Pedro Estacio
El planeta Tierra, hay que reiterarlo una vez mas, es algo menos que un grano de arena dentro del magnífico e infinito universo, pero hay quienes suelen creerse seres divinos, gigantes y poderosos ante los aparentemente mas débiles y ese es el panorama que venden las hoy conocidas organizaciones de Derecha, trajeadas con variadas cortinas de la política y la economía y que hoy se muestran con gran desparpajo.
Esa historia se viene repitiendo desde que los primeros ambiciosos se encontraron con otros similares e iniciaron la conformación de un poder que, a su entender, les permitiría controlar a los demás. Ha sucedido mucho, en diversas regiones de este planeta universal, aunque minúsculo en comparación con otros astros.
El sueño ambicioso de algunos hombres en las muchas, variadas e inmensas regiones donde habitamos los seres humanos, esa vieja y tonta idea de ser reconocidos como los hacedores de vidas y destinos de los hombres y mujeres de todas las épocas, sigue siendo el equívoco mortal mas grande de la historia de la humanidad.
Ha sido un equívoco porque la mayoría, si se quiere, de todos esos hombres ambiciosos del recorrido humano, han muerto sin el verdadero sentido de reconocimiento por parte de quienes les han rodeado y, mucho peor, sin dejar un rastro honesto de sus conductas en las historias de los pueblos.
¿Entonces por qué lo han hecho y lo siguen haciendo?
La explicación sobre ese nefasto proceder humano, tiene que ver con la ausencia del conocimiento profundo acerca de la existencia de la vida, su importancia y la trascendencia del ser humano en todas las acciones del vivir, en el ambiente que le rodea, de sus particularidades y de los roles que le han correspondido desarrollar a los seres humanos en el aprendizaje y la trasmisión del conocimiento hacia sus congéneres.
Uno de los factores que ha tenido gran impacto en la humanidad en toda su travesía, desde que comenzó a apreciar lo que le rodeaba, ha sido el tiempo, el mismo de la claridad y oscuridad, ese de la siembra y la cosecha, el de las bajas y altas temperaturas; un tiempo que generó la prisa, esa creencia de que había que hacer lo que se pensaba lo mas pronto posible porque de lo contrario, se agotaba el vivir.
Y bajo esa convicción de lo que era la vida, muy poco fue el pensar sobre los demás humanos y su desarrollo, el pensamiento simple solo giraba en torno a la adoración del ser como algo divino. Esa creencia, esa tonta idea perece por un lado y por otro vuelve a crecer y el ciclo parece repetir y se plantea siempre la presencia de lo nuevo sobre lo viejo.
Lo cierto de todo es que hoy la humanidad lo tiene en vivo y en directo; unos siguen creyéndose mas poderosos que los demás y otros, mas alertas que en el triste pasado se resisten y buscan en una factible unidad y no en el tiempo, un mejor modo de vida para los afectados seres de esta esplendorosa aunque impactada humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario