Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 19 de enero de 2019

La percepción de seguir viendo a Latinoamérica como tierra de salvajes y controlables persiste en el tiempo.



La antígua esclavitud, la de los latigazos y el encadenamiento, da paso a sutiles maneras de dominio sobre los pueblos, aunque dominar a los habitantes de algunas nacions ahora se hace a través de una variedad de elementos que integran las nuevas estrategias de dominación.




La manera como nos percibieron los españoles a los latinoamericanos en el pasado, es decir, como salvajes, que deberíamos ser sometidos a control o incluso a exterminio *, se ve como una concepción de raíces profundas nacida en toda Europa y trasladada en el tiempo también por naciones aventureras y además,  transferidas en herencia y en interpretaciones que hoy se expresan en el permanente avasallamiento, amenazas  y despojo, invisibles y visibles, de nuestras naciones, hoy bastante visto en el manejo de las economías, del poder militar,  tecnológico y de los propios pueblos sometidos.    
No cabe la menor duda de que el párrafo anterior choca profundamente con la Constitución Bolivariana de Venezuela,  la cual consolida “los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones” así como asegura “el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna”.
Mi fallecido profesor Alfonso Rumazo González, recoge en su libro “Ideario de Simón Rodríguez”, aspectos interesantes que bien valen la pena registrar en este trabajo periodístico.  El llamado Sócrates de América sostenía:
“La posesión o la apropiación de lo perteneciente a un particular, o de lo que reclama el bien general, se sostiene, también con el ejemplo de los salvajes, que gozan de lo que adquieren  y son dueños de lo que poseen, por derecho de fuerza; y a mas, con la práctica de las naciones cultas que amparan en la actual posesión y protegen la propiedad de cosas mal adquiridas, mal transmitidas y mal empleadas, por leyes que atienden mas al << por conviene>> que al <<porque es justo>>”.       
El asunto que tratamos en estas líneas del blog pertinentes no es una temática del otro mundo, es más, es generado antes de la llegada de los españoles a nuestro continente, porque es nuestra tierra, de los que nacieron y murieron antes, de los que siguen naciendo ahora y de quienes nazcan en el futuro.
¿Cuántas agresiones han estado recibiendo los latinoamericanos desde hace siglos, cuando la llegada de los españoles a este continente?
Antes de las contemporáneas y muy actuales agresiones, mientras de un lado, en tierra firme  los invasores españoles iniciaban su ingreso a estas tierras y se enfrentaban, de batallas en batallas  a los indígenas que resistían, del lado del mar, estos mismos invasores y hasta la misma población nativa se enfrentaban a exploradores, aventureros, corsarios y piratas que provenían de Europa.   
Todos fueron atraídos por noticias que hablaban de exuberantes regiones con grandes ríos, lagos, inmenso mar y  poseedoras de una belleza paradisíaca y riquezas a granel que se expresaban en oro, plata, perlas y otras riquezas naturales en abundancia. Y como era de esperar, siendo los españoles quienes descubrieron estas tierras y fueron los que primero llegaron y se posesionaron sobre las mismas, iban a pelear luego por lo que consideraban sus propiedades y lo que a su vez, generaría sucesivos enfrentamientos entre los que llegaron primero a este continente y los que también con ánimo parecido al de los primeros, vinieron a buscar su bocado.
Aquí, en el nuevo mundo, se repetían las mismas escenas de las guerras entre las naciones del viejo mundo. De aquellos siglos violentos a los no menos llenos de violencia del tiempo en el que hemos estado viviendo y siempre con el mismo objetivo: La voracidad por los bienes ajenos y su adquisición a la fuerza.
De esta realidad no escapaba la religión católica y así  Jonás Flores, Licenciado en Educación, Mención Teología, por la Corporación Adventista, en su  trabajo Postura de la Iglesia católica en el proceso de emancipación  de Venezuela, refiere un par de asuntos: Antes que nada, revela que el francés H. Poudenx señalaba que “la única religión que se toleraba en las posesiones españolas del Nuevo Mundo era la católica”  y además, “que aunque el poder se concentraba en el capitán general como parte del poder civil y militar, el verdadero jefe de la provincia era el arzobispo, más que todo porque las instituciones religiosas fueron en América las promotoras de la dominación española”.  
Es de decir que, las expresiones de Poundex ocurren en 1815, no es menos cierto que el poder religioso lo hubo desde un principio y fue testigo de los acontecimientos que estuvieron sucediendo para entonces y algunos suele decir, que continúa siendo poder.
Y el hecho de que quienes se consideran poseedores de la fuerza, y ahora de la tecnología,  nos vieron como  salvajes no es un simple decir, de acuerdo a Duno-Gottberg, el presidente de los Estados Unidos (1865-1869) en su mensaje al Congreso en 1867 sostuvo:
“Si el salvaje se resiste, la civilización, con los diez Mandamientos en una mano y la espada en la otra, demandará su ejecución”.    
Es imposible dejar de decir y mucho menos negar, entonces,  que hoy los habitantes de las diferentes naciones de América Latina y el Caribe, mezcla exótica de blancos, indios y negros, seguimos siendo vistos como los salvajes del nuevo mundo, sin calidad y necesariamente manejables por parte de quienes se sienten favorecidos por la providencia y asumen la creencia teórica de que están destinados a manejar, dirigir el mundo y hoy se muestran cada día más amenazadores al mostrar el poder a través de todos los medios de comunicación del mundo, de la fuerza militar, tecnológica, económica y política que poseen.
En el pasado las fuerzas políticas y las militares han permitido el dominio de muchos pueblos  y al lado de ellas el uso de la técnica marcando la pauta y siguiendo las líneas que les trazan. Eso hoy es altamente visible pues el mostrar lo que “se tiene y las capacidades que dan”, son cartas muy importantes en el juego de la política mundial.
En el pasado también era de esa manera el manejo de la política, pero de una forma más rudimentaria y con menos capacidades. Hoy es completamente distinto y si bien son válidos las decisiones políticas y el empleo de la fuerza militar y para imponer lo económico, actualmente, siguen siendo válidas todas las posibilidades aunque ahora las estrategias cambian y están orientadas de otro modo.  
Asumen una variedad de ataques como las comunicaciones y su amplísima variedad, el manejo financiero, monetario, comercial, vetos, sanciones y muy bien dirigidas a causar malestar en los habitantes de una determinada población.
La planificación del dominio incluye no solo el ámbito interno, sino también el externo, el cual viene a su vez abonado por diferentes métodos de dominio que permiten asegurar lealtades gubernamentales distanciadas del sentir de los pobladores de las naciones.           





*IDEARIO de Simón Rodríguez
Rumazo González Alfonso
Ministerio del Poder Popular para la Educación, MPPC
**LA HUMANIDAD como mercancía:
 Introducción a la esclavitud en América y el Caribe,
Duno-Gottberg Luis
Centro de Estudios Latinoamericanos
 “Rómulo Gallegos”, CELARG. 2014