Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



martes, 30 de abril de 2013

LA LIBERTAD DE CINCO NACIONES: LEGADO DE UN LIBERTADOR






Cuando el jubilado profesor de matemática y física, Enoc Sánchez, devenido en escritor  por su inquieta mente y espíritu apasionado por lo que ocurre en nuestro mundo, se le ocurrió escribir “El Espíritu de Simón”, anduvo preguntándose las razones por las cuales los hombres le rinden  honores a las cosas e individuos que, en lo mejor de los casos “representan el no ser del hombre”.

Su punto de vista al respecto se pasea por el hecho de que no comparte la idea de que “…la función de un líder político o religioso consista, en demostrar su grandeza, en consonancia con enormes monumentos erigidos en las ciudades o estados que dirigen”. Y mas adelante añade que “Buscar en un régimen un provecho particular, en lugar de un beneficio común, es despreciable”. 

Con esas reflexiones merodeando en su mente, se dedicó a investigar sobre un individuo opuesto al modelo criticado “…y no tuve que buscarlo muy lejos. Lo hallé con facilidad en nuestro Simón Bolívar, quien no dejó grandes construcciones como muestras de su genialidad, gloria y sabiduría; su único legado fue la libertad de cinco naciones”. 
Escribe Enoc que, dejó a un lado su costumbre por visitar las grandes catedrales del mundo, que si bien le han parecido majestuosas, está bien claro en que “…no se necesitan grandes lujos ni oropeles para que los feligreses se comuniquen con Dios”. 

Así, se inclinó por recorrer ciudades y pueblos  de las naciones liberadas por el inmortal caraqueño, aunque bien es cierto que lo primero con lo que chocó, fue con esa constante realidad  de que a cada ciudad o pueblo visitado, se encontraba con una Plaza Bolívar.

A Enoc Sánchez, como escribe en su libro “El Espíritu de Simón” no le agrada esa idea de colocarle el nombre del guerrero americano a las plazas: “Palabra que asocio  con un signo monetario. No me gusta verlo  vinculado a la codicia que sienten las personas por el vil dinero. Por todos es conocido el desprendimiento de Simón con respecto a las cosas materiales. Por eso, la llamaré Plaza Simón de la Trinidad , dado que su nombre completo es Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y  Palacios”.

Con “El Espíritu de Simón”, el profesor Enoc Sánchez ha reflejado en su libro el acontecer histórico político que se ha manifestado en los últimos años en esta vibrante República Bolivariana de Venezuela. Se ha paseado por ese escenario en el que se han constituido las plazas que llevan por nombre Bolívar.
Enoc Sánchez ha escuchado, reflexionado y luego escrito sobre el cotidiano discrepar de opositores al fervor bolivariano revolucionario así como de quienes comparten el ideal del Libertador y dentro de éstos, como salido del más allá, un personaje con un discurso intenso que parece dirigirse a quienes muestran no solo su ignorancia sobre los acontecimientos políticos sino sobre el verdadero rol de la historia en nuestras vidas.

Y así, mientras escuchamos una platica entre jóvenes que discurre  con un sentir negativo: “En este país no se puede vivir; los partidos políticos están acabando con todo y nunca se ponen de acuerdo. Cada vez están mas divididos. Nuestros compatriotas se la pasan peleando entre si por culpa de esos grupos, que parecen separarnos en vez de acercarnos”.

Y es entonces cuando la voz del personaje se deja escuchar  al señalar que:
“Cuando los partidos carecen de autoridad, sea por la falta de poder, sea por el triunfo de los contrarios,  nace el descontento y los debilita” y de seguidas “Casi todas las repúblicas que han inspirado al género humano han llevado en su seno la semilla de mortal discordia, lo que ha hecho decir que la desunión es a menudo el termómetro de la libertad y  que el goce de un gobierno liberalmente constituido se halla, por lo común, en proporción  directa a la efervescencia de los partidos y el choque de las opiniones políticas. Es cierto que el peso de la libertad es liviano, pero también  es difícil mantenerlo en equilibrio aún en las naciones mas cultas y civilizadas…” 

Como el mismo escritor confesó en el prólogo,  “El Espíritu de Simón” no es una novela, ni biografía ni una investigación muy especial y detallada sobre ese guerrero y estadista inmortal que fue Simón Bolívar. Es como una crónica muy actual, sazonada históricamente y con rasgos  novelados. Sostiene Enoc Sánchez que “La única intención de esta crónica novelada consiste en acercar al lector (joven y adulto) Al pensamiento político  de Simón de la Santísima Trinidad ”.    

Propone la temática escrita por Sánchez  “…una amena aproximación a los pensamientos de nuestro caraqueño universal, y los pone en contacto con el hombre del siglo XXI, ciudadano de las cinco repúblicas bolivarianas. Demostrando que su pensamiento sigue vigente y que su palabra  constituye un grupo de opiniones  y propuestas que trasciende la geografía y el tiempo. Los ideales de bolívar no solo son una evocación, sino una doctrina política que explica lo ocurrido en cuatrocientos años de sumisión a la corona española y el devenir político de las naciones liberadas por su espada, al lado de nuestro glorioso Ejército Libertador”.

