Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



lunes, 24 de diciembre de 2012

Acerca del Bicentenario de la independencia venezolana






Franklin González

A los lectores de pertinentes.blogspot.com les presento para su lectura, un aspecto de una interesante ponencia del sociólogo y Doctor en Ciencias Sociales Franklin González.
Nuestro académico es actual Embajador de la República  Bolivariana de Venezuela ante la República Helénica y antes tuvo el miso cargo en Polonia y  Uruguay. Es Profesor Titular de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, UCV, y ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de esa misma universidad.
Cuestiones de método
Hay quienes sostienen que la historia no se repite porque esta no es más que lo ocurrido en el pasado, mientras que hay quienes sostienen la tesis contraria.Para los primeros la historia no se repite porque esta per se es sui géneris, esto es, los eventos nunca se repiten de la misma forma, como lo dijo el antiguo filósofo griego Heráclito: nadie se baña dos veces en las mismas aguas de un río. Como mínimo, siempre son distintas las personalidades individuales que participan en los diversos eventos y las condiciones en que se hacen
Frente a esa encontramos la tesis del dèjá vu, la cual sostiene que aún cuando las personalidades particulares y las condiciones que rodean los diversos eventos pueden cambiar con los años, existe, sin embargo, algunos elementos comunes y paralelos que pueden encontrarse a  través de diferentes períodos en la historia (Frederic S. Pearson y J. Martin Rochester, 2000, 35).
Por nuestra parte, pensamos que la independencia de nuestro país hay que entenderla inscrita en un proceso, en un continuo histórico, esto es: un antes, un in situ y un después.
Un antes
Haití fue independizada en 1.804 del domino francés después de un largo proceso emancipador que tiene por protagonista a François Dominique Toussaint-Louverture, quien entre 1793 y 1802 dirige la revolución haitiana con sagacidad, enfrentando a españoles, ingleses y franceses, hasta su captura, destierro y muerte en Francia. Toussaint, no sólo declaró la independencia de la isla y la libertad de los esclavos sino que también instituyó los derechos del hombre como ley en la región.
Las nuevas ideas de la revolución estadounidense de 1776 y francesa de 1789 hallaron suelo fértil en Venezuela, tierra en donde la revolución independentista había sido anunciada por sublevaciones locales: el movimiento de los comuneros de Los Andes, que buscaba eliminar los impuestos de la Corona; de negros, indios, mestizos, (mulatos) en Coro, como el movimiento de José Leonardo Chirinos que intentaba lograr la libertad de los esclavos y proclamar la República en 1795 y la conspiración (¿revolución?) abortada de La Guaira en 1797, de José María España y Manuel Gual, que contó con la participación de todas las clases de la sociedad colonial.
Francisco de Miranda, por su parte, preparó todo un proyecto de Gobierno, intentó dos veces en 1806 invadir el territorio venezolano con una expedición armada originalmente en los muelles de Nueva York. Sus incursiones terminaron en fracaso.
Sin embargo, todas constituyen precedentes bien importantes de la independencia de nuestro país. Por eso hay que hablar mejor de un proceso de un independencia (Battaglini, O., 2009, 72-79).
In situ.
En Venezuela, los "criollos" estaban molestos por ciertas normas que habían impuesto los españoles, tal como lo expresó más tarde Simón Bolívar en su carta de Jamaica: "... con restricciones chocantes; tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las producciones que el rey monopoliza, el impedimento de las fábricas que la misma Península no posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad; las trabas entre provincias y provincias americanas para que no se traten, entiendan, ni negocien" (Bolívar,S.,2010, 72).
Además de estos motivos, la gota que derramó el vaso fue que los franceses, bajo el mando de Napoleón Bonaparte habían invadido a España, obligando al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII a renunciar al trono a favor de Napoleón, quien puso a su hermano, José Bonaparte, como rey de España.
El 19 de Abril de 1810
La independencia de Venezuela se inicia en Caracas, el 19 de Abril de 1810, cuando un grupo de criollos caraqueños aprovechó la excusa de que en España estaba mandando un francés, para convocar una reunión del cabildo y proclamar un gobierno propio hasta que Fernando VII volviera al trono de España. De esta manera Vicente Emparan fue destituido de su cargo de gobernador y Capitán General de Venezuela.
