Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 11 de julio de 2010

Colón, ¿un hebreo converso?


Hay mucho que leer y escribir sobre el trabajo del catedrático de la Universidad de Carabobo de Venezuela, José Manuel Hermoso González y su libro Pueblo Protagónico (1498-1798), en el que ahonda sobre la historia de las luchas sociales y políticas de las venezolanas y venezolanos. Hay tanto por descubrir en su trabajo investigador, que da igual comenzar por uno u otro tema.
Ni estudioso ni investigador
Hay asuntos interesantes que comentar, por ejemplo, el de la llegada de Cristóbal Colón por los lados de la costa de Paria. El historiador, escribe que Colón, quien pasó a la Historia “como un genial descubridor nacido en Génova, no fue un amante de la ciencia. No fue un estudioso, ni un investigador. No fue un científico, un geógrafo, ni un naturista, aunque tampoco era un ignorante ni un inepto. Sus capacidades fueron otras. Fue si, un experto marino, un viajero impenitente, un políglota y un autodidacta de mediana formación, apasionadamente interesado en los descubrimientos geográficos y por ende en los conocimientos científicos relacionados con ellos. Y, un osado emprendedor, un tozudo aventurero capaz de lograr grandes metas”.
Dice Hermoso González, en su apasionante libro, que todo parecía indicar que ni la ciencia ni la religión eran un asunto que le preocupara al navegante, ni era un hombre a quien le inquietara la gloria o la trascendencia tampoco era poseedor de principios morales, religiosos ni grandes ideales para con la humanidad.
Solo convencionalismo
“El superficial misticismo con que se expresaba –apunta- no pasaba de ser un convencionalismo. No hay duda de que sus dos grandes pasiones, sus dos grandes focos de interés, eran, en primer lugar su afán de lucro, su ambición de enriquecerse. Y, en segundo lugar, la vanidad, es decir, la sed de poder, prestigio y reconocimiento”.
Este docente de historia continúa en su narración y dice que “Sobran pruebas de que Colón pretendió convertir los territorios descubiertos en feudo particular suyo y de sus hermanos y de que intentó enriquecerse desconociendo acuerdos y desobedeciendo ordenanzas de la Corona o traficando a espaldas de los reyes y excluyendo del negocio a sus propios compañeros. Por los desmanes y atropellos cometidos por Colón y los suyos en La Española, es detenido y enviado encadenado a España. No hay duda de que sus desmedidas pretensiones fueron algunas de las causas de que Colón cayera en desgracia y muriera finalmente pobre, aislado e ignorado. La avaricia rompió el saco”.
Vendieron el descubrimiento como una joya
La construcción de la historia, en este continente suramericano, siempre estuvo manejada por intereses. Vendieron el descubrimiento como una joya y a los soldados y marinos que llegaron como conquistadores, cuando en realidad vinieron como fieras voraces a adueñarse de lo que no les pertenecía.
En una especie de inter título, que dice Tozudez, ambición y amor al dinero, claves de la hazaña de Colón, el investigador refiere que “No obstante el evidente empeño de Cristóbal Colón de negar en todo tiempo y momento los datos de su verdadero origen –empeño reconocido por su hijo y biógrafo Francisco Colón- un detenido y perspicaz estudio del entramado creado para ocultarlo, conduce a reforzar y dar credibilidad a la hipótesis de que el navegante procedía de una familia de hebreos probablemente convertidos al cristianismo. Su manera de firmar, su discurso de raro misticismo anclado en pasajes del antiguo testamento, sus frases de admiración hacia éxitos, aportes o méritos de la cultura hebrea, permiten presumirlo así”.
Y luego añade, como para fortalecer aún más el punto expuesto:
“Pero, si cualquier cristiano podía ser condenado a morir abrasado por las purificadoras llamas de la Inquisición por el solo hecho de afirmar que la tierra no es plana, contrariando de esta manera las sagradas escrituras ¿qué riesgo no correría entonces un neo-cristiano que se empeñara en demostrar que era posible encontrar rumbo al oeste una ruta hacia la India? Y algo más cuesta arriba todavía ¿podría un vulgar converso, en aquel ambiente de odio anti-judaico y de desconfianza extrema hacia los nuevos cristianos, lograr –para aquel o cualquier otro objetivo- el apoyo de un Estado dominado por la Iglesia?
Y hay más en esta historia cerrada de Colón.
El historiador se hace preguntas acerca de si el marino genovés sabía de los aportes de Ptolomeo a la astronomía, si había escuchado hablar de la Atlántida comentada por Platón y de las tierras a que había hecho referencias Séneca; si estaba enterado de lo que decía Pitágoras en el sentido de que el mundo era esférico y que daba vueltas alrededor del sol o estaba al corriente de las teorías de Leonardo Da Vinci.
En su opinión “Ha oído hablar de las teorías de Copérnico. Se cartea con Toscanelli –maestro de Da Vinci-, según el cual se puede llegar al este por el oeste, encontrar nuevas tierras y llegar a la India”.
“Además de toda esta información –añade-, se sabe que Colón conoció los datos y se aferró a los cálculos del cardenal francés D´Ailly, quien afirmaba que nuestro planeta es esférico, con la desventaja de que había calculado erradamente su tamaño, pues lo estimó un tercio más pequeño del verdadero”.

viernes, 2 de julio de 2010

Los verdaderos descubridores de América (II)


