Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



martes, 24 de julio de 2018

Las primeras batallas por la independencia




 
Francisco Fajardo, un híbrido, hijo de español e india que traicionó a los indígenas. 
Algunos ciudadanos de este continente aún siguen pensando que las realidades acerca del encuentro entre los bien armados españoles y nuestras etnias indígenas fue algo así como un encuentro maravilloso entre amigos, según suelen presentarlo algunos dibujos de libracos escritos por gente interesada y no necesariamente por acuciosos e intelectuales éticos. 
Para darnos una idea de lo que acontecía en aquel tiempo, hemos apelado al importante trabajo de investigación y publicación del profesor José Manuel Hermoso González, titular a dedicación exclusiva en la Cátedra  de Historia de Venezuela de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo. En su libro “Pueblo Protagónico 1498-1798”, como dice una de las solapas del mismo, “el autor nos muestra como el conocimiento de las luchas populares se hace más interesante y más útil para la elevación de la conciencia colectiva y para impulsar los cambios sociales, en la medida en que la época en que se viva sea más dramática y accidentada”, cita solamente identificada por las letras (DMP). 
Lucha contra los violentos y arbitrarios visitantes
Para este investigador, la primera guerra por la independencia se la debemos al cacique Guaicaipuro, abanderado de las guerras indígenas por la independencia y para ser un poco más claro, líder de esas iniciales batallas contra los forasteros que llegaron a nuestras costas en grandes naves –para las etnias- buscando las maneras de cómo hacerse sus dueños y por ello la persecución de los indígenas, el robo de las mujeres, las matanzas y el también robo de sus bienes y de aquellos que la naturaleza  mostraba y a todo lo que pudieran sacarle valor.
Refiere el investigador que  “En efecto, se trató de una verdadera  guerra, tanto por su duración, la cantidad de protagonistas y el número de batallas, como por las dimensiones del espacio geográfico que le sirvió de escenario y de territorio en disputa. Fue una verdadera guerra de resistencia de los primigenios ocupantes  de esta región americana contra los violentos y arbitrarios visitantes que quisieron adueñarse ‘manu militare’ no solo del espacio sino de sus habitantes.
Más adelante, el profesor de historia plantea interesante al señalarnos que los aborígenes de estas tierras, con su natural y lógico enfrentamiento “nos dieron una primera gran lección de lucha por la libertad” y muy para los tiempos actuales en Latinoamérica, tierras en la que hay una dinámica política de lucha por la soberanía, la libertad y la defensa de la tierra.
Para aquel entonces, que el historiador data en 70 años después de la primera llegada de los europeos a esta parte del continente, es que comienza a germinar el pueblo venezolano, ya embarcado en esa integración étnica y uno de los ejemplos que cita este docente de la Universidad de Carabobo, es precisamente a Francisco Fajardo, un mestizo hijo de español y una indígena Guaiquerí.
Este ser que no era ni blanco ni indígena, para algunos era visto como un traidor a su raza y un ser alevoso. Fajardo, cita el profesor Hermoso González “…-colaborador en el proceso de opresión de aquellos ‘hermanos de raza’ de su madre- va a convertirse en un nuevo factor de manipulación contra los aborígenes a favor del conquistador español”.
Esa especie de episodio del pasado que escribe el profesor Hermoso González, nos traslada al presente venezolano y nos permite reflexionar sobre otras imágenes, de supuestos venezolanos, que parecieran haber asumido el espíritu y personalidad de Fajardo, hasta llegar, con sus mentes híbridas a desconocer a su país y cantar en alabanzas, acompañados con el sonido del dinero, que otras naciones invadan el país donde nacieron. ¡El mundo al revés! Como solía decir el fallecido Eduardo Galeano.
El primer traidor y nuevo factor de manipulación
Para este historiador, Francisco Fajardo se convierte en el nuevo factor de manipulación contra los hermanos de raza de su madre y siempre a favor de las huestes extranjeras que arribaron cargados de armas desconocidas “…y así se convierte en el primer gran enemigo no europeo de los originarios ocupantes de estos territorios”.
“El mestizo Fajardo, un ‘criollo’ mitad español mitad indígena será el primer venezolano que traiciona a su tierra y a su gente para aliarse  con los poderes externos  que expolian y saquean el territorio. Aunque nacido acá, Fajardo será un conquistador, un opresor de su propio pueblo”.  
Aunque Pueblo Protagónico (1498-1798) fue escrito antes de 2008 e impreso en esa fecha, es interesante apreciar ese carácter vidente de la escritura, pues 10 años después los venezolanos han visto y oído a individuos cuyas conductas parecieran haber nacido como desprendidas del Francisco Fajardo surgido siglos antes.    
Ladino en cautelosa y estudiada actitud
Según las investigaciones del profesor Hermoso González, Francisco Fajardo sale de la isla de Margarita (Hoy estado Nueva Esparta) con destino a las costas de la región central en el transcurso del año 1555, en un par de naves identificadas como piraguas con unos cuarenta guaiqueríes y unos cuatro mestizos.
“En este primer viaje –escribe el autor del libro-, Fajardo, ‘ladino y resabiao’ no llega en plan de guerra, sino en cautelosa y estudiada actitud, dándose a conocer y limitándose a intercambiar  diversos productos con los pobladores aborígenes. Luego de ‘estudiar el terreno’ decide regresar a Margarita”.
Lo cierto de todo es que Fajardo regresa un par de años después. Viene de una forma distinta: Acompañado de su madre la cacica Ysabel, 100 indígenas y 10 españoles. Asume un comportamiento amistoso, se reúne con varios caciques y obtiene un permiso para fundar un poblado. Hay indígenas que se la llevan bien con él y otros no confían.  Como hay cierta resistencia, hace ahorcar a uno de los caciques y allí comienzan los problemas para él, al punto que debe regresar a la isla de Margarita.
Insiste el mestizo Fajardo en acercarse de nuevo a las costas centrales en 1559 y es repelido. Nos ilustra el investigador que, tiempo después, “…toma posesión del Valle de Maya (Valle de Caracas) y  le bautiza como Valle de San Francisco, donde se establece. El gobernador  le envía varios hombres de armas y le nombra su Teniente General para la conquista de la región y el sometimiento de los indios caracas y los indios Teques”.
Desciende Fajardo en 1560 al litoral y funda lo que muchos ignoran, es decir, el pueblo El Colado, que hoy conocemos como Caraballeda, “…la cual con su respectivo cabildo se convirtió en la ciudad más importante de la región central durante esos años”.
Comienza la lucha de Guaicaipuro
Es desde aquel entonces, de acuerdo a nuestro autor, que comienza todo ese proceso de luchas contra las huestes españolas y que comienza la gran movilización militar del cacique Guaicaipuro “…y de su estado mayor integrado por Paramaconi, Terepaima, Cayaurima, Tiuna, Tamanaco, Caurimare y tantos otros como Guaicamacuto, Guarauguta, Aricabacuto, Chacao y Baruta”.
Con una mentalidad ladina el híbrido Fajardo se las ingenia para dividir a los aborígenes, capta algunos y para ello, como dice Hermoso González, se vale de su condición étnica de mestizo y con el apoyo de la madre indígena logra su cometido debilitando la combatividad de los nativos, pero Guaicaipuro interviene y “…con su estrategia unificadora logra impedir la división que buscaba Fajardo y se convierte así en el primer gran caudillo de la lucha por la libertad en territorio venezolano. Por este camino Guaicaipuro llega a conformar y dirigir un verdadero ejército  de liberación, el cual contó en algún momento con más de 20 mil efectivos”.