Para sustituir a Emparan se nombró un grupo con el nombre “muy hipócrita” de "Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII". Las primeras medidas que se tomaron fueron las de liberar el comercio exterior, prohibir el comercio de esclavos negros, crear la Sociedad Patriótica (para fomentar la agricultura y la industria), así como la Academia de Matemáticas.
Vicente  Emparan, en su informe oficial sobre estos sucesos dirá que los mantuanos caraqueños eran “hombres desleales por naturaleza, ignorantes y ambiciosos” y constituyeron la cabeza visible del movimiento político que lo desalojó del poder por estar “poseídos del espíritu de rebelión”(Ministerio del Poder Popular para la Cultura y el Centro Nacional de Historia, 2010, 77-78).
Declaración de La Independencia
El 5 de julio de 1811 el primer Congreso de Venezuela, reunido en Caracas, y formado por representantes de siete Provincias (Caracas, Cumaná, Barcelona, Margarita, Barinas, Mérida y Trujillo), proclamó oficialmente la Independencia de Venezuela. No lo hicieron las provincias de Guayana, Maracaibo y Coro.
Algunas ideas de esa Declaración fueron:


En el nombre de Dios Todopoderoso, nosotros, los representantes de las Provincias Unidas de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, que forman la Confederación americana de Venezuela en el continente meridional, reunidos en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión de nuestros derechos, que recobramos justa y legítimamente desde el 19 de abril de 1810, en consecuencia de la jornada de Bayona y la ocupación del trono español por la conquista y sucesión de otra nueva dinastía constituida sin nuestro consentimiento, queremos, antes de usar de los derechos de que nos tuvo privados la fuerza, por más de tres siglos, y nos ha restituido el orden político de los acontecimientos humanos, patentizar al universo las razones que han emanado de estos mismos acontecimientos y autorizan el libre uso que vamos a hacer de nuestra soberanía.
Por tanto, creyendo con todas estas razones satisfecho el respeto que debemos a las opiniones del género humano y a la dignidad de las demás naciones, en cuyo número vamos a entrar, y con cuya comunicación y amistad contamos, nosotros, los representantes de las Provincias Unidas de Venezuela, poniendo por testigo al Ser Supremo de la justicia de nuestro proceder y de la rectitud de nuestras intenciones, implorando sus divinos y celestiales auxilios, y ratificándole, en el momento en que nacemos a la dignidad, que su providencia nos restituye el deseo de vivir y morir libres, creyendo y defendiendo la santa, católica y apostólica religión de Jesucristo como el primero de nuestros deberes. Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas son, y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes, y que como tal Estado libre e independiente tiene un pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos, declarar la guerra, hacer la paz, formar alianzas, arreglar tratados de comercio, límites y navegación, hacer y ejecutar todos los demás actos que hacen y ejecutan las naciones libres e independientes. Y para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne declaración, damos y empeñamos mutuamente unas provincias a otras, nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional (Por Internet, Wikepedia).
El acta de independencia fue encomendada a Juan Germán Roscio y el texto definitivo fue aprobado el 7 de julio.
El recién creado estado necesitaba una constitución, para lo cual se encargó a Francisco Javier Ustáriz, a Gabriel Ponte y a Juan Germán Roscio para que la redactaran. La primera constitución fue muy similar a la de los Estados Unidos, es decir, de tipo federalista (o descentralizada), en donde las provincias conservaban mucha autonomía y podían tener sus propias leyes. A pesar de que este sistema fue objetado por varios miembros de la Sociedad Patriótica (entre ellos Bolívar y Miranda), fue aprobado por la mayoría. Esta constitución también estuvo inspirada en las ideas francesas, respetando los derechos del hombre y dándoles a todos los habitantes el tratamiento de ciudadano, sin importar la clase social. Había nacido la Primera República.
A esta república no le faltaron las dificultades. Los que se oponían a la independencia de Venezuela, llamados los realistas, dominaban las provincias de Maracaibo, Guayana y Coro. España había ordenado el bloqueo a Venezuela, dificultando el comercio exterior, y organizó la resistencia bajo el mando del capitán Domingo Monteverde.
