Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



martes, 13 de febrero de 2018

EMANCIPACIÓN DE BOLÍVAR vs. PRETENSIONES EXPANSIONISTAS DE EE.UU










 Las hostilidades de la Derecha estadounidense en contra del Libertador Simón Bolívar –y como debe esperarse ello va en contra de los ciudadanos de Venezuela-  no son nada nuevas y de eso se encargó de escribir en su libro “El regreso de los realistas y su derrota final ante los pueblos”, el comunicador y articulista Ronald Muñoz, quien para 2009 fungía como Coordinador General  de la Escuela de Formación “Simón Rodríguez”.
En su libro, Muñoz nos cuenta que las hostilidades del gobierno de EE.UU en contra de Simón Bolívar “…no fueron pocas, y se desarrollaron en distintos momentos  de la vida de Bolívar  y del nacimiento y desarrollo inicial de nuestras repúblicas”.
Dos visiones frente a frente
Cita que uno de esos iniciales choques fue el frente a frente “…entre las pretensiones expansionistas del gobierno  estadounidense y los planes emancipadores del Libertador, dirigidos hacia toda la América de habla Hispana”.
“Hacia 1800 –escribe Muñoz- la naciente potencia del norte se encontraba en plena fase  de expansión  imperialista en suelo norteamericano. Inicialmente masacrando a la población indígena autóctona quienes, a diferencia de las tribus de sur, fueron exterminados casi por completo por los colonos anglosajones con el fin de apoderarse de amplias porciones  de territorio. Posteriormente, los EE.UU obtienen de Francia los territorios de Lousiana y New Orleans, ceca de 1810, mientras en América del Sur se libraban las gestas emancipadoras bajo el liderazgo de Bolívar y otros grandes próceres, los Estados Unidos invaden Canadá, hasta entonces colonia Británica, pero el resultado es una desastrosa paliza que culmina con la toma de la Casa Blanca por parte de las tropas inglesas, obligando al presidente Madison  a escapar cobardemente de la misma. La ocupación dura menos de veintiséis horas puesto que los británicos sabían que su ejército no bastaría para resistir una contraofensiva milita estadounidense, pero el acontecimiento hace desistir a los militares norteños y el gobierno de la Casa Blanca voltea su mirada hacia el sur, específicamente a La Florida, territorio hasta entonces bajo el poder de la corona española”.   
Los argumentos de antes son los de hoy, más especializados  
Pero hay más en toda esta historia de larga data, entre el norte y el sur. El comunicador hace referencia a una carta enviada por el representante o ministro de España en Washington, Don Luis de Onís, en donde este describe en palabras lo que observaba para entonces de la conducta del gobierno de EE.UU.:    
Así  escribe el ministro español al Virrey de Nueva España:
“Cada día se van desarrollando más y más las ideas ambiciosas de esta República (…) este gobierno  no se ha propuesto nada menos que el de fijar  sus límites  en la embocadura  del río Norte o Bravo, siguiendo su curso  hasta el grado 31 y desde allí tirando una línea recta hasta el mar Pacífico, tomándose por consiguiente las provincias de Tejas, Nuevo Santander, Coahuila, Nuevo México y una parte de la provincia de Nueva Viscaya y la Sonora. Parecería un delirio este proyecto, pero no es menos seguro que el proyecto existe, y que se ha levantado un plan de estas provincias por orden del gobierno, incluyendo a la isla de Cuba, como una pertenencia natural de la República. Los medios que se adoptan para preparar la ejecución de este plan son (…) la seducción, la intriga, los emisarios, sembrar y alimentar las disensiones en nuestras provincias de este continente, favorecer la guerra civil, y da auxilios en armas y municiones a los insurgentes”.  
El mismo plan expansionista de siglos atrás
Lo que hoy acontece en contra de Venezuela, es simple y llanamente el mismo plan expansionista de EE.UU, pero hoy con más fiereza que antes, porque independientemente del argumento ese que habla de predestinación por parte de la providencia divina para que EE.UU domine al mundo, esa predestinación, que no es otra cosa más que un disfraz, lo que hace es tapar las inmensas y gigantescas riquezas que posee la patria de Simón Bolívar y toda América del Sur.
Esas mentiras, sus emisarios de diversos países, las intrigas para crear presuntas rivalidades, auspiciar los hechos violentos como han ocurrido en Venezuela, intentar una guerra civil que sus ciudadanos no quieren y hasta dotar a la oposición (sus cipayos) con millones de dólares, como se aprecia hoy y lo observa el mundo entero, es una repetición de lo planteado siglos atrás.
Y eso si que no es mentira, pues está escrito en muchos libros, cartas y mensajes que se entrecruzaban los diplomáticos, virreyes, reyes, gobernadores, generales y quien sabe cuántos más que sabían de las movidas de los gobiernos estadounidenses.
De hecho, Ronald Muñoz escribe algo que el Libertador Simón Bolívar conocía muy bien, por cuanto en una ocasión esperó poder tener el apoyo de su lucha independentista contra España y solo recibió la respuesta de una “neutralidad” nada clara, que debió enfrentar cuando capturó un par de goletas, Tigre y Libertad, que llevaban pertrechos a los realistas. No vamos a contar acá las protestas cínicas por parte de EE.UU, pero lo cierto fue que el Libertador, al final de tanta controversia respondió al representante de Estaos Unidos, Mr. B. Irvine:
“Defendiéndolos (los derechos de los venezolanos) contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende”.              
        
