Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



martes, 17 de abril de 2012

Gual y España, luchadores










Tanscribimos la segunda parte  del discurso del poeta, constituyentista reconocido y autor del preámbulo de la Constitución Bolivariana de Venezuela , a propósito de la conmemoración  del Bicentenario de la Instalación del Primer Congreso de Venezuela, el 2 de marzo  de 1811. Su discurso lo pronunció el pasado el 2 de marzo  de 1811. Y como señalé antes,  la calidad  histórica y política del miso obliga a que lo publiquemos en wwwpertinentes.com
 
 Una sociedad de iguales
El programa de lucha de Manuel Gual y José María España fue un programa
de lucha que cuando ustedes lo examinan se dan cuenta que allí sí se iba a hacer
justicia ya que ellos hablaban de una sociedad de iguales, ellos hablaban de la
libertad de los esclavos, siendo Bolívar quien la propuso en el Congreso de
Angostura pero nadie le hizo caso, y hasta su muerte estuvo luchando por eso. Y
es patético leer las cartas y documentos de los amigos de Bolívar como los de
Mosquera, por ejemplo, quien llegó a ser Presidente de Colombia. Para rehusar la
libertad de los esclavos, los eufemismos, los argumentos que utilizaban para no
hacerlo, por supuesto que no era sino una lucha de intereses, era una sociedad
que se mantenía y que daba la fortuna a quienes la tenían gracias al trabajo de los
esclavos. Las relaciones de producción en la Colonia eran unas relaciones de
producción absolutamente medievales, esclavistas, bueno, ni siquiera medievales.
Por eso, los ejércitos de Monteverde no están llenos de españoles, sus
integrantes son venezolanos; y la primera República así como la segunda
República, fueron guerras civiles entre venezolanos. Los ejércitos de Gómez
estaban nutridos por venezolanos, no por españoles.
Ejemplo de ello tenemos un caso paradójico y diría que hasta paradigmático,
me refiero a lo que ocurrió en la Rebelión de Valencia en el año 1812 donde
finalmente ordenaron a Miranda y lo nombraron general porque nadie quería a
Miranda en esa Junta. Miranda aparecía como un jacobino y además lucía un
zarcillo en la oreja izquierda, que era el signo que usaban los revolucionarios
franceses tal como se usaba en ese entonces. Y si ustedes vieran los pasquines
que escribían contra Miranda por ese zarcillo, lo acusaban de homosexual,
etcétera. Como no tenían más argumento entonces acusaban a Miranda de serlo.
¿Qué ocurre? En esa rebelión de Valencia quienes defendían la República,
por lo menos la dirección del Movimiento de Defensores de la República, eran
españoles y quienes comandaban la insurrección contra la Primera República eran
venezolanos. Fíjense el cómo estaba distorsionada la vida.

Los delataron
Una vez más, la lucha de los intereses que conduce a la lucha de las ideas
genera una conducta frente al mundo. Y fundamentalmente la lucha de los
intereses de quienes hemos leído a Marx sabemos que eso, en dos platos, se
llama “lucha de clases”, eso no ha terminado y está más vivo que nunca.
(Aplausos).
Cuando ejecutan a José María España acá, vale la pena que leamos esos
documentos, porque además son documentos muy breves y muy bien escritos,
algunos para injuriar a Gual y España. Decían que eso lo había escrito Juan
Bautista Picornell, –no sabemos si se llamaba Juan Bautista o Juan Horacio
porque en algunas partes aparece como Juan Horacio– y Cortés Campomanes,
quienes eran dos de los cuatro exiliados españoles que participaron en España en
tiempos del Rey Carlos III.
Después vamos a hablar un poquito sobre eso, los exiliaron, eran todos
docentes, eran profesores y, desde luego, eran partidarios de las ideas
revolucionarias francesas, de la Revolución Francesa. A ellos los exilian, los
mandan a una cárcel acá y en esa cárcel es donde coinciden Gual y España.
España ejercía una autoridad en La Guaira, pero ya ellos, Gual y España y otros,
habían armado un movimiento revolucionario, movimiento que fracasó sólo porque
fue delatado.
En ese movimiento participaron los que para ese entonces se llamaban
pardos y bajo pueblo, como les decían, porque una de las consecuencias de esos
tres siglos de dominación fue la división de la sociedad venezolana en castas, en
castas irreconciliables. Es decir, por un lado los blancos y, entre ellos mismos,
habían divisiones: Los blancos peninsulares, los blancos criollos –hijos de los
conquistadores iniciales– y los que llamaban blancos de orilla, que eran
normalmente los canarios y los blancos empobrecidos.
Blanco de orilla
Francisco de Miranda pertenecía a esa clase de blancos de orilla, porque su
padre que era un bodeguero, caraqueño canario, compró de la Corte un título que
le permitió que pudiera ingresar al ejército del Rey. Y fíjense cómo son las cosas,
para que ustedes vean cómo los líderes, cuando son tales, tienen una especie de
pálpito o de intuición sabia que los conduce al verdadero camino, y cuando no
tienen esa intuición se autoderrotan, fracasan.
Simón Bolívar era un mantuano, todos los antecesores de Bolívar lo eran.
Juan de Bolívar, Juan Vicente de Bolívar, extrañamente el padre de Bolívar, Juan
Vicente, no se colocaba el “de”, ni siquiera en la presentación de su hijo; Juan
Vicente Bolívar no utiliza el Juan Vicente de Bolívar, a pesar de que le pertenecía
y no sólo eso, sino que la madre de Bolívar mandó a su hermano Esteban a
España para que tramitara la concesión del marquesado a Juan Vicente, que era
el hijo mayor de es matrimonio, de María Concepción Palacios y Juan Vicente
Bolívar. Simón Bolívar tampoco se pone el “de”, se llama simplemente Simón
Bolívar; pero Francisco Miranda, que es Francisco Miranda y no Francisco de
Miranda, se agrega el “de”.
No es que esto haya tenido ninguna relevancia histórica, pero a mí me
pareció y siempre me he hecho esa interrogante, si eso no era revelador de una
conducta frente a los otros, frente al bajo pueblo que ellos llamaban, es decir,
frente a los trabajadores, porque recuerden ustedes que los mantuanos le hacían
honor a la etimología de la palabra trabajo. Los primeros orígenes de esta palabra
trabajo fueron, un instrumento de tortura. De allí viene el origen de esa palabra, y
para algunos sigue siendo así. (Aplausos).
Estos vuelcos que da la historia. Fíjense, cómo la historia se va engranando.
Cuando el Movimiento de Gual y España es delatado, todos logran huir a
Curazao. Huye Gual, huye España, huye Picornell, huye Cortés Campomanes.
Allí, Gual decide irse a Trinidad y Tobago, donde luego es envenenado, mientras
que España decide volver a Caracas clandestinamente, donde es delatado por un
vecino.

