Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



miércoles, 8 de febrero de 2023

El cuchicheo en las redes

 


Luego de conversar con un amigo y colega, vuelvo a entrar en el idiotizado mundo de las redes y de repente comienzo a recordar que los llamados chats han sido convertidos en una especie de gallinero, que obliga a los seres pensantes a encaramarse en el techo de esa especie de instancia y convertirse en observadores.


Esos chats son como una botica en los que se encuentra de todo; no ofendo si digo que por allí andan los religiosos enviando cada día de la semana los buenos días con una imagen del hijo del creador(como nadie conoce la imagen del creador no la envían), de los arcángeles, de los santos, los angelitos (aunque no he visto todavía un ángel afro, para bronca del poeta Andrés Eloy Blanco).


Ciertamente los chats son la verdadera quincalla, cuyos ideólogos lo que hicieron fue meterse un poco en la historia de la vida latina de nuestro continente, aunque como es un asunto lógico, hay que entender que se trata de una especie del cuchicheo de la vieja España en la que vivió Quevedo. En dos platos, los chats son un cuchicheo electrónico.


Pero el cuchicheo no es exclusivo de los religiosos, porque por allí hay un disparadero de besos, felicitaciones y lisonjas que el mismo Pío Gil (Pedro María Morantes) tendría material para unos tres coloridos libros.


El cuchicheo electrónico ha tomado tal fuerza que se ha convertido en el heraldo de las urbanizaciones de todo el país, especialmente de los condominios, cuyos directivos lo han visto como un buen manejo de la información vecinal, que mantiene a las personas en orden. Allí nadie se escapa de ser sancionado si comete errores y todos están informados.


Es mas, no solo sirve para llamar la atención de quienes no pagan el necesitado condominio, como si los gastos de mantenimiento fueran gratis. Es un recuerdo a los vecinos y además, les informan de todo cuanto acontece en sus comunidades y les permite vivir en mejores condiciones y en alerta.


El chats o cuchicheo electrónico es como meterse en uno de esos centros comerciales nuevos, donde hay de todo, hasta sogas para ahorcarse. Por allí circulan recetas de cualquier clase de dulces, como hacer un pan de jamón, un pescado asado con tostones y lo que se le ocurra a la gente.


Asuntos muy buenos y necesarios circulan por allí, como son los anuncios de ventas de medicinas, especialistas médicos, éxitos y abusos en medicina, exámenes clínicos, donaciones de sangre, necesidades en materia de salud y otros detalles.


Pero de igual modo corretean las imágenes de abusos policiales, de malandros, de borrachos, de accidentes y las deportivas como la de atletas de categoría como la campeona olímpica venezolana Yolimar Rojas, acciones como la Serie de Caribe, los estadios monumental Simón Bolívar de Caracas y el de La Guaira J.L. García Carneiro.


¡Aaaahhh! ¿No queda afuera la controversia política ni los fake news, que son el pan de cada día; aquí están metiendo leña y fósforo los cuchicheadores políticos. Los que ya no entran en la controversia con su faz, porque están muy rayados, pues se ocultan en las redes con otros nombres, las mentiras y trucos de siempre.


Y finalmente, están los de la pornografía y quienes ponen las redes calientes con la voluptuosidad del género femenino y otras cosas.


Como señalé antes el cuchicheo electrónico se ha adueñado de un gentío y mucho mas de quienes no acostumbran a pensar, es decir, no lo hacen con la debida frecuencia, intensidad y calidad de los tópicos











martes, 7 de febrero de 2023

Organizar, es un punto de revolución

 


Siempre será necesario decir lo que aprendemos o pensamos, que puede ser de una u otra forma, aunque no coincida con lo que se ha venido diciendo que es siempre o tenga una simple aproximación.


Para mi, organizar es el incipiente comienzo de lo que puede llegar a ser una revolución, valga señalar el campo de la política, porque inicia los pasos hacia un cambio en lo que se pretende transformar.