No obstante, debe decirse que sólo se dio una independencia política. No económica. Una independencia para los mantuanos, no para los pardos, esclavos y plebeyos. Es por ello que el grupo de los mantuanos o criollos serían los abanderados de la lucha en pro de la independencia americana, con el fin de obtener lo que "por derecho" les correspondía.
Doscientos años después
Pero pese a lo dicho, debemos celebrar ese proceso de independencia, no como una mera conmemoración, sino más bien como la materialización de nuestra concepción histórica, como la continuidad de los hechos, porque la historia no se limita a la narración de lo que ocurrió en el pasado, para nosotros, es el pasado, el presente, pero sobre todo es el futuro, por eso decimos que hay que analizarla en “tres tiempos verbales”. Celebramos los doscientos años de esos acontecimientos, para ubicar ambos sucesos en el contexto histórico y social de Venezuela y del mundo, con el contenido clasista de ambos, que marcaron la historia de nuestros países.
Pero volviendo a los inicios del Siglo XIX, no podemos olvidar que aún con el avance que significó la independencia política, ese proceso adoleció de la ausencia de las voces de quienes constituían la gran mayoría de la población de Venezuela, los pardos, los mestizos, los campesinos, los esclavos(1). Esas voces presumiblemente desoídas, fueron quizás no pronunciadas, por quienes no percibieron diferencia alguna, entre estar dominados políticamente por los españoles y pasar a ser dominados, en los mismos términos, por los mantuanos. Porque su experiencia era de subordinación permanente a éstos últimos, desde el punto de vista de las relaciones de la producción, de la explotación, del trabajo. Tan es así, que los que combatieron contra el proceso de independencia —los representantes de la corona española—, contaron en su ejército con venezolanos de estos sectores olvidados que no se identificaron con el proceso independentista (2).
De allí que insistamos en la importancia de analizar esos procesos desde el punto de vista de su composición de clase.
Esos sectores que fueron olvidados van a estar permanentemente, — con más propiedad: históricamente—, buscando su redención social, buscando su liberación, buscando su participación, su protagonismo y esa búsqueda histórica es la generadora de acontecimientos en nuestro país.
 La visión de Bolívar
Simón Bolívar, el más avanzado y versado de todos los próceres de nuestra independencia, tuvo la visión de la composición clasista de ese proceso, entendiendo que sin la participación de los olvidados, difícilmente pudiera consolidarse (3). Por eso, tempranamente, ya para 1816 en Carupano, levantará entonces la bandera de la abolición de la esclavitud, con la consiguiente contradicción y el rechazo de su clase, precisamente por provenir de una familia perteneciente a la oligarquía.
Bolívar, el Libertador de cinco repúblicas, defendió no solamente la participación social haciendo oír las voces de los pueblos, sino también entendiendo el escaso valor de las fronteras, frente al gran sentido de la conformación de la Patria Grande de la cual habló y por la cual batalló hasta sus últimos días de vida.
Prosiguió  su lucha durante toda su existencia y llegó a su muerte a los 47 años, acaso con la impresión de haber fracasado en el proyecto de la unión de nuestras repúblicas. Habiendo sido traicionado por esa clase que sentía que él la trascendía, porque estaba pensando y proponiendo un proyecto con composición social, absolutamente distinto a lo ocurrido el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811.
Se desatan las pasiones y se ponen en marcha los pactos
Con la desaparición física de Bolívar en 1830, se desatan las pasiones, las contradicciones y las luchas en Venezuela. Se desarrolla la guerra larga, la de los 5 años o la guerra federal entre 1859 y 1863. El máximo exponente de la lucha independentista en ésta etapa fue Ezequiel Zamora, un hombre que reivindicó el pensamiento bolivariano dirigido hacia esos sectores mayoritarios pero olvidados. Pero una vez más los sectores de la oligarquía, con sus alforjas llenas, con Generales Federales convertidos en Terratenientes y con Godos haciendo lo propio, interpusieron su poder y truncaron el proceso liderado por Zamora, a través de la ejecución de un pacto de gobernabilidad entre liberales y conservadores que les aseguraba su posición durante todo el siglo XIX y hasta principios del siglo XX: el Pacto de Coche firmado el 23 de abril de 1863 (4).