Y no se ha escrito todavía en Venezuela, y esto va con nuestras mujeres,
una historia de Joaquina Sánchez, la esposa de José María España, quien
representó la dignidad, el coraje y el valor de la mujer venezolana. (Aplausos),
¿Quién habla de las innumerables mujeres que seguían a las tropas
republicanas? ¿Quién ha escrito un libro sobre eso? Es difícil escribir, porque
habría que hacer una pesquisa de datos por toda América, de cómo detrás del
soldado iba la amante, la esposa, la querida, la novia, con la botija o el botijito
donde le llevaba la comida o la medicina, y lo acompañaba en las tenebrosas
noches de soledad de los páramos o de las sabanas. Esa historia no se ha escrito,
esa es una deuda que se tiene con la mujer venezolana. (Aplausos).
Fíjense que hasta una novela puede conducir a todos los acontecimientos
históricos. Como decía un sabio chino: El batir de las alas de una mariposa puede
originar una hecatombe al otro lado del mundo, porque la vida es una eterna y
permanente dialéctica que vincula unas cosas con las otras. (Aplausos).
Ahora acabo de leer un artículo de Fidel Castro, donde hablaba de lo que se
está haciendo con el planeta Tierra, y decía: Si todos los seres humanos somos
hermanos, y somos hermanos, ¿vamos a destruir el sitio donde vivimos? Estamos
destruyendo la madre Tierra, y lo dice un hombre como Fidel que ha librado todas
las luchas del mundo y que ya se ha convertido en un sabio, que ha reflexionado y
ha visto cómo en verdad, independiente de cómo pensemos, somos hermanos.
Así le dijo un cacique sioux al Presidente de los Estados Unidos, cuando éste
le propuso comprar sus tierras: ¿Para qué ustedes quieren tanta tierra? Dejen la
tierra cumplir su función; nosotros nos levantamos y oímos el canto de los pájaros
y el rumor de las aguas de los ríos que corren. ¿Para qué desean ustedes
nuestras tierras?

Ya sabemos para qué querían sus tierras y ya sabemos lo que pasó, pero no
es eso lo que quería decir, sino lo que pasó con José María España, con Juan
Bautista Picornell y con Manuel Cortés Campomanes.
José María España vuelve a La Guaria, se enconcha –como decíamos en los
años 60–, es delatado y luego ejecutado, pero Picornell y Cortés Campomanes
van a Guadalupe. ¿Y por qué escogen ellos como destino a Guadalupe?
Si ustedes leen una de las más extraordinarias novelas que se ha escrito en
la lengua castellana, que se llama El Siglo de las Luces, que escribió Alejo
Carpentier, que vivió muchos años entre nosotros, y escribió esa novela en
Caracas, ustedes se van a encontrar con que esa novela tiene dos personajes
principales: Un revolucionario francés llamado Víctor Hughus, en castellano lo
pronunciamos como Víctor Hugues, no me vaya a pasar lo que le pasó a
Unamuno, quien una vez estaba disertando sobre la literatura inglesa y entonces
en el auditorio dijo “Chaquespiare”; luego se levantó un profesor muy instruido y le
dijo: Mire, usted me perdona que lo interrumpa, pero así no se pronuncia el
nombre, se pronuncia Shakespeare. Bueno, gracias por la observación. ¿Ustedes
están de acuerdo?, Sí. Entonces, Unamuno siguió disertando en inglés.
Víctor Hughus había sido enviado por el directorio francés, encabezado por
Napoleón Bonaparte, a América para traer, primero, la declaración de los
derechos del hombre, es decir, los estatutos de la Revolución Francesa, que
algunos se burlaban mucho de la Revolución Francesa, y había una máxime que
tenían los conquistadores españoles, cada vez que las autoridades españolas o la
realeza española emitía alguna ley que favorecía, por ejemplo, a los pueblos
indígenas, los conquistadores decían: Esta ley es muy buena, se acata pero no se
cumple. Así decían de los postulados de la Revolución Francesa: Igualdad,
fraternidad, se acata pero no se cumple; y la prueba está en que Víctor Hughus
llega a Guadalupe y lo primero que trae en la nave es la guillotina y no la trae para
exhibirla, la trae para usarla.

