Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 26 de enero de 2014

La Leyenda de El Dorado eclipsó a los Welser en Venezuela



 Nos dice el trabajo “Invasión europea y resistencia ante el Sistema Colonial”, de la colección Memorias Venezuela, del Centro Nacional de Historia, año 2012 (República Bolivariana de Venezuela) que la compañía alemana de los Welser estuvo eclipsada por la leyenda sobre el Dorado, en el hoy Continente Americano.
En la Capitulación firmada por Carlos V (27 de marzo de 1528) con los negociantes alemanes, estos prometieron al citado rey pacificar las tierras del Cabo de la Vela y el Golfo de Venezuela y el Golfo de San Román y otras tierras  hasta el Cabo de Maracapana y la misma Santa Marta y en ese sentido, los teutones emplearían todos sus recursos  para alcanzar tal logro.
En ese orden de cosas, “Explotar, poblar y gobernar” lo que entonces se conocía como Tierra Firme, serían las directrices principales de la mencionada Capitulación.
Luego de que Gerónimo Sailer y Enrique Ehinger firmaran el contrato formal, tres años después llegarían los magnates de la compañía, a saber, Bartolomé Welser y Antonio Welser.
Se destacaría en aquel entonces, según reseña el artículo sobre esa invasión europea, una situación en la que se apreciaban el descontento y la antipatía de los expedicionarios españoles (En pertinentes imaginamos que considerarían a los alemanes como intrusos) y, por otro lado la ambición y el luteranismo de los alemanes. Y en medio de ello llegó Nicolás Federmann, uno de los conquistadores teutones mas famoso por su afán por el oro y su sanguinario  modo de actuar.
 A Nicolás Federmann  lo nombran en 1529 “…factor expedicionario y comercial en América, específicamente en Santo Domingo. Luego de un viaje azaroso, llegaría a Coro –actual estado Falcón-  en marzo de 1530. Alfinger, gobernador interino de la Provincia de Venezuela, lo nombraría Capitán General y Alcalde Mayor”.      
Así, los dos alemanes oriundos de la ciudad de Ulm iniciarían una carrera codiciosa  por el oro y “la ruta irrefutable de la destrucción”. Su misma conducta (la de Federmann) l generaría un destierro momentáneo a Santo Domingo  luego a Alemania, donde Federmann escribiría los actos de expoliación y excesos en los que se involucró.  
Las virtudes humanas de los Caquetíos
 Es importante detallar acá lo que el mismo Federmann escribe, que muestra la voluntad humana de los indígenas:
“En todos estos pueblos o aldeas de esta provincia de variquecimeto (Barquisimeto) nos dieron muestras de buena amistad y nos hicieron regalos sin obligarles a ellos, sino por su propi voluntad y por un valor de tres mil pesos de oro, que son alrededor de  5 mil florines del Rihn”. Federmann –dice el artículo de Memorias Venezuela- aceptará someramente, y es importante resaltarlo, las virtudes humanas de los Caquetíos, principales habitantes del actual Barquisimeto, pues le regalaban  “voluntariamente por probar s generosidad y no por temor”. “Son gentes ricas que tratan, elaboran y venden oro”, puntualiza.
En ese mismo sentido Federmann describe también la variedad de productos agrícolas de las naciones visitadas: maíz, yuca, batata, auyama, especias y además, la variedad de su caza: venados, dantas, pescado, entre otras especies animales.
 Reseña la  colección Memorias de Venezuela que, “ Bajo esta esta descripción se muestra al indígena como un ser humano productivo, desinteresado, afectivo y cordial!
Ambición atroz y espíritu traicionero
Tras la actitud indígena se esconde la ambición y espíritu traicionero de Nicolás Federmann. Piensa el alemán que los indígenas deben ser fieles a la Corona y a él y si no es así, pone en marcha su maquinaria de muerte que le habrán de caracterizar en su gestión.
Un fragmento de Nicolás Federmann nos dice el tipo de conducta que siempre exhibió:
-“Le hice herrar a una cadena con los demás (…)dispuse que los cercaran con los caballos y que los atacaran (…) Matamos por sorpresa a unos quinientos, pues como estábamos conversando y tratando suavemente de la paz, no tenían ninguna sospecha de nosotros y no llegaron a hacer uso de sus armas”.
Lo cierto es que “los indígenas, sorprendidos por la perfidia del conquistador teutón, sacarían a relucir sus virtudes guerreras”, indica el artículo. “Conocedores de su terreno, los nativos dominaban a plenitud las alturas y los farallones de donde podían atacar con flechas envenenadas y sus gritos intimidantes haciendo retroceder a los expedicionarios”.
"Como pudimos apreciar –refiere Federmann- no nos tienen miedo, pues como he dicho, estaban conscientes de su fuerza”. Mas adelante añade: “Creo que en estos 23 pueblos podrían reunirse fácilmente en medio día treinta mil indios guerreros que se dedican a la guerra y se ejercitan en ella (…) tienen y poseen además poblaciones bien fortificadas, que no podrían ser fácilmente asaltados  como las que habíamos conocido antes”.
La caída de las ambiciones
En este trabajo que publica el Centro Nacional de Historia de Venezuela, que lleva por título “Invasión europea y resistencia contra el Sistema Colonial”, se dice que el dominio de los Welser en el país duraría 28 años y de todos sus gobernantes y tenientes generales  -Ambrosio Alfinger, Jorge o Enrique Ehinger, Andrés Gundelfinger, Juan Seissarhofer, Jorge de Spira, EnriqueRembold, Bartolome Welser y Felipe de Hutten- Solo Nicolás de Federmann “lograría sobrevivir al atroz sueño de encontrar al país del oro”.
Refiere el historiador Juan Friede (Los Welser en la conquista de Venezuela) que realmente, los Welser gobernaron  de manera directa apenas siete años, ya que buena parte del tiempo lo invirtieron en las expediciones que hacían en busca de Dorado. Lo cierto del asunto, s que con su ánimo expedicionario e la búsqueda de oro, se alejaron de los acuerdos con la Corona española, la cual decretó y declaró privar  de sus derechos a los Welser sobre la Provincia de Venezuela. Eso ocurrió el 13 de abril de 1556 y con ello se dio fin a las ambiciones alemanas, que perdieron la oportunidad de colonizar la América.