Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 1 de septiembre de 2012

La visión de Bolívar sobre Estados Unidos


 
 
 
 
 
 
“Mientras Bolívar trabajaba por la unificación  de los países latinoamericanos (cosa que vio con agrado el gran Libertador del Sur, San Martín), otros laboraban, incluso algunos con descaro y alevosía y premeditación, por la desunión, tal los casos de Páez, Santander y Flores”.
Así lo expone Freddy Yépez, en su libro “El antiimperialismo e Internacionalismo de Bolívar”, publicado en el 2007 por el Consejo Nacional de la Cultura , Conac, cuando trata el tema de Bolívar y su visión sobre Estados Unidos.
Refiere seguidamente, que para nuestro héroe suramericano, “…la independencia de una nación no podía interpretarse sin la independencia de otras naciones; es decir, sin la lucha internacional y solidaria por el objetivo común, la estrategia de un mismo fin. Otros lo hacían  por el aislamiento o separación una de otras o desunidas entre sí, por fronteras nacionales que limitaran los espacios, ya que eso era lo que les garantizaba el poder individual, caudillesco y de clase sobre el resto de la sociedad en el contexto de sus límites geográficos de nación independiente”.
Sostiene en su escrito Yépez, que el genial militar había previsto en el crecimiento económico de Estados Unidos, “la formación  de un imperio para someter a su designio al resto de las naciones del continente americano. De allí su interés y lucha por la unidad latinoamericana, mientras que la dirigencia política gobernante lo hacía por la división, la desunión de nuestros países y pueblos, para así coronar su reinado imperialista. Y en América Latina no faltaban los epígonos de las autoridades gringas”.  
El macabro intervencionismo
Narra Yépez que con su perniciosa política de aparente neutralidad, el Estado gringo venía mostrando sus rasgos de ave de rapiña para ir alzándose sobre nuestra América. “En 1817 (escribe este autor) dos barcos (Tigre y Libertad) -¡qué ironía!-, de comerciantes gringos, fueron retenidos por los patriotas en Guayana cuando trataban de hacer llegar armas y otros recursos bélicos al ejército español. El gobierno de Estadios Unidos, ofendido como suele sentirse cuando le descubren su macabro intervencionismo contrarrevolucionario en los asuntos de otras naciones, no sólo exigió la devolución de las naves, sino también –prueba del descaro- indemnización por daños ocasionados a los neutrales”.
“En 1818 –siempre según Yépez-, el Libertador alertaba sobre la actitud de los mandatarios  gringos en relación con la lucha independentista de las naciones latinoamericanas. Decía:
Hablo de la conducta de Estados Unidos respecto a los independientes del Sur, y de las rigurosas leyes promulgadas con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiéramos procurarnos allí. Contra la lentitud de las leyes americanas se ha visto de imponer de diez años de prisión y diez mil pesos de multa que equivale a la de la muerte, contra los virtuosos ciudadanos que quisieran proteger nuestra causa de la justicia y de la libertad, la causa de América”.  
Y más de Freddy Yépez:
Basándose  en el mismo caso de los buques  antes mencionados, Bolívar le dijo a Irvine en Angostura, que
Los ciudadanos americanos (…) olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado y ejecutado burlas al bloqueo y el sitio de las plazas de Guayana y Angostura, para dar armas a unos verdugos y para alimentar a unos tigres, que por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana…No son neutrales los que prestan armas y municiones de boca y de guerra a unas plazas sitiadas y legalmente bloqueadas.
La América sajona una cosa, la América Latina es otra
Nos recuerda Yépez que el Libertador Simón Bolívar argumentadamente siempre se opuso a la participación de Estados Unidos en el Congreso Anfictiónico de Panamá. El guerrero siempre consideró que había dos América, una latina y otra sajona “y se oponía a la idea de una confederación de esas Américas. Decía:
“Ni remotamente ha entrado en mi la idea de asimilar la situación y naturaleza de dos estados tan distintos como el inglés Americano y el Americano español”.
La Unidad hispanoamericana
Y más adelante este acucioso escritor  nos señala que “Contra el afán de predominio de Estados Unidos en América y como expresión antiimperialista de Bolívar, se puede tomar como ejemplo de su lucha y pensamiento aferrados hacia la conquista de la unidad hispanoamericana. El gobierno estadounidense luchaba por una confederación americana bajo la responsabilidad, control y decisión de aquel”.
El pensamiento del Libertador Bolívar –escribe Yépez- para el Congreso Anfictiónico, era de formar una unión defensiva de las repúblicas independientes contra el poderío y las estrategias del expansionismo esencialmente de Estados Unidos. Las monarquías y el absolutismo de Europa mucho habían enseñado con sus políticas perversas contra otros pueblos a través de su Santa Alianza. La consigna de Bolívar era: Somos una nación de repúblicas”.
Refiere Freddy Yépez que el estudioso de los documentos de Simón Bolívar para la justificación del Congreso Anfictiónico, sostiene que en el análisis de dichos documentos “se …evidencia que Bolívar había desarrollado la idea de la solidaridad latinoamericana formando un sistema ordenado de conceptos, que constituyó la base de la política exterior de los países de la región durante el período en que surgieron y fueron consolidándose  los estados naciones independientes de América Latina. Según él, para los países suramericanos era de vital importancia una unión asentada en los principios de la igualdad que no restringiese la soberanía nacional de los participantes o no afectaba sus normas constitucionales”.
Comenta el autor que “Bolívar consideraba que la unidad latinoamericana permitiría el poder actuar concertadamente en condición de respeto y de igualdad frente a Inglaterra, Francia, Rusia, Estados Unidos, quienes para entonces tenían gran parte de la supremacía en el contexto de las relaciones internacionales. Bolívar pensaba que solamente unidos nuestros países se podía enfrentar a la llamada Santa Alianza, en caso de que ésta decidiera actuar en contra de las libertades de nuestras naciones”.
Los acontecimientos conocidos por toda la población de Latinoamérica en torno a las actuaciones de Estados Unidos en Grenada, Panamá, contra Cuba, las bases militares en Colombia, la actitud de los ingleses contra Argentina y Ecuador y la presunta o real  penetración por Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil, no hacen más que confirmar que el Libertador de América, Simón Bolívar, siempre tuvo y tiene la razón.