Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



martes, 11 de febrero de 2020

El líder y el camino a la conciencia




Siempre he creído que la conciencia salva al ser humano, aunque llegar a asumir la vida con conciencia toma un tiempo reflexivo al que hay que aderezar con sentido común, la lógica de la cual siempre hablo  y ética, de lo contrario la adquisición de la conciencia toma un tiempo mucho mayor y a veces no se consigue.

Cuando alguien le dice a otro que no tiene conciencia de lo que hace ni de lo que dice, no es que carezca de ella, sino que el aprendizaje que adquiere del entorno que le rodea no es lo suficientemente rico en conocimiento que le faciliten un aprendizaje mayor y por eso, su punto de vista siempre chocará con otras personas.

También por eso existen los grados de conciencia.

Es importante, si se quiere hasta vital, que quien quiera ser líder tome en consideración real lo que ocurre en las calles, de allí que deba concederle importancia a la educación de ese ciudadano y ciudadana, que anda en las calles y por las calles, que no ha tenido la oportunidad de hacer crecer su conocimiento.

Visto así, el aspirante a líder debe entender que hay que ayudar, a través del concepto integral de la educación, a formar la conciencia, porque es ella la que va apuntalando el conocimiento en las personas que, por una u otra razón, carecieron de ella en el hogar, bien porque se fue el padre y la madre no pudo encargarse de esa educación de casa llena de principios; quizá porque el entorno no le facilitó adquirir el conocimiento necesario, la escuela, el bachillerato y a lo mejor la universidad ni la lectura y no pudieron profundizar el conocimiento sobre su vida, la sociedad que le rodea, la historia e identidad de su país, etc, etc.  

Esa educación de calle

Hay mucho que decir y hacer en cuanto a formación de la conciencia, pero si el aspirante a líder o el que lo es no hace algo, por mas que sea visto como cuesta arriba, si no comienza, entonces los ciudadanos dejan de aportar al fortalecimiento de las propias personalidades de sus integrantes y de la propia estructura social.

Hay personas que me preguntan acerca de la educación de calle, de que cosa hablo y escribo y mi respuesta tiene que ver con lo que hacemos cada uno a diario, con lo que observamos, por donde pasamos, todas esas particularidades relacionadas con el salir de casa en la mañana. Si uno que es un simple ciudadano que ve algunas de tales particularidades, el líder debe ver mas, ampliar su horizonte cognitivo.

Es bueno recordar que, lo primero que vemos frente a nosotros es la misma calle; si está limpia, deteriorada, cómo están las aceras, qué sucede con el transporte, si funciona bien o mal, si recogen la basura a tiempo, si todos pagan el aseo urbano y los demás impuestos, si hay respuestas adecuadas; hay filtraciones y nadie se ocupa de su denuncia ante las instituciones que se encargan de su reparación; el estacionamiento de los vehículos. El líder deberà estar al tanto de todo lo que acontece a su alrededor y mas allá:

El líder debe ser pensador profundo
 
¿Qué sucede con los semáforos, las paradas de pasajeros, la seguridad, la economía diaria, la salud, la dinàmica social por completo, porque, hay que decirlo, los líderes no son mangos ni piñas, sino que son seres pensantes, seres reflexivos?

Hay un montón de hechos y circunstancias con las cuales la ciudadanía está relacionada directamente y por las que el ser humano, necesariamente, completará su conocimiento y asimilación y enriquecerá con espiritualidad y ética, de modo que le permita tener actitudes de valor en su vida en particular y en sus relaciones con los demás.

El líder debe tener muy claro que la consciencia va mucho mas allá, porque a medida que el conocimiento crece o va desarrollándose en el individuo, la percepción de este se agranda, va captando con mayor claridad lo que acontece a su alrededor. Su consciencia crece, supera el entorno, la visión se amplía al país y al mundo entero.

De ese modo, el líder podrá apreciar entonces las actitudes del individuo, que adquieren un mayor nivel, las optimiza y enriquece, es decir, las abona con el conocimiento que va esparciendo en su contacto diario con las personas. El líder crece en ese intercambio de saberes que ocurre y comienza un ascenso que lo lleva a convertir en un Maestro. Hay varios casos en Venezuela. El principal fue Simón Bolívar y no podemos ignorar otros ilustres como el filósofo  americano Simón Rodrìguez, el Maestro Prieto Figueroa y Hugo Chàvez,  quien sorprendió al mundo con su liderazgo,  

Exagerando un poco el asunto de la adquisición de la necesaria conciencia, sería algo así como echar en una licuadora grandes trozos de lecturas, muchos conocimientos, visión amplia de la vida, reflexión, cotidianas experiencias, lecciones de terceros, sentido común, lógica, verdad, solidaridad y otros trozos del ambiente que nos rodea y hacia donde vamos.

Al final, el líder habrá alcanzado un aprendizaje de inmensa humanidad que nos beneficiará a todos.