Pedro Estacio
En ocasiones nos preguntamos si acaso los ciudadanos tienen realmente neuronas en sus cabezas o simplemente garrapatas, para ver esos programas mañaneros que ofrecen las plantas televisivas en Venezuela, cuyos contenidos no se caracterizan por mostrar creatividad.
Realmente es alta la concentración de tonterías, banalidades que se pueden encontrar cada mañana en cualquiera de las plantas de televisión y que comienzan por presentar “expertos” en las cartas que le indican al usuario -depende del signo- si le va a ir bien o mal en los negocios, el amor, en el empleo y hasta le recomiendan a las personas baños y números que deben jugar a las loterías.
Después, control en mano, cualquier usuario de la Tv puede ver a las y los animadores (modelos, periodistas y lo que salga) que se mueven al compás de piezas musicales, conocidas o no, mientras juran que hablan pero lo que hacen es emitir un ruido confuso que nadie logra entender lo que dicen todos a la misma vez como si estuvieran en una gallera.
En otro lado, llega la onda gastronómica que es infaltable en todas las programaciones y ahora mas con los llamados emprendedores, nombre nuevo que no le dicen a los vendedores de cambures ni tomates en las aceras, ocasión en la que todos los llamados animadores (por poco no se llaman influenciadores) le caen a un cocinero y construyen todo un discurso que ni siquiera llega a perorata, pero algo casi igual de pesado.
Presuntamente piensa uno que se venden como orientadores y en ese marco invitan a otros expertos o especialistas para que hablen sobre cualquier tema, si los pantalones deben ponerse de esta manera y los zapatos de otro; que no son aceptables las conductas para manipular entre las parejas, que si los complejos, los médicos que hablan de los dolores de rodillas y las operaciones y, dele que son pasteles como dicen los muchachos.
Cuando el usuario de la Tv menos lo piensa le muestran a otro experto en ejercicios quien como buen operador se lleva un grupo del gimnasio donde trabaja o es dueño y pone a saltar a todos los que caen bajo el influjo de las
cámaras como animadores y animadoras.
En otro canal hablan de los palitos o inciensos encendidos, baños y el nuevo diseño que deben tener las habitaciones para que las cosas marchen lo mejor posible y siempre con la orientación adecuada. En ocasiones, estos programas presentan expertos en conducta, en la relación de pareja, en la,orientación de los niños y adolescentes, tratan sobre el Alzhaimer y Mal de Parkinson y todas las enfermedades y relaciones que puedan existir.
La televisión, mas que todo es un gran negocio. Le sirve a los actores, actrices, buenos y algunos malos; también a los bailarines. Lo mismo que a los que se hacen llamar cantantes. En lo que concierne a los que dicen cantar, aquí hay un todo un rosario o algo mas largo que eso pues, ni todos saben cantar y todos se rodean de buenos equipos de sonidos y la mayoría de ellos ya comenzaron (parece que están entendiendo lo que es música) a rodearse y negociar con los realmente expertos del Sistema creado por el fallecido Maestro Abreu.
Ni hablar de los que se consideran expertos del espectáculo, que nada tienen que ver con ello. Realmente son contados los que manejan un área. Y eso del espectáculo no es mas que lo que los venezolanos conocemos como chisme sobre los artistas, los que mal cantan, bailan, los actores y actrices, sobre los divorcios, los novios, el abandono y mucho mas.Y lo mas terrible, es la exagerada repetición de todo lo qie transmiten.
No cabe la menor duda de que en los medios y particularmente en las redes y la televisión, hay que hacer una reforma de alto calibre, algo así como con la nueva Constitución Bolivariana o la reforma judicial de López Obrador en México, pero hay que hacerla para darle la calidad necesaria que los ciudadanos ameritan recibir. No es que sean una universidad, pero si deben mejorar.
Se me había olvidado decir que las plantas de televisión auspician y se valen de las redes pues una de las primeras cosas que asoman son sus propios buzones para que se comuniquen con ellos y lo mismo le dicen a sus invitados, a fin de que digan sus redes.
En todo esto lo que hay es una super gigantesca transferencia cultural imperial que va perfilando el deber ser de las sociedades del mundo; cómo deben pensar sus ciudadanos, qué deben comprar, dónde deben hacerlo, hacer sus vacaciones, sus estudios y la lista es larga.
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