El Gran Mariscal de Ayacucho, víctima deinfundios. |
Los delincuentes
(porque cometen delitos) que dicen mentiras de Venezuela y otras naciones de
Latinoamérica, que inventan situaciones que no acontecen en esos países, que
distorsionan las informaciones, que diseñan cuadros de malversación, sobre
nacionalidades falsas, sobre presuntas cuentas que algunos ciudadanos tienen en
bancos de Estados Unidos, que intentan llenar de basura la vida de las personas,
que se valen de seres humanos que no existen, no son nada nuevo para esta
región que ha visto nacer una pléyade de luchadores y libertadores.
Los tiempos de intrigas no han cambiado
En una carta que envía
Antonio José de Sucre -desde Túquerres,
5 de diciembre de 1822- al Secretario
General de S.E. el Libertador, le indica que:
“Se me ha informado
que algunos individuos han querido
elevar a S.E. un reclamo contra algunos actos de mi administración en la intendencia del
departamento, contrayéndose especialmente a la distribución de los empleos. He
escrito al M.I. Cabildo para que promueva por sí o los ciudadanos las quejas
que haya de mi conducta en todos sentidos, pues estoy dispuesto a contestar los cargos que sufra.
Si es sola la queja por los empleados, S.E. sabe que han sido consultados en
una junta de 12 notables que pudieron o
no tener pasiones en sus informes y que por tanto los reclamantes pueden o no
tener justicia en s pretensión, pero si me acusa de algún acto arbitrario que
ataque las leyes, espero que se me hagan conocer los cargos y que en tanto S.E.
suspenda su concepto porque puedo si asegurar que no me he desviado un momento
de ellas, de las órdenes de S.E. y de la justicia. Tal vez puedo yo errar mi concepto, pero desde ahora, aseguraría que
los que se quejan o son hombres viciosos o son turbulentos o no son patriotas: no digo que mi
administración carezca de faltas pero ningún ciudadano ha sido privado de la
justicia que ha tenido en sus pretensiones. En cuanto a los empleos he
dicho que se proveyeron bajo los informes de 12 notables cuyos presentará a
S.E. el secretario de la intendencia para que se juzgue de su opinión pública. No
respondo si han tenido o no pasiones, pero es una verdad que para la provisión
de dichos empleos era necesario un sufrimiento de que sencillamente juzgará
S.E. sabiendo que hay individuos (tal vez de los quejosos ) que reclamaron un
puesto pero por el mérito de haber dado una taza de chocolate al señor coronel
Córdova después de la acción de Pichincha: quizá la solicitud existe aún en
Secretaría. Mi situación actual no es para hacer informes detallados que
prevengan al Libertador; porque respondo sobre mi comportación espero
satisfacer en cualesquier momento a S.E. y responderle que he desempeñado con
honor e integridad la confianza que se sirvió dispensarme al poner en mis manos
la intendencia del departamento.
Dios &
A. J
DE SUCRE
La Derecha denigra desde hace siglos
El Ministerio del
Poder Popular para la Comunicación y La Información de Venezuela, en 2010 editó un folleto en el cual se recoge
un planteamiento de Miguel Acosta Saignes, el etnohistoriador y geógrafo,
ensayista, director de la Escuela de Periodismo –hoy Comunicación Social de la
Universidad Central de Venezuela- y que fue publicado en la revista Casa de Las
Américas (No. 138, mayo-junio de 1983, año XXIII) y en el mismo se refiere a lo
que consideró el caso terrible de Simón Bolívar.
En el Congreso de
Angostura -15 de febrero de 1819- , Bolívar hizo referencia cuando describió
cuanto había sucedido desde 1810:
“No he sido más que
un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja.
Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas irresistibles ha dirigido la marcha
de nuestros sucesos…”
Saignes refirió en
su artículo que Simón Bolívar “Muchas veces repitió interpretación semejante,
con la cual superaba a mil historiadores y sociólogos que habrían de juzgar
sobre su vida y la de su tiempo. Comprendió –y por eso mereció el título de
Libertador – su papel eminente de intérprete de las voluntades colectivas.
Comenzó por responder a la de su clase, la de los mantuanos, cuyos pensamientos
expresó vivamente en ocasiones
innumerables”.
Pese a sus triunfos
“…en lo político y lo bélico, con la aquiescencia de los criollos d4 Venezuela,
la antigua NUEVA Granada y Perú, así como los de Ecuador y después, en 1826, los de Bolivia. Pero
amentaron las contradicciones por diversos motivos, Bolívar concedió a los
indígenas constantes reivindicaciones, un poco a cambio de que contribuyeran a
mantener a los ejércitos que iba formando en cada futura república”.
Y más adelante, escribió
el ensayista que “Ya después de Junín se inició el descenso, es decir, comenzó
la lucha de las oligarquías formadas rápidamente, después de las primeras
libertades en Venezuela y Nueva Granadlas”.
Así, le
suspendieron las prerrogativas concedidas en 1821 y perdía su capacidad para “…formar
ejércitos ni mandarlos fuera de territorio de la República Colombiana. No
podría, así, dirigir la batalla final que había venido preparando por largos
meses con Sucre”.
Aunque estuvo
respaldado por el ejército, nuestro Libertador no se rebeló, ya se encontraba herido por las clases oligarcas
formadas después de la independencia.
Hoy, como ayer, la lucha sigue en Nuestra America
He querido a traer
a colación –sin entrar en muchos detalles- las traiciones que rodearon a estos
grandes luchadores, bien por los de su misma clase social –no hay que olvidar
que tanto Bolívar como Sucre fueron aristócratas, poseedores de grandes
fortunas- como por aquellos que lucharon a sus lados, pero que una vez
concluida la independencia, consideraron que había llegado la hora de que les
reconocieran sus sacrificios, ciertos o inventados. Esos se apoderaron,
manejados por las clases poderosas, las oligarquías, de los gobiernos subsiguientes.
Perseguido Bolívar,
asesinado su mejor amigo, gastada su fortuna y desmembradas las regiones por
las que lucho, se consideró proscrito, ya sin patria que defender.
Hoy, no solo en
Venezuela, sino en el resto de Latinoamérica, las oligarquías, más poderosas que antes, siguen aferradas al poder y
batallando desde las sombras contra los nuevos modelos revolucionarios
latinoamericanos que insisten en llevar mejores condiciones de vida a sus
habitantes.
A.J.DE SUCRE
Archivo
de Sucre. T.XIII, f.15-A.Vuelto
SAIGNES, Miguel Acosta
“Como
repudia una clase social
a
su Libertador”
Ministerio
del Poder Popular para la Comunicación e Información
Agosto
2010
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