Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 5 de febrero de 2017

Bolívar: Guerrero y hombre con visión política


 
Sobre el Libertador Simón Bolívar han dicho muchas cosas. Lo han calificado de gran guerrero, de hombre con una alta visión política, capaz de haber mirado por encima de los años, de buen lector, de estadista, de ser un individuo apegado a la estricta verdad, de valiente, de estratega militar, de hombre de riesgos y de asumir las dificultades.
Y en el año 2010, el general de Brigada retirado, Héctor Bencomo Barrios, quien se ha dedicado a la docencia militar, publicó el libro Bolívar ante la política, bajo los auspicios del Archivo General de la Nación y el Centro Nacional del Libro y en el prólogo, escrito por Alfonso Ramírez, éste nos escribe que:
“Si creyéramos a Germán Arciniegas, este libro de Héctor Bencomo Barrios estaría de más, porque para el escritor colombiano, de Bolívar lo único que se salva es el guerrero, con lo cual se olvida el conocido aforismo de que “la guerra es la continuación  de la política  por otros medios”, porque, en efecto, hasta un Arciniegas  debió comprender que las campañas militares perseguían  un propósito. Y es este objeto tan variado  y tan esencial en la vida del Libertador  -la política-el que toma entre sus manos el general Héctor Bencomo Barrios.
Es importante que se diga que la mayoría de los libros históricos que ha escrito este general, han sido sobre asuntos militares, pero el tema fundamental en este nuevo libro tiene que ver con el pensamiento político de Simón Bolívar y la manera en lo que llevó a la práctica.
Dificultades que habían de ser superadas
En el Capítulo El Gobernante, Obstáculos ante la acción de mando de Bolívar, el militar escribe lo siguiente:
“Los elogiosos conceptos emitidos acerca de la actuación política de Bolívar, inspirados sólo en la cantidad de sus acciones, no serían del todo consistentes porque es propio de todo gobernante el despliegue  de una gran actividad  para el cumplimiento  cabal y eficiente de sus obligaciones. Creemos que su mérito descansa, primero, en la notabilidad de ciertas acciones, y, segundo, en las circunstancias  en que se desarrolló  su labor de gobierno; es decir, el cúmulo de dificultades que hubo de superar  durante el ejercicio del mando. Con sobrada razón  se autocalificó “el hombre de las dificultades”. El hecho de instaurar un gobierno completamente  en el lugar  donde existió otro de vario siglos de raigambre, según nuestro entender, constituye el primero de los tantos embarazos  y situaciones limitativas  de la acción  del gobernante Bolívar”.       
Un detalle muy significativo del general Bencomo es que deja bien claro que una de las dificultades que tenía ante si Bolívar,  es que el país había sido manejado por funcionarios que imponía la corona española. Ese tiempo en manos en manos de la corona se extendió por un amplio lapso de 300 años.
Otro asunto dificultoso fue la conducta de la población, ya que los preceptos de lo que estaba ocurriendo no eran inicialmente aceptados por las personas y, por supuesto, habría de ocurrir porque el movimiento liderado por el caraqueño, tenía que desconocer normas, principios, costumbres y hasta en las áreas, cultural, sociales y religiosa. Se trató de un proceso de construcción y por ende, estuvo sepultando todo lo habitual de la sociedad caraqueña de aquellos tiempos y estaba en la tarea de construir un hombre distinto. 
Los escogidos que traspasaron las barreras establecidas
“Si bien es cierto –escribe Bencomo Barrios- que durante la Colonia había en Venezuela universidad, seminarios y escuelas, también lo es que el pueblo, en su mayoría,  no adquirió los conocimientos mínimos  indispensables; primero, porque era insuficiente  la cantidad de planteles y, segundo, los innumerables requisitos exigidos a los aspirantes limitaban su acceso a dicho centros. Bolívar, Bello, los Ustáriz, los Salias, los Rodríguez del Toro,  Roscio, Sanz son algunos de los hombres eminentes producidos por el sistema colonial; es decir, que recibieron educación  y formación intelectual en los institutos  de la Colonia; pero ellos representaban  esa clase escogida que logró traspasar las barreras establecidas. Esta discriminación dio sus frutos; amargos para Venezuela, claro está, porque en el momento del grito revolucionario del pueblo desconocía el significado de los conceptos de independencia, libertad, soberanía, republicanismo”.  