Y Carpentier narra en esa novela unos detalles que son absolutamente
históricos y verídicos, y resulta que no solamente Picornell y Manuel Cortés
Campomanes se encuentran con Víctor Hughus en Guadalupe. ¿Qué van a
hacer? Son compartidarios, unos españoles y éste francés. Resulta que poco
tiempo después se incorpora Manuel Piar, y éste conoce a Víctor Hughus, a
Picornell y a Campomanes, porque los otros dos exiliados tomaron cada uno su
rumbo.
Este Congreso que se instala aquí el 2 de marzo decreta poco tiempo
después que una vez que sea aprobada la Bandera –y es la Bandera que trajo
Miranda en sus exposiciones de unos años atrás–, son los hijos de José María
España quienes la van a izar por primera vez acá en nuestro pueblo. (Aplausos)
Pero los acontecimientos que dan origen a este 2 de marzo fueron
apresurados por la invasión napoleónica a España, y no solamente la invasión
napoleónica a España, sino por los llamados episodios de Bayona.
Y fíjense ustedes, una vez más, como se empalma la historia: antes de
Bayona, 6 años antes, Bolívar estaba en el País Vasco de Bilbao, a donde había
seguido a María Teresa Rodríguez del Toro, hija de Rodríguez Toro con quien se
casó; Bolívar decide pasar a Francia porque él quería asistir a la Firma de la Paz,
de Amiens, que fue un acontecimiento histórico muy importante, porque era la
firma en donde ya Napoleón mandaba y no sé si fue una simple maniobra táctica
de Napoleón para fortalecerse y luego invadir, como en efecto invade a los
ingleses y luego son derrotados los ejércitos franceses y españoles en la Batalla
de Trafalgar, y bueno, esa es otra historia.
Bolívar se interesa en ir a Amiens a presenciar la firma de la Paz de Amiens,
del mismo modo que se interesa a ver la coronación de Napoleón en Milán cuando
se hizo Rey de los italianos, y ahí él le confiesa a Perú de Lacroix diciéndole: “Yo
no he querido expresar públicamente la admiración que tuve por Napoleón,

admiración desde el punto de vista militar, ojo, porque me van a acusar que yo
quiero hacer lo mismo, es decir, elegirme en Emperador, pero aquel
acontecimiento a mí me impresionó tanto, y no porque había esplendor, porque
Napoleón estaba vestido de la manera más sencilla, él mismo se puso la corona
cuando la coronación fue en París, todos los papas imponían las coronas a los
Emperadores franceses menos a Napoleón porque él no quiso”.
Además, cuando le dijeron que el Papa se iba a resistir, él preguntó:
¿Cuántos cañonazos puede resistir el Palacio del Papa? Y se acabó la resistencia
del Papa.
Bolívar se queda asombrado del fervor popular que rodeaba a aquel hombre
y a partir de allí algo se iluminó en él, de ahí viene el Juramento al Monte Sacro,
después de que presenció en Milán la coronación de Napoleón como Rey de
España.
Pero los acontecimientos de Bayona, que fueron acontecimientos
absolutamente degradantes para la realeza española, tanto para Carlos III, como
para su hijo Fernando VII, precipitaron acá los acontecimientos y dieron la
oportunidad a los mantuanos para emanciparse. ¿Por qué querían emanciparse?
Por simple y pura razones económicas que fueron expuestas por Bolívar en la
Carta de Jamaica después.
Los americanos, decía Bolívar, no tenían otro sitio en la sociedad colonial
sino el de simple espectadores; o a lo sumo representantes de los ayuntamientos,
como se llamaban para ese entonces los cabildos.
Por lo demás, no podían comerciar sino con la metrópolis y eso sí era grave
para ellos no tener la libertad de comercio con todo el mundo, sino solamente con
los monopolios españoles. Eso sí era grave, y si vamos a buscar las causas del
movimiento emancipatorio he allí una de ellas, fundamentales: no por casualidad

ese Golpe de Estado de abril lo encabezan las familias más empingorotadas de
Caracas, que los llamaban mantuanos precisamente porque eran los únicos que
tenían derecho a usar mantos en las iglesias. Todavía en mi isla natal, Margarita,
cuando a uno le decían: “este muchacho es un mantuano”, esa era una ofensa
muy grave, eso quería decir: “No sea flojo”, porque el trabajo era un desdoro.
Fíjense ustedes cómo fue la composición de aquella Junta Suprema del 19
de Abril, que, desde luego, fue el antecedente inmediato de este 2 de marzo.
Fíjense ustedes los apellidos: había un tío de Bolívar, Feliciano Palacios, apenas 4
años atrás, en 1806, ese mismo Feliciano Palacios había llevado el pendón real
para poner precio a la cabeza de Miranda., había contribuido porque le habían
ofrecido 50 mil pesos, y esos 50 mil pesos fueron contribuciones de estos
mantuanos que luego forman la Junta Suprema.
Seis años después esos mantuanos tratan de impedir que Miranda regrese,
Bolívar se había hecho una idea equívoca sobre Miranda y en las expediciones
mirandinas Bolívar, en una carta a un amigo, las condena diciendo que eso va a
perjudicar sensiblemente la América porque va a llenar de anarquía y violencia a
nuestros países y las condena, hasta que lo conoce y Miranda lo seduce, y es por
Bolívar que Miranda regresa a América y es Bolívar quien hace todas las
diligencias del mundo para convencer a la clase a cual él pertenecía para traer a
Miranda.
Si ustedes leen la correspondencia de Juan Germán Roscio a Andrés Bello,
ustedes se encontrarán con unas cosas muy curiosas, algunas adjetivaciones que
emplea Roscio contra Miranda, por ejemplo, cuando el Congreso de 1811, que se
establece el 5 de Julio, que se decreta la Independencia y que se nombra el Poder
Ejecutivo, integrado por esos triunviratos, Roscio le escribe a Andrés Bello:
“Cuando el General Miranda se enteró de que el Congreso había nombrado un
ejecutivo integrado por 3 de sus integrantes, se sintió humillado y dijo: celebro ese
Congreso porque he encontrado personas, mucho mejores que yo”.