Después de décadas y décadas de búsqueda de nuevos derroteros, cuantiosas las Revoluciones (Azul, Abril, Reivindicadora, Legalista, Restauradora) instauradas y derrocadas; considerables las conjuras, muchos los años de represión y miedo, diversos los victimarios, oscuras, por decir lo menos, muchas de las circunstancias que dieron pie a derrocamientos fratricidas como el de Isaías Medina Angarita y/o Rómulo Gallegos; o las huída del dictador Marcos Pérez Jiménez; sin embargo, una constante se presenció en cada uno de dichos acontecimientos: la burla cínica e indolente de una clase dirigente títere de los estamentos económicos dominantes de cada época a las grandes mayorías populares de Venezolanos que ciegamente confiaron en ellos.
Los jefes liberales y conservadores, aunque derrotados durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, dejaron sus ideas y prácticas políticas para que otros, mutatis mutandis, se metamorfosearon bajo la forma de partidos políticos. Los dos más destacables, Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), dirigirán nuestro país entre 1959 y 1998, también bajo otro pacto, el llamado Pacto de Punto Fijo, firmado el 31 de octubre de 1958 (5), con el contubernio de otro partido político: Unión República Democrática (URD).
De esta forma nace una democracia, la representativa, la procedimental, que en el momento mismo de su nacimiento se niega a si misma porque establece el pacto y no la disidencia, la contradicción, como su razón de ser.
Ante los deplorables resultados de las gestiones de gobierno en ese largo período (más de cuarenta años), el pueblo venezolano, que había cifrado esperanzas en los dirigentes de esos partidos políticos, comenzó a tomar conciencia. En el año 1988, producto de la experiencia del fracaso de esas políticas y del engaño, ese mismo pueblo deja de votar en un porcentaje que supera el 18%, lo que era un claro síntoma del descreimiento generado por esos acontecimientos, en un país que se colocaba hasta entonces, como ejemplo de participación electoral, por sus bajos índices de abstención (6).
Luego vino “El Caracazo” en 1989, una explosión social que se expresó en Caracas y en varios lugares del país, donde el pueblo dejó claro su descontento con los gobiernos que lo dirigían hasta ese momento. La variable social, olvidada y muy despreciada hasta entonces, insurge con tal fuerza que produce un estremecimientos en los cimientos de las estrategias de políticas económicas y del correspondiente sistema político, clientelar y bipartidista.
Después de esos sucesos la situación nacional ya no será igual. En el ambiente existía el comentario de que algo faltaba y estaba por llegar. Y ciertamente así fue. En 1992 se produce la explosión militar, el intento de golpe de Estado del entonces Tte. Coronel Hugo Chávez Frías, desconocido hasta el momento en Venezuela, que se catapulta como consecuencia de este hecho y se posiciona como referente de ese pueblo que se encontraba en la búsqueda de un líder. Los dirigentes políticos de ese momento encarcelaron a Hugo Chávez durante dos años. Cuando Chávez sale de la cárcel se dedica a recorrer el país consolidando el liderazgo logrado en la acción de 1992, para finalmente y en contra de todas las maniobras de la clase dirigente, constituirse en candidato a la presidencia.
Ese pueblo, decidido a buscar un nuevo derrotero, manifiesta su voluntad en las elecciones de 1998, eligiendo Presidente al Tte. Coronel Hugo Chávez Frías, con más del 56% de los votos, nuevamente contra la maquinaria del Estado, las maniobras y los pactos que volvieron a hacerse en esas elecciones, cuando los principales partidos –Acción Democrática y Copey- en vista de que sus candidatos individualmente no tenían posibilidad de triunfar, sin previo aviso y con el mayor desparpajo, lo echaron a un lado y optaron, en consecuencia, por hacer una nuevo pacto, en este caso con Proyecto Venezuela en la figura del candidato Henrique Salas Römer. Sin embargo, a diferencia de los Pactos de Coche y de Punto Fijo, que le funcionaron con total éxito, este pacto electoral terminó en un profundo fracaso.
La refundación de la República
En estos 13 años se ha logrado en Venezuela lo que no se había logrado en 190 años y cuando decimos que la historia es el pasado, el presente y el futuro, estamos afirmando que en este presente se está construyendo una nueva República.