A lo anterior, había que sumar, dentro de ese proceso de construcción, no solo imaginar sino de crear una sociedad diferente con una variada gama de elementos que existían en la época, entre ellos la pobreza, la ausencia de conocimientos y unos hábitos acentuados con sangre, sudor y lágrimas durante muchos varios siglos. 
Imaginamos que una de las interrogantes sobre la que trabajó el Libertador estaba relacionada con la idea de transformar a una legión de vasallos monárquicos en verdaderos republicanos, de allí que nunca fue fácil para el hombre de las dificultades resolver esos problemas que confrontó.        
Y sigue el general Bencomo Barrios:
“La revolución emancipadora transcurrió en medio de privaciones sin cuento* (*Sin cuento: expresión castiza que significa “sin número, incontable, muchos”), derivadas de la pobreza de Venezuela, agudizada por la circunstancia de que el país debía proporcionar  medios de subsistencia y de combate, no sólo para los republicanos  sino también para los realistas, como ocupantes, éstos, de gran parte del territorio. La carencia de recursos y de dinero para adquirirlos , condujo a Bolívar , en 1814, a la requisición de las alhajas y vasos sagrados de los templos, para ser transformados en moneda.. En 1823, en Perú, puso en práctica de nuevos  este expediente generador de críticas, negativas, desde luego,  provenientes de de la opinión pública acerca de la revolución. El 10 de octubre de 1817, emitió en Guayana un decreto, por el cual debían ser repartidos entre los militares los bines secuestrados a los realistas y sus partidarios. De esta manera remediaba la conflictiva situación creada por la necesidad de recompensar al personal del ejército y la carencia de dinero para hacerlo. La miseria del país dio nacimiento al endeudamiento con varios estados; en particular con Inglaterra, donde se adquiría la mayor parte de los suministros que acompañaban  a los combatientes contratados, a quienes había que pagar. El 22 de octubre de 1828, en carta para O’Leary, decía Bolívar: “(…)la pobreza de la República  y la última conspiración  nos reduce  a una situación deplorable”; afirmación indicativa del estado de negligencia que para ese año todavía existía”.  
La esclavitud, toda una perturbación  
Pero el docente militar, registra otras manifestaciones que, para entonces, molestaban a Simón Bolívar, como ocurría con la existencia de los esclavos quienes, si bien constituían “…los brazos para la explotación agrícola y minera, (…) La preocupación de Bolívar  era por el aspecto social, vistas las condiciones  en que eran tenidos los esclavos: en el nivel más bajo de la sociedad, sin acceso a la ilustración y al goce de los derechos cívicos”.   
De hecho, cita el escritor que en el conocido Manifiesto de Carúpano, cuando expuso los problemas que afectaban el accionar de su gobierno, aborda, entre otros temas al establecimiento de la libertad en un país de esclavos.
Y otro asunto que también enfrentaba el Libertador estaba vinculada a quienes le hacían oposición a sus ideas. Sobre el punto, el militar escritor cita que:
“Una de las primeras acciones  opuestas a la política  de Bolívar fue encabezada por el general Santiago Mariño en 1814, lo cual determinó  la división de la República en dos estados: el de Oriente y el de Occidente. Ocupada Caracas por el ejército que había llevado a feliz término la Campaña Admirable de 1813, Bolívar procedió a dar a Venezuela un sistema de gobierno sobre las bases política y civil. En consecuencia, pidió a varios ciudadanos de reconocidas luces y virtudes republicanas que le ilustrasen acerca de la forma  que más convenía  dar a la administración suprema”.
Nos cuenta Héctor Bencomo Barrios que la doctrina bolivariana no fue aceptada por todos los que participaron en el proceso independentista. Es más, unos cuantos la combatieron, sin embargo, refiere que “…circunstancia que enaltece a Bolívar  por admitir y respetar  el derecho de los ciudadanos a la expresión de sus ideas. Nunca se atrevió a descalificar a sus oponentes, ni a considerarlos enemigos del sistema: tampoco los trató con epítetos ofensivos. Para él, sólo fueron personas con ideas  diferentes a las suyas. Mandó siempre con mano dura, pero sin pérdida de la majestad de su alta investidura. El tacto en el ejercicio del mando  fue para Bolívar  un instrumento  del cual hizo un buen uso”.