SÀNCHEZ Enoc
El Espíritu de Simón
Editorial Biosfera C.A.
Primera Impresión 2010                               


sábado, 27 de abril de 2013

La iglesia y el manejo de la superstición y el engaño





Cuando leemos –segunda ocasión- el trabajo del educador y Magíster en Historia, de la Universidad de Carabobo, Jonás Flores, titulado “Postura de la Iglesia católica en el proceso de emancipación de Venezuela”, nos conseguimos con una documentación  que hace evidente “de cómo el poder político de los religiosos a lo largo de los siglos, se había valido de la superstición y el engaño para cauterizar las conciencias”.
Escribe Flores, un docente con formación teológica, pero como el mismo dice “aficionado a la historia”, que “El ser humano apegado por naturaleza a lo trascendente, admirando lo inexplicable y lo que no se ve, ha sido víctima de cuantas fábulas, especulaciones y tradiciones inventadas por los maestros  de la religión sometiendo al ser humano a sus intereses y teorías. Y es que el terremoto de 1812 es solo un hecho aislado en la historia venezolana de cómo el clero se ha valido de estos instrumentos para preservar su infalible religión, porque pareciera que el fin justificara los medios, aunque se violen los preceptos mas sagrados”.

En este tiempo moderno del siglo XXI,  hemos estado apreciando desde los comienzos de la Revolución Bolivariana que la conducta del clero venezolano poco se diferencia de los tiempos en que se desarrollaban las actividades independentistas hace doscientos años. Tal como indica en su trabajo Jonás Flores, los protagonistas del movimiento independentista de 1810 “eran personas con ideas liberales”  y “Tan pronto  ellos comenzaron a publicarlas, especialmente aquellas relacionadas con la libertad de cultos, no se hizo esperar la reacción de la Iglesia católica”.
Doscientos años después, cuando en Venezuela el máximo líder de la revolución bolivariana, Comandante Hugo Chávez  muestra signos de no negociar  con los viejos partidos de la IV república ni con los medios de comunicación y tampoco con las organizaciones empresariales ni con los altos jerarcas de la Iglesia católica, entonces sus voceros de la Conferencia Episcopal desataron una cruzada en su contra.
Un Cardenal y un Golpe de Estado
Es interesante recordar que cuando sucede el primer golpe de Estado en  contra de Chávez y la Revolución Bolivariana, como reseña el sitio www.aporrea.org el Cardenal Velazco Alvarado fue una de las personas que firmó el apoyo  “del decreto dictatorial del empresario Pedro Carmona que acabó momentáneamente con la democracia venezolana y se dice que estuvo presente en reuniones de oposición para sacar al Presidente democráticamente electo del poder. El 12 de Abril, imágenes de televisión mostraron a Velasco en el Palacio de Miraflores sonriente mientras hablaba por un teléfono celular, momentos antes de asistir a la auto proclamación del dictador Carmona. Las imágenes del Cardenal, feliz de ver el gobierno de Hugo Chávez ser derrocado por un golpe de estado, fueron inmortalizadas en el documental La Revolución no será Transmitida. A pesar de que su apoyo a Carmona y lo público y notorio de la estampa de su firma avalando el decreto dictatorial (leído en voz alta por Daniel Romero), Velasco murió afirmando que solo “firmó un papel en blanco” o que no sabía lo que estaba firmando”.
La misma web aporrea, al referirse a la muerte del prelado, reseñó:
“Velazco nunca condenó en público la invasión estadounidense a Irak, a pesar de que el Papa Juan Pablo II, si lo hizo en varias oportunidades.
Se ha ido otro líder de la iglesia divorciada de la realidad, la del Opus Dei, ésa que a toda costa quiere hacer pasar el camello por el ojo de una aguja... la que contrasta con la iglesia de San Juan Bosco o San Francisco de Asís... o sin ir muy lejos, la de aquel Jesús el que caminó encima del agua, el que perdonó a una prostituta, el que sacó a los mercaderes del templo a latigazos, el que se rodeaba de pobres y no temía a los leprosos...”

La Iglesia católica nunca ha  querido saber de la libertad de cultos

Dese que comenzaron a dejarse sentir las ideas liberales en las tierras americanas, las cosas comenzaron a ponerse difíciles para los intelectuales y patriotas. El profesor Jonás Flores escribe que “Por ello se infiere una vez más, la  no conveniencia en Venezuela de la libertad de cultos, especialmente la corriente protestante cuyo origen está relacionado con la emancipación delas ideas, la libertad de conciencia y pensamiento como dones del Creador otorgados a cada ser humano para ejercer su libre albedrío”.
El educador teólogo e historiador especifica mucho más:
“En el caso de la religión católica, esta facultad de libre albedrío ha de estar sumisa a Fernando VII en obediencia ciega, por lo que se proclamó a viva voz que el terremoto del 26 de marzo de 1812 fue ¡un castigo de Dios!, ¡cuánto provecho se le sacó a esta superstición! Afortunadamente hubo hombres con claro pensar y discernimiento que cuestionaron semejante engaño apelando a la razón”.   

Fue en aquel acontecimiento donde perecieron cerca de 20 mil personas, cuando Simón Bolívar pronunció sus conocidas palabras "Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca".

Lo cierto de todo, es que la Iglesia católica nunca ha perdonado la pérdida del poder adquirido. Nada nuevo. A Hugo Chávez le toco enfrentarse a ese poder clerical, tal como sucedió con Simón Bolívar. Ambos líderes rechazaron la imposición y manipulación que han venido haciendo los representantes de la Iglesia católica desde siglos atrás. 
Todos los ciudadanos del mundo saben que la Iglesia católica jamás ha estado alejada del poder político