Dice el historiador y autor de Pueblo Protagónico (1498-1798) y de “1936: Programas contra poder. Historia de la movilización popular”, José Manuel Hermoso González, que 1.500 años antes de la era cristiana, ocurre en el país, “la disolución de la igualitaria y autosuficiente sociedad aldeana…” Es cuando hay avances hacia sociedades que presentan una interesante característica, es decir, presentan organizaciones más complejas en cuanto al trabajo.
Dice el historiador que no se trata “de la división natural del trabajo basada en el sexo y en la edad de las personas, sino que aparece una división social del trabajo fundada en la ubicación de los individuos respecto de la producción y distribución de los bienes materiales.
Aquel modelo de organización social y política implicaba una jerarquía en forma de cacicazgo o señorío con estructuras políticas relativamente complejas”.
En opinión del investigador, tales poblados pudieron desarrollar “una vasta red de intercambio comercial y un extenso entramado de aldeas que compartían unimisma cultura. Crearon formas de distribución del agua por medio de estanques y canales destinados al almacenamiento y riego”
Ciertamente, todo esto permaneció ajeno u oculto a los más variados gobiernos anteriores a la revolución bolivariana. Nada de esto era conocido por las personas; las investigaciones iban a parar a volúmenes que luego irían a tomar lugares en pocas o especializadas bibliotecas.
Por supuesto, nada de esto iba a las escuelas.
Lo que escribieron los historiadores
En nuestras escuelas lo único que se nos dijo es que nuestro país con nuestros indígenas fue descubierto por los españoles. Siempre nos dijeron o nos dieron a entender que existimos a partir de la llegada de los españoles.
Hasta ahí.
Jamás ningún historiador nos explicó, nos echó el cuento de quienes nos antecedieron y qué hicieron. Es más, de toda la gran cantidad de población indígena que teníamos apenas nos hablaron de unas cuantas etnias y no ahondaron. Esos fueron los historiadores que tuvimos.
Algunos los llaman ocultadores de la verdad.
Nuestro docente de la Universidad de Carabobo lleva a su libro la opinión del antropólogo brasilero Darcy Ribeiro y escribe que éste “…denomina a estas sociedades cacicales, estados rurales artesanales. Según él y según su particular catalogación –por su nivel de desarrollo socio cultural- estaban situadas por encima de las aldeas agrícolas indiferenciadas de la selva tropical y a una distancia media entre los proto-estados clásicos de los araucanos y las civilizaciones urbanas de México y el Altiplano Andino”.
De acuerdo a Ribeiro, entonces, “La vida económica en estos estados rurales artesanales –como el caso de los chibchas en Colombia- se basaba en una agricultura intensiva que no requería regadío gracias a la calidad de las tierras, a las condiciones climáticas y a sus avanzadas técnicas de horticultores. Cultivaban, además del maíz, papa, quinoa, chauchas, tomate, pimienta, coca y tabaco; por otra parte, criaban patos, pavos y cobayos”.
Adicionó a ese comentario que “Además de la agricultura y la cría de animales habían desarrollado diversas modalidades de artesanía y practicaban una actividad comercial entre comunidades (no entre individuos) mediante la cual intercambiaban diferentes tipos de artesanías (cerámica, tejidos, orfebrería y otras) así como productos agrícolas, sal piedras preciosas y oro, metal que probablemente utilizaban como moneda”.
El trueque en las comunidades
En torno a esto último, es interesante destacar que en la Venezuela de 2010, el Ministerio del Poder Popular para las Comunas está promoviendo lo que denominan el trueque en todo el país, un sistema de intercambio que pudiera tener características similares con esa actividad comercial señalada anteriormente.
Un vocero operativo de ese sistema, identificado como Ciro Aldana planteó en el estado Lara que "Esta propuesta se trata de una nueva economía solidaria en la cual no tiene cabida el capitalismo mediante la utilización comercial del dinero tradicional, sino que se intercambian solidariamente productos por una moneda comunal. Por esta razón, en Lara se busca que el sistema pueda crecer y consolidarse desde adentro hacia afuera y que sus beneficios lleguen a todos los sectores de la entidad mediante la figura de facilitadores".
De hecho, la web ecoaldea1320.org.ve, informa que en Venezuela existe la Red de Trueques, la cual “busca poner en contacto a todos los interesados en practicar nuevamente este sistema de intercambio directo de productos y servicios con el fin de:
-Mejorar nuestra Economía reutilizando lo que esta ocioso; Proporcionar el apoyo mutuo, uniendo esfuerzos; Estimular la diversidad productiva de la bioregión; Estar preparado para enfrentar eventuales catástrofes naturales o financieras. Igualmente señalan que “La Red de Trueques de Venezuela se encarga de circular la información entre los truequeros y demás personas interesadas a través de diversos medios. Y le dejan un mensaje a sus lectores:
Si te interesa incorporarte a la Red únicamente necesitas: Estar dispuesto a prestar y recibir ayuda a través de la Red; Ofrecer al menos un servicio o producto necesario para la Comunidad; Asistir a las charlas y talleres de información sobre Trueques y Reciclaje; Promover e implementar el Trueque; Tener conciencia del destino que le damos a lo que desechamos; Aceptamos ideas (Ecológicas), sugerencias y Autogestión para este proyecto de hacer una Venezuela Ecológica”.
No podemos olvidar que, el desaparecido Consejo Nacional de la Cultura, Conac, antes de ser eliminado había estado realizando actividades en materia del trueque y, por otro lado se habla de que en los actuales momentos, esa actividad de intercambio se hace en unos diez estados de la nación y que hay otros antecedentes en la misma materia.
Seguiremos ahondando en aquellos que nos antecedieron en este sureño continente.