Pero, según Roscio, a partir de allí Miranda se resabió y tuvo la ojeriza de un
sector del mantuanismo encabezado, por cierto, por Roscio, que le hizo la vida
imposible y que solamente acude a él para nombrarlo General de ese ejército en
la sublevación de Valencia, que es después cuando Miranda nombra a Bolívar
defensor de Puerto Cabello y ahí ocurre lo que sucedió después.
Pero lo que quería decirles es que estos integrantes de esta Junta Suprema
es el mantuanaje absoluto; estoy hablando de la Junta Suprema conservadora,
defensora de los hechos de Fernando VII el 19 de abril: José de las Llamozas;
Martín Tovar Ponte, que era hijo del Conde de Tovar, que ya era un anciano de 80
y tantos años, y que, premonitoriamente –porque en 1804, fíjense que todo está
concatenado–, por primera vez yo diría que en el mundo un pueblo logra liberarse
del colonialismo.
Y es ahora en este proceso bolivariano, cuando esa deuda histórica la
estamos comenzando a pagar con Haití. Es ahora, porque cuando Haití demandó
el reconocimiento del gobierno colombiano que encabezaba entonces Santander,
porque Bolívar andaba en la Campaña del Sur, no lo hicieron y Pedro Gual inventó
unos legalismos para no reconocer al gobierno revolucionario de Haití y Petión,
que ayuda a Bolívar en las dos expediciones de los Cayos, con todas las armas
que el propio Petión necesitaba para preservar la propia revolución haitiana, esa
deuda histórica no la hemos terminado de pagar. Por eso digo, apenas se está
comenzando a pagar con la ayuda que se está prestando por el terremoto y con
todas las tragedias que le acaecen. (Aplausos).
Pero lo extraño es que estos sucesos que ya tienen otros protagonistas, ya
los mantuanos inmediatamente de instalado el 2 de marzo el Congreso,
comienzan las rebeliones de los enemigos, y los enemigos no tenían patria,
simplemente podían ser españoles o podían ser criollos. La mayoría de quienes se
insurreccionan contra la Primera República son criollos, son venezolanos, aunque
eran súbditos españoles, todavía no había una conciencia de la venezolanidad.

Tener una conciencia de la venezolanidad, tomarla, forjarla, significó el Decreto de
Guerra a Muerte, fue un reconocimiento de que no se tenía esa conciencia de
nacionalidad.
Bolívar dice: “Americanos, contad con la vida aun cuando formen parte de los
ejércitos españoles, y españoles, contad con la muerte si no participan en este
movimiento de liberación”. Eran tiempos de un radicalismo absoluto, pero un
radicalismo que venían perpetrando no los patriotas. Cuando usted estudia el
movimiento de Monteverde de ese tiempo, ustedes verán cómo las carnicerías
fueron iniciadas por los realistas, pero carnicerías innombrables, no se hizo sino
responder a esas carnicerías y se respondió como en una guerra, con las armas.
Cuando se llega a una guerra es el último extremo en donde la condición humana
pasa a parecerse a las bestias, se los confieso.
Independientemente de que tenga la convicción de que existen guerras
justas y guerras injustas, independientemente de eso, y los compañeros militares
que aquí están pueden dar fe, por fortuna no hemos participado ni participaremos
en ninguna guerra, a menos que sea otra guerra de liberación si nos invaden, una
guerra es algo despreciable, la guerra es la última etapa que se puede tomar en la
convivencia humana, y nosotros hemos logrado derrotar todos los conatos de
guerra que han intentando vendernos. (Aplausos).
Termino con esto. Las primeras rebeliones que ocurrieron una vez que se
instala, desde el 19 de abril, no solamente desde la instalación de este Congreso
el 2 de marzo del año siguiente, fueron encabezadas por una parte del clero,
encabezada nada menos que por el Arzobispo Narciso Coll y Prat que estaba
recién llegado a Caracas. Hay que leerse, las voy a llamar encíclicas, a sabiendas
que eso no se llama así, ni pastorales tampoco se llaman, pero hay que leerse el
recibimiento que tuvo Monteverde y el ejército de Monteverde por parte del
Arzobispo Coll y Prat, cuando el ejército de Monteverde en el año 12 entra
victorioso a Caracas y comienza a hacer, por supuesto, las razzias que suelen
hacer los vencedores con sus enemigos.

Bueno, Coll y Prat le tiende una cortina de flores de oraciones;
posteriormente a eso, cuando Bolívar entra triunfador en el año 13, en la Campaña
Admirable, ustedes verán lo que hace Bolívar con el Arzobispo Coll y Prat, no lo
fusila. Le ordena a Mérida, que era entonces su secretario, que le escribiera una
carta que Bolívar dictó, diciéndole: Usted tiene que redactar en los mismos
términos una pastoral –o una cosa como se llame– también recibiendo el ejército
patriota, a menos que usted no sea patriota. Y el Arzobispo le dio largas al asunto
y pasaron 15 días, y 20 días, y no redactaba nada, hasta que le mandan otra
esquela: Si a la vuelta de ésta, no tenemos una respuesta del clero venezolano a
los ejércitos vencedores patriotas, pues usted va a ser detenido. Vino la pastoral
de Coll y Prat dándole vivas a las fuerzas patrióticas que habían reconquistado la
República.
Luego hubo una insurrección de canarios que también fue una insurrección
fuerte, pero la más fuerte fue la de Valencia, porque allí participó mucho gente
armada y mucho pueblo contra la Primera Republica. Primero habían mandado al
Marqués del Toro que, a pesar de ser un general de la República, nunca en su
vida había peleado ni sabía nada de eso y lo mandaron en la primera rebelión de
Coro, cuando se instala la Junta Suprema el 19 de abril, a que fuera a pelear
contra los realistas de Coro que nada menos estaban comandados por Ceballos,
que era un general español de mucho valor y de mucho criterio militar, y por
supuesto Marqués del Toro fue derrotado inmediatamente, y sólo después que los
mantuanos logran ver que no podían acudir a nadie que pudiera derrotar a los
ejércitos enemigos llaman a Miranda y luego pasó lo que pasó, no es necesario
recordar esos acontecimientos.
Pero lo que quería decirles para terminar, era que ese movimiento de la
Primera República que comenzó el 19 de abril de 1810 y creo que antes ese
movimiento emancipatorio comenzó acá.

