Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



jueves, 21 de mayo de 2015

El indígena del norte de Suramerica pagó tributos






Hace unos 18 años, la antropóloga Otilia Rosas González escribió para la colección Historiadores SC, que “El Tributo del Indígena americano, a la vez que fue una importante fuente de ingreso para la Corona española, constituyó un eficiente medio aculturativo”, es decir, que por esta vía, la población indígena asimiló variados rasgos de la cultura dominante para aquel entonces.
El tema es válido porque pudiera pensarse que lo ocurrido tras ese encuentro entre nuestros aborígenes y los españoles fue un exclusivo enfrentamiento armado, un asunto de arcabuz contra flecha y no fue exclusivamente eso, porque de acuerdo a la investigadora los españoles implantaron “...un sistema de recaudación que se adaptaba a cada jurisdicción dependiendo de ciertos aspectos inherentes al pueblo indígena”.
Los representantes de la Corona española en nuestras tierras- según la investigadora-, solían estudiar todas las variantes que pudieran caracterizar cada población indígena, valga decir, cuál era el tipo de economía que practicaban, en que sitio geográfico se encontraban, los habitantes, cuántas mujeres, hombres, niños, si vivían en parejas, en fin, todas sus características socio culturales.
Obligados a ser vasallos
La antropóloga -que presentó una versión en calidad de ponencia en la XLV Convención Anual de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia en 1995- dijo que con tal medida (el tributo) “...la Metrópoli obligaba a los amerindios a vivir en policía, es decir, a aceptar la condición de vasallos del Rey de España, bajo un total dominio de la Corona y la Iglesia, con la imposición de la cultura europea, representados en la mano del conquistador, primero, y luego del encomendero y el cura doctrinero, con lo cual se pretendía borrar la cultura nativa para suplantarla por la recién llegada”.
Aquí en wwwpertinentes.blogspot.com pensamos que si bien especialistas o conocedores dicen que la cultura venezolana se formó con la integración -si se puede llamar así- de las culturas indígenas, africanas y española, no es menos cierto que lo que prevalece en dicho proceso, fundamentalmente, es la imposición de una cultura sobre otra, es decir, un proceso de transculturización y suele ocurrir cuando una nación como mucho mas poder que otra se impone sobre ella y le transmite -en ocasiones de modo obligante- todo su bagaje cultural, valga indicar, sus costumbres, modas, hábitos, idioma, normas, gastronomía, etc.
Transnacionales transculturizadoras
Valga destacar en estos momentos, que las organizaciones comerciales transnacionales son las que adelantan un proceso de transculturización en todo el mundo, prácticamente controlando sus producciones y llevándolas a todos lados del mundo y promoviendo incesantemente, a través de la publicidad, su consumo.
Desde que existe este mundo, y desde que unos con mayor fuerza invaden y conquistan a otros pueblos menos fuertes, se inicia un proceso de transmisión de valores culturales, de unos a otros. Siempre ha sido de esa manera, aunque algunos pueblos se nieguen a alejarse de sus propias maneras de llevar sus vidas. Sucede que en ocasiones algunas naciones pueden ser mas tolerantes que otras y permiten que otras conserven sus costumbre y hasta religiones. No olvidemos el dominio y control de Roma sobre el oriente y particularmente sobre Jerusalén y otras localidades.
En el pasado, con las guerras, por lo general, siempre hubo una imposición cultural, mientras que en la actualidad, pudiera decirse, el proceso de transculturización se maneja de modo muy distinto y con diversas facetas. Hoy entran en juego los convenios, acuerdos y tratados entre los pueblos y a veces suelen presentarse situaciones que afectan o dañan algunas naciones. Con todos esos tratados comerciales, lo que hay es un fluir de un lado a otro de productos, maneras de vestirse, de peinarse, de alimentarse, de cortarse el pelo, de tatuarse, de desplazarse y un sin fin de productos inherentes a ello, de marcas que la producción, fomento y consumo les dan carácter mundial. Hay mucho que se puede escribir -y lo han hecho- sobre el proceso de transculturización, aun cuando sigamos refiriéndonos al tributo que cancelaban nuestros indígenas. Y al respecto la profesora Otilia Rosas González nos dice:
En la provincia de Venezuela, la tributación presentó particularidades que la distinguen de cualquier otra parte de América”
Indicó que “La esclavitud indígena se había iniciado desde los primeros descubrimientos colombinos (Jiménez, 1986), pero los excesos cometidos contra las poblaciones autóctonas de las islas del Caribe fueron tales, que la Corona se vio obligada a promulgar una Real Cédula en 1500, condenando esos atropellos, y declarando libres a los aborígenes, así como la devolución de aquellos raptados y llevados a España como esclavos”.
Por supuesto, pese a ello, los españoles continuaban con sus abusos, lo que obligó a que la Corona emitiera una Real Cédula al año siguiente donde le indicaban a Nicolás Ovando (Gobernador de La Española, actual isla de Santo Domingo y Haití) que se ocupara de proteger y garantizarle a los indígenas su libertad. Eso estaba bien, les garantizaban la libertad a los indígenas y hasta le pagaban sus salarios, pero quedaba clarísimo que seguían siendo vasallos y además de eso, les correspondía pagar sus tributos.
Choque natural entre indios y españoles
La cuestión, entonces, es que había una gran contradicción entre ambos grupos y no podían ser concretadas las ordenanzas porque, para el indígena trabajar con una remuneración no significaba nada, ya que sus actividades en el área económica –si puede ser llamada de esa manera- no tenían que ver con producir a escala mayor para lograr un excedente, un enriquecimiento como lo contemplaba el recién llegado a nuestras tierras.
Como es de suponer, los indígenas suramericanos tenían otras prácticas como la recolección de frutos, la caza y la pesca y un cultivo pequeño, para la subsistencia e intercambio.
Ya en ese tono de vidas y modos diferentes, existía un choque y si era obligado, opresivamente a trabajar, pues las cosas ternarían en lo que realmente ocurrió: Un enfrentamiento entre blancos y aborígenes, que daría lugar a negras historias como las que serían protagonizadas por los Belzares, esa corporación alemana que sembró de muertes el norte de Suramérica.     

Colección Historia para todos/29
El Tributo Indígena en la Provincia de Venezuela
Impresión Gráficas Tao, S.A.
Caracas 1998