El regreso de los realistas
y su derrota final ante los pueblos
MUÑOZ, Ronald
Colección Alfredo Maneiro
Fundación Editorial El Perro y rana
Ministerio del Poder Popular para la Cultura
Caraca-Venezuela
2010.        

lunes, 12 de febrero de 2018

Redentor de los hijos del Sol









                                                                                  El Mariscal Antonio José de Sucre fue un modelo de conducta como el que deben exhibir todos los latinoamericanos este siglo XXI, con visión de patria, fuerza, coraje, inteligencia, lealtad, obediencia, respeto y una gran sabiduría para actuar con diplomacia.




Los venezolanos y demás latinoamericanos tienen varios modelos de conducta que en ocasiones olvidan seguir -si es que se acuerdan- y, precisamente por eso, han estado cayendo en dificultades en el desarrollo de sus vidas desde hace muchas décadas, digamos mejor, un par de siglos.
Quizá uno de los grandes modelos en el mundo es el Libertador Simón Bolívar, que emprendió un camino hacia la independencia del país que lo vió nacer y del continente que soño con libertad para sus habitantes y junto al guerrero y visionario andaban Antonio José de Sucre, José Félix Ribas, Carlos Soublette, Santiago Mariño, José Antonio Páez (quien lo tracionaría después), Francisco Bermúdez, Jacinto Lara, José Laurencio Silva, Ambrosio Plaza, José Antonio Anzoátegui, Diego Ibara, Daniel O´Leary y otros conocidos guerreros como Juan Bautista Arismendi y otras notables actuaciones a favor de la revolución de independencia, como la de Luisa Cáceres de Arismendi.
Pero, seamos claros, antes de Bolívar muchos de los nacidos en esta tierra, como el caso de Francisco de Miranda, padecieron al enfrentar con sus vidas y talentos la política y desmanes de los españoles. Aquí, hay que incluir los no meos sonados casos de Pedro Gual, José María España, el zambo José Leonardo Chirino y sus acompañanentes en esas jornadas de protesta y conspíración contra quienes se creyeron dueños de la América del Sur.
Lo importante en todo estos hombres y mujeres (algunas muy poco conocidas ni prmovidas como el caso de Josefa Joaquina Sánchez, quien promovió mucho la conspiración de su marido José María España y hasta elaboró la bandera del movimiento revolucionartio), siempre fue su modelo de conducta ejemplar, dirigido con una gran coherencia hacia la libertad de su pueblo.
Un modelo sublime para los latinoamericanos 
Después del Libertador Simón Bolívar, quien supo ejemplarizar la lealtad, la obediencia, el coraje, la amistad, el respeto y la estrategia militar fue el general Antonio José de Sucre, quien más adelante seria designado como el Gran Marical de Ayacucho.            
Según escribió el abogado, poeta, novelista, historiador y diplomático Mario Briceño Iragory, en la publicación Lecturas venezolanas, incluyó en ese trabajo un párrafo de una carta de Bolívar a Sucre, fechada en Lima el 21 de febrero de 1825 y en ella, así se refirió el Libertador del joven militar:
"Usted créame, general, nadie ama la gloria tanto como yo. Jamás un jefe ha tributado más gloria a un subalterno.Ahora mismo se está imprimiendo una relación de la vida de usted hecha por mí; cumpliendo con mi conciencia . Le doy a usted cuanto merece. Esto lo digo para que vea que soy justo: desapruebo mucho lo que no me parece bien, al mismo tiempó que admito lo que es sublime". 
Sucre y el despliegue de talento superior
 Según Briceño Iragory el Libertador Bolívar dejó al general Sucre encargado de la campaña y en la misma, el cumanés "...desplegó todos los talentos superiors que lo han conducido  a obtener la más brillante campaña de cuantas forma la gloria de los hijos del Nuevo Mundo. La marcha del ejército  unido desde la provincia de Cochabamba hasta Huamanga es una operación insigne, comparable quizá  a la más grande que presenta la historia militar. Nuestro ejército era inferior en mitad al enemigo, que poseía  infinitas ventajas materiales sobre  el nustro. Nosotros nos veíamos forzados a desfilar  sobre riscos, gargantas, ríos, cumbres, abismos , siempre en presencia de un ejército enemigo y siempre superior. Esta corta pero terible campaña tiene un mérito que todavía no es bien conocido en su ejecución: ella merece un César que la describa". 
Narra el escritor que  "La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del general Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta y su ejecución divina. Maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora a los vencedores de catorce años, y a un enemigo perfectamente constituído y hábilmente mandado. Ayacucho es la desesperación de nuesros enemigos. Ayacucho, semejante a Waterloo, que decidió del destino de la Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas. Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla  sentda en el trono dela libertad, dictando a los americanos el ejercicio de sus derechos y el imperio sagrado de la Naturaleza.
El general Sucre es el padre de Ayacucho, es el redentor de los hijos del Sol, es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro  el imperio de los Incas. La posteridad representará a Sucre  con un pie en el Pichincha  y el otro en el Pootosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú , rotas por su espada.
           
                                                                          Lima, 1825