José Leonardo Chirino fue decapitado aquí en la Plaza Bolívar, apenas 2
años antes que la rebelión de José María España. Juan Francisco de León, 40
años antes se había rebelado contra la Compañía Guipuzcoana que ejercía el
monopolio acá. Esa Primera República fue un movimiento frustrado de
independencia, porque la verdadera independencia todavía no se ha hecho.
(Aplausos).
Y recapitulando con la cuestión ideológica, no se ha hecho porque todavía la
independencia ideológica no la hemos conquistado, porque todavía los aportes de
la culturas indias y africanas que forman parte de nuestro ser no han sido
vindicados, porque todavía nuestro pueblo sigue soñando con MacDonalds,
porque todavía nuestros niños juguetean con personajes, con juguetes construidos
a usanzas de culturas que no son las nuestras. Esa independencia ideológica, que
es la verdadera independencia, no la hemos conquistado, pero tenemos que
conquistarla juntos, los sectores nobles de la oposición que sé que existen y
nosotros, quienes la vamos a conquistar y esa va a ser la verdadera
independencia. (Aplausos).
Muchas gracias.




jueves, 12 de abril de 2012

Los caribes resistimos



 


El doctor Gustavo Pereira, poeta, constituyente reconocido y autor del preámbulo de la Constitución Bolivariana de Venezuela hizo un discurso, a propósito de la conmemoración  del Bicentenario de la Instalación del Primer Congreso de Venezuela, el 2 de marzo  de 1811. Por supuesto, esta vez es 2 de marzo de 2011. Su calidad  histórica y política obliga a que lo publiquemos en wwwpertinentes.com

Lo que hoy se celebra acá en este recinto, que alojó la vivienda de uno de los
nobles llamados entonces mantuanos, que propiciaron el movimiento de
emancipación de lo que fue la Capitanía General de Venezuela, no es un hechocasual; estos festejos responden a un hilo histórico del cual vamos a haceralgunas referencias que nos conduzcan a esta realidad.
No vengo, por ello, a hacer un discurso; tampoco está entre mis planes dictar
una clase de historia, simplemente me propongo hacer algunas breves reflexiones que me han conducido a algunas interrogantes que probablemente todos hemos compartido cuando estudiamos las páginas de nuestra historia.
Yo siempre he creído que el olvido es la verdadera muerte y en los últimos
tiempos ha cundido la especie, tanto internacional como nacionalmente, de que debemos olvidarnos del pasado, de que hasta cuándo vamos a rememorar los momentos ingratos del pasado, cuando lo que nos importa es este presente.
Suele olvidarse que aquellos polvos, como decía el viejo refrán castellano,
suelen traer estos lodos y viceversa; aquellas velas suelen traer estos
deslumbramientos. Yo me pregunto, sobre estos olvidos o sobre estas franjas de olvido que algunos pretenden echar sobre la memoria colectiva, porque desde los bancos escolares siempre me preguntaba, con una indignación de niño, por qué en los manuales de historia, en los que nosotros tuvimos la desdicha de estudiar, siempre se privilegiaba al ofensor contra el ofendido, al agresor contra el agredido, al injusto contra el justo. Por qué el conquistador español, que extermina a pueblos enteros y comete uno de los genocidios más terribles que se han perpetrado con la historia de la humanidad, era exaltado mientras los indígenas, el pueblo que resistió y que aquí vivió durante miles de años, era tratado como bárbaro.

Todavía a fines del siglo XVI un sacerdote que escribió en España, en  Sevilla, un libro que tuvo mucho éxito entonces, Fray Tomás de Mercado, llegaba a decir que puesto que los indios no se movían por razón sino por pasión, no podían ser tratados sino como bárbaros. Parecido tratamiento, y tal vez peor, sufrieron los millones de esclavos africanos que a estas tierras fueron trasladados desde las costas occidentales de África en número que se calcula no inferior a 40 millones de seres humanos, para ser esclavizados en estas tierras, en las haciendas de caña, fundamentalmente de caña de azúcar en el área Caribe, que es la que nos compete en este momento.
Pero ¿qué ocurre?, me preguntaba yo, cuando al mismo tiempo estudiaba en
aquella historia o en aquellas historias, como fue aperreado, por ejemplo,
Tamanaco y como aparecían algunos grabados en donde un mastín, que eran los perros que acompañaban a los conquistadores españoles para aperrear indios, como entonces se llamaba el acto de liquidación de los indios que resistían, como aquellos actos fueron, aquel pasado, como aquel pasado fue rehecho en acontecimientos posteriores muchos siglos después, cuando en los mismos bancos escolares me tocó en suerte tener una peseta española, y leo en esa peseta española, amén de ver la imagen del General Francisco Franco, una leyenda que decía: “Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios.”
Quienes luego tuvimos la fortuna de estudiar la historia de la Guerra Civil
española, que costó un millón de muertos; quienes luego tuvimos la dicha de
visitar España durante tantas veces, nunca llegamos a encontrar un callejón
siquiera que en España se llamara Bartolomé de las Casas. En cambio, la
memoria de un porquerizo como Francisco Pizarro en Perú, o un intelectual como Hernán Cortés en México, esa memoria fue consagrada como héroes de la España triunfadora. Y me preguntaba: ¿Quién le dio más gloria a España?
¿Cortés y Pizarro, o Bartolomé de las Casa?, ¿Francisco de Vitoria o Antón de
Montesinos, quien fue un sacerdote que en la actual isla Santo Domingo –que los españoles llamaron La Española– que preconizaba, disertaba, sermoneaba, sobreel genocidio que se estaba cometiendo en las islas del Caribe, genocidio que 40 años después de la llegada de los conquistadores españoles, había acabado con casi todos los pueblos tainos, arahuacos, que en esas islas habitaban?