Pero también puede ser aplicado en cualquier otra área ese término organización. Cuando son organizados unos cursos, seminarios y talleres, valga el ejemplo, es porque se quiere que sus participantes adquieran el conocimiento necesario que les permita, de una manera u otra, forzar, originar un cambio que haga mejor lo que se ha estado haciendo durante un tiempo.


Puede ser visto con claridad en los investigadores químicos, por ejemplo, quienes basados en el conocimiento que poseen tratan, con el uso de diferentes elementos, de introducir cambios en una determinado sustancia de aplicación en la mejora de la salud.


Es mas, hasta en la misma promoción de la nueva sustancia modificada, es apreciable el término empleado para referirse a lo que recién ocurrió en un laboratorio: ¡ Ha sido un hallazgo revolucionario lo que se ha conseguido gracias a las investigaciones en laboratorio!


Una revolución política difiere de lo que pueda acontecer en la organización de un determinada área y eso es un asunto muy visible. La diferencia comienza por dejar claro que, la organización pasa a ser una herramienta de una revolución y que es aplicada en cada uno de los objetivos que la revolución tiene planificado.


Avanzando aún más en el tema, hay que decir que la organización junto con la planificación hacen parte de la revolución. No se concibe un proceso revolucionario sin que haya tenido una forma de ordenar las cosas y un plan a ejecutar.


Pero digamos, como señalé en el intertítulo, que la organización es un punto en la revolución, porque esta se extiende por todo el conglomerado social, el ambiente, la geografía con todos sus recursos y la dinámica que imprime para alcanzar los desafíos que tiene por delante, tanto internos como externos y en los que deberá emplear todos los mecanismos necesarios que le han permitido su organización y planificación.


Fuera de este contexto teórico quedan el ser o los seres de una sociedad que inicia la revolución así como a los ciudadanos hacia donde se dirige  el movimiento que transforma, el cual cuenta con una filosofía de la vida, una consciencia y valores que otorgarán a la revolución características muy especiales, que la diferenciarán de otras maneras de conducir la vida de una nación.



Estamos obligados a pensar


Es obvio que, como decía Simón Rodríguez, el Sócrates americano en 1828, nuestra juventud debe abrir los ojos, mirar a su alrededor, analizar su situación y pensar.


Y ello es así, porque de lo contrario y si acaso, volverán los siglos a transcurrir y continuarán sus tradicionales e indeseables pesares que les

han hecho padecer y quejarse de sus vidas tan desguarnecidas.


Pensar, lo decimos en lenguaje sencillo, que es el único que conocemos y expresamos, sugiere ir preguntándose de modo permanentemente el por qué de las cosas y como resolver esas mismas cosas.


Hay que decir, que por fin se está haciendo mas continuamente ese ejercicio entre nuestros investigadores. Otros, empujados por un discurso político que nunca ha mirado país, valores, historia ni tradiciones, siempre han enfilado su caminar por una senda distinta.


Y es en ese pensar en donde radica la esencia del bienestar colectivo, del empeño por optimizar la generación que crece, por fortalecer y encaminar la fuerza de la juventud, conceder equilibrio y ternura a las personas mayores y apartar, en definitiva, la teoría de lo banal que envuelve el discurso a segmentos de la población.


El pensar debe partir de que todo puede ser posible entre las personas si de la reflexión se marcha hacia la consecución del objetivo deseado o planificado.


Todas las comunidades con sus líderes están obligados no solo a la participación, sino a la discusión, a la reflexión y a lograr la respuesta deseada para solucionar determinado problema. La retórica banal y frívola que en ocasiones suele rodear al liderazgo se convierte en un obstáculo que impide el pensamiento profundo.


Pensar en profundidad requiere abandonar el ego, abonar la sencillez del diálogo y calmar la ansiedad que genera la búsqueda del resultado. El pensar profundo debe abandonar la pasión irreflexiva y encaminarse hacia la búsqueda, esa que genera la esperanza de un resultado que beneficiará a la mayoría. De esto saben muy bien los investigadores científicos y los creadores naturales.