Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



miércoles, 8 de junio de 2011

La economía de la guerra independentista


Escribió el antropólogo, ensayista, periodista, etnohistoriador y político Miguel Acosta Saignes, en su libro “Bolívar, acción y utopía del hombre de las dificultades, que hasta el año 1976 no se había publicado en Venezuela algún tema respecto a lo que pudiera ser llamado  como la economía de la guerra de independencia.
Y podemos decir nosotros, que el tema es realmente interesante y por demás, necesario conocer ya que de lo que hemos escrito en este blog y de lo que otros también han escrito, es sobre las más variadas incidencias acaecidas en el tiempo que duró la guerra de independencia, con Simón Bolívar y otros próceres al frente de esa cruenta confrontación bélica, pero nunca hemos hecho referencia a ese asunto tan vital que debió ser la parte económica, porque ¿de qué vivían los hombres y mujeres involucrados en esa guerra contra los españoles? ¿Quiénes producían en el fragor de esos acontecimientos? ¿qué se producía y de qué manera lo hacían?
Quien fuera fundador de los estudios antropológicos de Venezuela y de los estudios de periodismo, hombre de gran sensibilidad, de la generación de 1928, sufrió en esa época cárceles y exilios y este hombre en su comentado libro lanzó al aire varias preguntas como ¿cuáles fueron los bienes producidos, el modo de producción y las relaciones de producción?
Y si bien este humanista e investigador dejó claro que hubo diversos trabajos que se hicieron sobre la economía colonial en el siglo XVIII, en lo que concierne al período de la guerra de independencia “sólo se conocen trabajos fragmentarios, regionales o parciales”.
Y más adelante:
“Es curioso que hasta ahora ningún economista haya emprendido un estudio sistemático para comprender cuales fueron las bases productivas sobre las cuales pudo desarrollarse el período que va aproximadamente desde 1810 hasta 1830. Esos veinte años no pueden ser concebidos a cabalidad sin un conocimiento siquiera somero de la economía y de los caracteres peculiares de la producción que sustentaron el terrible esfuerzo de la contienda”. 
Los esclavos eran quienes producían
Quien fuera Decano de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, UCV, y Senador de la República. Refirió  que en el siglo XVIII la tierra estaba en manos de los mantuanos (criollos descendientes de españoles) y la explotación de las mismas tenía un carácter esclavista. Los esclavos negros se encargaban de la producción  tanto para el consumo como para la exportación y añadía que casi la mayoría de la mano de obra esclava estaba concentrada en la costa.
Desde lo que hoy es el estado Falcón hasta la península de Paria en el estado Sucre, toda esa amplísima faja de montañas y costas estaban habitadas por la población esclava. En ciertas regiones convivían negros esclavos e indios, como ocurrió con los que estaban entre los estados Miranda y Yaracuy y se dedicaban al servicio doméstico y a la agricultura de unos cuantos valles en los estados Mérida, Táchira y Trujillo.
En lo que se refiere hacia el sur (Guayana) habían centros misiones y la producción estaba en manos de los indígenas, mientras en los llanos  de Barinas a Monagas fue notoria la ausencia de esclavos. Toda la producción de entonces estuvo dedicada al cacao, caña de azúcar, café, maíz, frutos menores y ganado.
A juicio de Acosta Saignes, “Quien estudiase algún período aislado de la lucha por la independencia en Venezuela, como por ejemplo, el establecimiento de Bolívar en la región guayanesa, donde instaló un congreso en 1819, nada entendería sino poseyese algunos datos fundamentales sobre la producción tradicional en Venezuela y sobre las relaciones comerciales que esa producción permitía establecer”.
Y en ese orden  el investigador precisa que ni Bolívar, ni Mariño, ni Páez, en las regiones de Guayana, oriente y los llanos, podrían ser comprendidos si son ignorados los hechos económicos muy propios de esas regiones en el siglo XVIII así como la distribución, bien sea en lo cuantitativo como en lo cualitativo socialmente hablando. Y así dice que “y si no se conocen  ciertas peculiaridades económicas de 1810 y los años anteriores y siguientes, es imposible  comprender la formación y el mantenimiento del Ejército Libertador que pudo actuar  en una inmensa extensión de América de Sur y llegar al encuentro del Ejército Libertador de San Martín”.
Un tema que seguiremos hurgando en busca de respuestas.


Bolívar, acción y utopía del hombre
De las dificultades

ACOSTA SAIGNES, Miguel

Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información

Caracas-Venezuela