Los caribes resistimos 
 
Eso explica el porqué, y empleo la palabra mestizaje con alguna prudencia,
porque el mestizaje de las islas del Caribe es distinto, por ejemplo, al mestizaje de nosotros, en donde tuvimos a los caribes que resistieron, pero los caribes resistieron hasta ahorita, hasta el siglo XX, hasta la Constitución del 1999 que, por primera vez en la historia de este país, reconoce los derechos de los pueblos indígenas y todavía se está en esa lucha. (Aplausos)
Basta extender un poco la vista hacia el sur y vemos cómo los mapuches en
Chile siguen librando esas luchas, y en estos días estuve viendo una propaganda de un canal chileno en donde decían más o menos así: Chile está habitado por no sé cuantas personas. No estaban incluidos los mapuches, es decir, todavía los mapuches son no personas, del mismo modo que los esclavos negros eran simples semovientes, eran no personas.
Pero me preguntaba: ¿Quién le dio y quién le da más gloria a España?,
¿Cortés y Pizarro o de las Casas y Montesinos? El General Millán Astray, quien a las puertas de la Universidad de Salamanca y ante la presencia del rector de la misma universidad, el gran Unamuno decía: “Cuando oigo la palabra cultura saco mi revólver.”
¿Quién le dio más gloria a España?, ¿el General Millán Astray o el sabio
Unamuno? ¿Quién le dio más gloria a España?, ¿el poeta Federico García Lorca
o Francisco Franco, el jefe de los asesinos de Federico García Lorca, quien
comandaba el ejército de fascistas que fusiló a ese ser inofensivo llamado
Federico García Lorca, cuyo cadáver fue depositado en una zanja común en los
prolegómenos de la Guerra Civil española? ¿Quién le dio y quién le da más gloria a los Estados Unidos?, ¿Walt Whitman o Jorge W. Bush?
La injusticia no tiene nacionalidad 

La injusticia no tiene nacionalidad ni color político. La injusticia es injusticia
quien quiera que la perpetre, y la lucha de los seres humanos es una lucha secular contra la injusticia, cualquier persona en el mundo está dotada de un alma, de una sensibilidad. Yo soy y me encuentro entre quienes piensan que eso que llamamos alma no es sino la expresión de la conciencia sensible, es decir, la razón en estado de sensibilidad; y la lucha por la justicia es una larga e interminable lucha.
Siempre habrá motivos por los cuales luchar, independientemente del sistema
social al que uno aspire o del sistema social en que uno viva. Todos los seres
humanos, con excepción de algunos seres casi inhumanos, luchan porque el
mundo sea cada día mejor. (Aplausos)
Y yo me pregunto: ¿Cuál es la diferencia que existe para hablar del pasado
y para ver cómo aquel pasado está imbricado directamente en este presente?
¿Cuál es la diferencia entre los conquistadores españoles, el imperio colonial
español, contra el que se sublevaron acá? En primer lugar, los mantuanos, pero eso según la historia, porque según la historia aparentemente el pueblo no aparecía por ningún lado. Es decir, al parecer eran 20 ó 50 mantuanos que
encabezaron un movimiento y más nada, dieron un golpe de Estado, como en
efecto fue un golpe de Estado el 19 de abril. Me pregunto: ¿Y ese pueblo quién lo andaría y dónde estaría?
Porque es obvio que ninguna transformación social la hacen 20 personas;
probablemente la comanden, probablemente tomen iniciativas que conduzcan a la adhesión de multitudes, ha ocurrido eso y ha sido para las causas justas y para las causas injustas. Hitler no fue un hecho aislado en Alemania, ni Musolini en Italia.
Hitler concitó la adhesión de un pueblo y Musolini concitó la adhesión de un
pueblo, y seguramente Franco concitó la adhesión de un pueblo. ¿Por qué?
Creo que esa es otra interrogante que debemos también intentar
respondernos, por qué de pronto un pueblo puede ponerse al lado de sus
victimarios, al lado de quienes representan la injusticia, la intolerancia. Esas soninterrogantes que debemos hacernos, como debemos hacernos estas preguntas sobre los genocidios: ¿Cuál es la diferencia entre el genocidio cometido por el imperio español en América y el genocidio cometido por los Estados Unidos en Irán y el Vietnam? (Aplausos)
O el que extrañamente, y digo extrañamente porque soy uno de esos
dolientes que admiró profundamente al pueblo judío y lo admira de alguna
manera, que se condolió hasta los tuétanos con la tragedia que el pueblo judío vivió con el triunfo del nazismo en Europa y con el exterminio de millones de seres humanos, que por ser judíos y también por ser comunistas fueron exterminados; y que ahora ese mismo pueblo o ese mismo gobierno que dice representar o representa a ese pueblo, está haciendo lo propio con los palestinos, y no es cualquier cosa lo que está ocurriendo en Palestina, como no es cualquier cosa lo que está ocurriendo en estos momentos en el Medio Oriente.
 La dicha de poseer riquezas
Los países del Tercer Mundo tuvimos una ingrata dicha que es poseer
riquezas que son la envidia de quienes agotaron las suyas, y las agotaron por un sistema de vida que ningún planeta puede resistir; un sistema de vida que ha convertido los mares, los ríos, las aguas, en cloacas; un sistema de vida que deforesta millones hectáreas de bosques y de selvas todos los años; un sistema de vida que ha hecho del consumo y de la degradación del otro una forma de estar en el mundo.
Quienes pretendemos o tenemos la soberbia de creer que tenemos un alma,
es decir, una conciencia sensible, no podemos estar al lado de quienes depredan, de quienes justifican la injusticia. (Aplausos)
Aquel 2 de marzo de hace 2 siglos inoculó la voluntad independentista de un
grupo de seres humanos acá en Caracas en donde comenzó todo, por ello les
decía que no fue un hecho producto del más allá o que llegó un bien amado
espíritu santo y lo puso acá.

