasados (se refiere a los primeros pueblos) ocuparon durante miles de años
estas tierras, desarrollando formas de organización social, política y
económica, culturas, idiomas y tecnologías muy diferentes entre sí y respecto a
las conocidas por los europeos de entonces”.
Y
de seguidas:
“Ante
la invasión, conquista y colonización europea, los indígenas defendieron históricamente sus tierras y vidas. Durante
más de quinientos años han mantenido su
resistencia y lucha por el reconocimiento pleno de su existencia como pueblos,
así como el derecho sobre sus tierras, lo cual hoy se materializa con la
refundación de la República”.
Es
bueno que quede literalmente desaparecida de los libros, anuarios y demás
medios de comunicación de este continente de sur, la idea del descubrimiento
del Nuevo Mundo, porque los aborígenes, nuestros antecesores, estuvieron en
estas tierras miles de años antes de que llegaran los españoles. Lo de
descubrimiento queda para ellos, quienes descubrieron que existíamos.
Bolivia ha enriquecido el sentido social indígena
Punto
aparte para la discusión si revisamos lo que está ocurriendo en este continente
suramericano –ni hablar del continente del norte, donde han sido prácticamente
eliminados-, en cuyas naciones, sus gobernadores han respondido a los intereses
de los grupos de poder económico y político.
¿Podría
alguien hablar de los requerimientos de los olvidados e ignorados y hasta agredidos indígenas chilenos? ¿Qué nos pueden
decir de la población indígena de México, tradicionalmente ignorada y vilmente
maltratada? ¿Y los indígenas hondureños, guatemaltecos, colombianos?
Un
remanso de reconocimiento se ha cernido sobre Bolivia (la hija predilecta del
Libertador), que ha enriquecido el sentido social al tener como presidente a un
indígena, mientras Venezuela, por su lado, asoma su respeto a la dignidad de
los pueblos indígenas. Al reconocerlos como parte íntegra de la nación al igual
que el resto de la población.
“De
la misma manera, como consecuencia de esta lucha y de sus particulares condiciones de vulnerabilidad, los derechos
de los pueblos indígenas han sido reconocidos internacionalmente como derechos
específicos y originarios”.
Hablamos
de una realidad que suele ser escondida. Algunos suelen intencionalmente
ignorar a los pueblos indígenas, con un gran sentido racista, mientras otros,
suelen considerarlos –porque no han podido acceder a los beneficios de la
cultura imperante- como un sector ignorante y despreciable.
Sin
embargo, al ser reconocidos en la Constitución Bolivariana, muestra “…un
profundo cambio de perspectiva política
y cultural que reorienta la conducción del Estado venezolano, al
reconocer su carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe”.
Los derechos originarios y la propiedad colectivas
¿De
qué hablamos en estas líneas ¿
Hablamos
de las personas, de los humanos, de sus sentimientos, de sus modos de vida, de
sus identidades, de sus creaciones, de sus apegos a la espiritualidad y de sus
esperanzas acerca de la vida. Hablamos de los indígenas, los primeros
pobladores de Latinoamérica y de quienes somos sus herederos, querámoslo o no,
al menos en Venezuela, un país mestizo, con sus propias ideas y sentimientos.
Es
cierto que se ha venido avanzando en Latinoamérica en torno al reconocimiento y
la profundización de los derechos de los pueblos indígenas y un hecho muy
evidente ha sido que el “Estado
reconoce y garantiza a los pueblos y comunidades indígenas, los derechos originarios y la
propiedad colectiva sobre las tierras que ocupan, a las que han tenido acceso
ancestral y tradicionalmente y que son necesarias para desarrollar y garantizar
sus formas de vida. Las tierras de los pueblos y comunidades indígenas son
inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles, de acuerdo a
lo establecido en la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela”.
Es destacado en la exposición de motivos de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, publicada por el Consejo Nacional de la
Cultura, Conac, que “…en el ordenamiento
jurídico venezolano existen muchas
referencias normativas distintas
relativas a la realidad indígena, las cuales incluyen leyes aprobatorias de tratados
internacionales en materia de derechos indígenas, así como diferentes leyes
orgánicas , ordinarias y especiales así como decretos, resoluciones
ministeriales y reglamentos que regulan diferentes áreas vinculadas a su
realidad en el contexto nacional. Igualmente, dentro de las instituciones del
Estado existen dependencias específicas
para atender los diversos aspectos de la realidad de los pueblos
indígenas, dentro de su complejidad.
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