Allí comenzó todo según la historia –yo tengo mis dudas de que solo en
Caracas haya comenzado todo– existe entre los seres humanos lo mismo que
pasa entre las ciudades y los países, cierta vez yo estaba en Madrid y quería ir con mi familia –mi padre, mi madre y mis hijos– a Andalucía, y estábamos
almorzando en un restaurante madrileño y cuando un mesonero, que luego hizo cierta amistad con nosotros, nos preguntó que si habíamos recorrido España, bueno, una parte muy pequeña hasta donde nos llegan los recursos, pero fuimos invitados a Andalucía, e íbamos a ir a Andalucía, enseguida nos dijo: Si vais a Andalucía tened cuidado porque os van a robar.
Él daba por descontado que en Andalucía nos iban a despojar de todas las
pertenencias porque los andaluces eran amén de flojos, ladrones, y la flojera lo decía porque decía que los andaluces no hacen sino pedir limosna, robar, bailar y cantar flamenco, incluso, esto ha llegado al nivel de la literatura: una vez llegó Federico García Lorca a Buenos Aires a hacer una lectura de sus poemas y estaba en Buenos Aires Pablo Neruda, y juntos leyeron poesías y fue una fiesta de la poesía en Buenos Aires.
En los últimos años de su vida un periodista bonaerense le pregunta a
Borges que, ¿qué opinaba él sobre la poesía de García Lorca? Y Borges contesta:
Ah, García Lorca, lo he oído nombrar, creo que es un gitano profesional.
Ese mesonero que nos dijo a nosotros eso sobre los andaluces, cuando
nosotros regresamos al restaurante después del viaje por Andalucía preguntó:
¿Cómo les fue por Andalucía? Muy bien –y yo le digo– y tampoco es como usted dice que los andaluces son unos flojos.
Me dice: Pues claro que son unos flojos, ¿qué vio usted en Andalucía?
Bueno, yo vi aquello sembrado de cosas, de olivares y de girasoles. Los olivares los sembraron los árabes hace 500 años.
Lo mismo dicen los alemanes de Berlín, los alemanes de Dresden, de los
alemanes del norte, a los que llaman cabezas de pescado, los alemanes de la
zona de Brandenburgo, Neobrandenburgo, etcétera, son despreciados por los
alemanes que se consideran a sí mismo gente decente, gente culta y los llaman “cabeza de pescado”.
Aquí había el prurito alguna vez en Venezuela sobre los andinos, probablemente era una especie de venganza popular para poner en su sitio –qué sé yo– a los gobiernos tiránicos que tuvimos, encabezados por Juan Vicente Gómez quien gobernó aquí tiránicamente durante tantos años.
Entonces, a los andinos le aplicaron la connotación de gochos, que quería
decir un poco lo que en Colombia quería decir el término de paisa, y así
sucesivamente.
Siempre es una especie de descalificación del otro, porque la incomprensión
del otro modo de vivir forma parte de una de las taras humanas que se han forjado alrededor de las luchas sociales. (Aplausos).
Los antecedes que permitieron los acontecimientos de aquel 2 de marzo de
hace 200 años son muchos, pero voy a mencionar ligeramente apenas uno de los más importantes. El primero de ellos, los 3 siglos de dominación colonial que no fueron solamente siglos de dominación política, fueron siglos de dominación económica y fueron siglos de dominación ideológica.
Recuerden ustedes que en las historias los indios no tenían idiomas, tenían
dialectos; no tenían religiones, tenían supercherías; no tenían comida, tenían
brebajes; no tenían viviendas, tenían chozas; y por supuesto, tampoco tenían
dignidad, eran indios; había que civilizarlos.
El genocidio para civilizar
¿Y cómo los civilizaban? Ustedes saben cómo los civilizaban, ahí están las
cifras de los genocidios, porque alguna gente habla del genocidio español que se cometió en las posesiones españolas del nuevo mundo y pocos hablan del
genocidio de los hijos de los ingleses en los Estados Unidos.
Si ustedes estudian la historia de los Estados Unidos, se van a sorprender
hasta qué punto el genocidio cometido contra los pueblos indígenas del norte
exacerbó absolutamente y a tal punto esos crímenes, que los que perpetraron los españoles acá fueron juegos de niños al lado de aquellos. Aquello fue una cosa planificada; el español no fue un genocidio planificado, el español fue un genocidio producto de las condiciones sociales, políticas, económicas de una sociedad que tenía como paradigma la nobleza, consideraba el trabajo como un desdoro, como una humillación, estos fueron los paradigmas.
Por eso los esclavos eran semovientes y a este Congreso que se instala el 2
de marzo acá en estos espacios, por lo menos bajo este cielo, quienes votaron no fueron los indios, ni los negros. Ustedes ven los integrantes de ese primer Congreso y todos, o casi todos por no decir todos, porque ahí se colaron algunos pardos como Juan Germán Roscio por ejemplo, que no era de la oligarquía, era un abogado de mucho éxito.
José Félix Ribas en cambio que sí era de la oligarquía andaba con un gorro
frigio porque las ideas de la Revolución Francesa las había hecho suyas desde
hacía mucho tiempo, y Ribas era un radical, pero un radical tan rotundo que
después del golpe del 19 de abril fue expulsado junto con su hermano que era
sacerdote. (Aplausos).
Estos dos Ribas que formaban parte de la Junta Suprema del 19 de abril,
José Félix y su hermano Francisco, el sacerdote, fueron expulsados porque a raíz de la masacre cometida por las autoridades españolas, cuando el primer intento de emancipación de Quito. Fue una masacre espantosa y tan pronto llegó la noticia a Caracas hubo, desde luego, un malestar terrible.

Ese malestar lo encabeza José Félix Ribas, y salieron manifestaciones por
las calles de Caracas diciendo: “Abajo al poder español”. Y ya se había instalado la Junta Suprema, pero esa Junta Suprema era defensora de los derechos de Fernando VII, conservadora, así se decía: Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII.
Algunos dicen que este nombre fue un eufemismo porque, definitivamente,
los nobles criollos ya tenían entre sus planes la independencia, la independencia política, es decir, cambiar las formas pero para que todo siguiera igual, porque las mismas condiciones de explotación a los esclavos, a los indios, eso iba a quedar igual, pese a que ese primer Congreso, establece, como estábamos conversando con Noelí ahorita, y me decía Noelí: las primeras tentativas de hacer justicia a los pueblos indígenas, por ejemplo, con la eliminación de los tributos a los pueblos indígenas.
¿Pero qué ocurre? Estos 3 siglos de dominación, que a mi juicio, tanto como
político fueron mucho más contundentes, porque uno se puede deshacer de la
dominación política con alguna facilidad, pero de la dominación ideológica no.
Deshacerse del dominio ideológico eso es una lucha secular, una lucha que
costará mucho, por eso siempre he creído que si este Proceso Bolivariano no
tiene la cultura como un mascarón de proa, es decir, para poder derrotar la
inoculación ideológica que 5 siglos de sometimiento han dejado entre nosotros, con una trasgresión de los valores tradicionales de los seres humanos, con una superposición de antivalores, no vamos a lograr nada porque los edificios se construyen y se caen, los puentes se construyen y se caen, las instituciones se establecen y se disuelven, las ideas permanecen. (Aplausos).
Los tribunales inquisidores
Y no se trata –como algunos dicen por allí– de catequizar a alguien, o como
alguno acusaba al Proceso Bolivariano de llegar desde las escuelas y adoctrinar a  los niños a semejanza de cómo hacía el conquistador español con los indios en los llamados pueblos, esos se llamaban pueblos de doctrina.

Es decir, “como estos indios no saben nada de la civilización, vamos a
adoctrinarlos”. Lo primero es el principio de la religión Católica, ¿pero de cuál
religión Católica? Estamos hablando de la iglesia contrarreformista española,
estamos hablando de una iglesia que revitalizó con una hazaña inigualable los
tribunales de inquisición que trajeron a América. Tribunales de inquisición que
tenían fundamentalmente por víctimas a los sacerdotes indígenas, a los acusados de brujos, los hechiceros, y a quien osara transgredir, por supuesto, la ideología del régimen; es decir del colonialismo.
Esto era penado con la muerte y, como ustedes saben, ésta fue una de las
tragedias de Francisco de Miranda. Si un tribunal de inquisición encontraba lo que ellos llamaban libros prohibidos en la casa de algún súbdito, era llevado a un tribunal de inquisición.
Esos libros prohibidos eran aquellos que Bolívar en una carta a Santander le
mencionaba con mucho entusiasmo, y todo porque había llegado por los años
un cronista francés que había escrito una especie de biografía de Santander –
Santander ya era Vicepresidente–, desde luego un cronista pagado, creo que los periodistas le dicen a eso palangrismo, ya existía la palangria en aquel entonces.
Y de esa biografía escrita, Santander se la manda con mucho orgullo a Bolívar y Bolívar le responde: “Me da mucha alegría que Mualan –así se llamaba el cronista de marras– haya escrito tantas cosas ponderables sobre usted; pero en cuanto a mí se ha equivocado y le voy a decir una cosa, no soy ése que dice el señor Mualan que soy”, es decir, una especie de dictadorzuelo inculto que sólo había llegado al poder por las armas y que había sometido a su pueblo bajo la férula de la incultura; y Bolívar le decía “…fui criado en una familia noble…”.
Si ustedes ven los integrantes de la Junta Suprema del 19 de Abril y luego
ven a los integrantes del Congreso que se instaló hace 200 años acá, ustedes se van a encontrar allí a tíos, primos-hermanos y tíos políticos de Simón Bolívar por la vía de los apellidos Palacios. Muchos de ellos, y por emparentar, por ejemplo,los Toro eran familia de Bolívar: Marqués del Toro, Juan Toro y Francisco Rodríguez del Toro, quien fue su gran amigo y con quien hizo aquel recorrido por Italia y vino al Juramento del Monte Sacro, etcétera.
Pero ¿qué ocurre?, Bolívar le dice “en Caracas fui instruido por maestros
especialmente contratados por mi familia para mí, me dio clases de matemáticas el padre Andújar –quien era una de las eminencias de aquel tiempo–, me dio clases de idiomas el maestro Andrés Bello –quien apenas era dos años mayor que él– aunque por corto tiempo, y sobre todo me dio clases Simón Rodríguez. Luego, a los 16 años me voy a España y vivo en la casa del marqués de Ustáriz”, un ombre de una cultura proverbial y además –aunque no lo divulgara– admirador de las ideas que entonces habían triunfado en Europa y que dieron origen a la Revolución Francesa de 1789.
Cuando el pueblo de París toma la Bastilla en 1789, ese pueblo viene nutrido
de las ideas de los enciclopedistas y Bolívar le menciona a Santander “yo he leído desde joven a Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Locke” los grandes poetas latinos y contemporáneos y le da toda una lección. Porque Bolívar –parece increíble– entre sus baúles tenía uno lleno de libros; y cuenta O´leary, en sus memorias, que Bolívar tan pronto encontraba un reposo, bien en una hamaca o bien tirado en una estera en la sabana, no fallaba nunca en el acto de leer.
En estas cuestiones ideológicas, que suelen ser tan subordinadas, normalmente lo importante es lo que se subordina, y como ya les decía “no es que se trate de adoctrinar a nadie, se trata de poner simplemente la justicia y la injusticia también en su lugar”. Porque, como les decía, “la injusticia no tiene nacionalidad, color político, la injusticia es la injusticia”. (Aplausos).
Hace pocos años había sido ejecutado José María España, a dos cuadras de
acá en la Plaza Bolívar de Caracas. El cabecilla del movimiento más radical quese hizo en este país en los movimientos preindependentistas