Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



jueves, 19 de enero de 2017

Bolívar auspiciaba que se escuchara la voz de todos





 El Libertador escribía, como indicó Pérez Vila, “con mucha mayor frecuencia de lo que hasta ahora se había creído…difícilmente podría negársele su calidad de periodista, ni regatearle su puesto como uno de los mejores de la América Hispana de su tiempo”.

Cada vez que leemos más acerca de Simón Bolívar, se acrecienta nuestro respeto hacia ese guerrero y estadista venezolano –hoy universal-  lleno de virtudes como ningún otro y en “El Libertador con el periódico en las manos”, autoría del investigador histórico Roberto J. Lovera de Sola, este importante autor escribe que “No solo incitó el Libertador  a escuchar la voz de todos, sino que en varios momentos de su trayectoria, en instantes que debía tomar graves decisiones, pidió la opinión de gente capacitada. En otros momentos pidió consejos sin importarle la discrepancia. Hubo circunstancias en las cuales propuso planes a la consideración de todos”.
Tal realidad sobre la cual escribió Lovera de Sola debe ser conocida por el mundo, ya que permite no solo fortalecer su imagen como hombre integral que fue y a la vez facilita el seguir echando por la borda esa mentira fabulada por sus enemigos.   
Apreciar su sentido, su visión, su responsabilidad de estadista y de reconocimiento de los demás, lo encontramos  en el primer caso que nos presenta Lovera de Sola:
“El primero de los casos que debemos considerar se llevó a cabo cuando el Libertador ocupó militarmente la ciudad de Caracas, al final de la llamada Campaña Admirable (agosto 6, 1813). En aquel momento Simón Bolívar era el Jefe de una revolución en armas, quien ejercía un autoridad suprema que solo era efectiva en un reducido territorio y que apenas estaba respaldada por escasas fuerzas militares y casi ningún poderío financiero y económico”.
Nos agrega el investigador que en tal situación “…sintió el Libertador la necesidad de determinar  cuáles debían ser las bases jurídicas  sobre las que debía constituirse el Estado. Pocos Jefes militares, a todo lo largo de la historia, se han hecho en tan espinosos instantes interrogantes de este tipo. Todos han esperado a consolidar  el triunfo o tener el poder en sus manos, para hacerlo. Él no esperó. Formó un pequeño gabinete constituido por tres Secretarías. Estado, Relaciones Exteriores y Hacienda Pública”.   
Esas Secretarías fueron asumidas por Antonio Muñoz Tébar, Comandante Ramón García de Sena y Rafael Diego Mérida. Luego le pide al ilustre Francisco Javier Ustariz –siempre con la idea de ordenar el gobierno- “…que le presentara un plan de gobierno provisorio para el país (agosto 13)”, lo cual hizo y entregó  días después (agosto 18).
El plan provisorio –añade Lovera de Sola- fue enviado a la imprenta de Juan Baillio (Valencia-Carabobo) y fue impreso con el título: Contestación oficial del Ciudadano Francisco Javier Ustariz al General  en Jefe del Ejército Libertador o proyecto  de un gobierno provisorio para Venezuela.
Un hombre consciente de la importancia de la imprenta
Después el plan impreso iría a manos de una serie de ciudadanos preparados o capacitados para que opinaran  sobre el mismo. Varios de los consultados y sus opiniones impresas en las columnas de la Gaceta de Caracas y hasta el licenciado Miguel José Sanz publicó, en otro folleto, un proyecto para el gobierno provisional en Venezuela.  
Escribe Lovera de Sola que Simón Bolívar, desde muy temprano, estuvo muy consciente de la importancia que la imprenta tenía en el proceso emancipador que lideraba y al respecto es bueno recordar que, cuando viajó a Londres en misión de la Junta Suprema, en 1810,  al regresar trajo de aquella nación una imprenta.
Como dato histórico interesante, es indispensable reseñar que, durante la conocida Campaña Admirable, estuvo a su lado el haitiano Juan Baillio, un tipógrafo responsable de todos los impresos que salieron en la Segunda República.  
Al Libertador le acompañaba una prensa portátil
Nos añade el investigador histórico que cuando Simón Bolívar volvió al frente  de la Expedición de Los Cayos (en 1816) tenía una imprenta que luego perdió ese año en el llamado desastre de Ocumare y dicha pérdida le afectó, a punto que ello sería lo que le hizo pedir de modo urgente a su amigo el oriundo del pueblo de Píritu (oriente de Venezuela), Fernando Peñalver, otra imprenta que fue utilizada para imprimir el Correo de Orinoco.
Nos ilustra Lovera de Sola que  “Cuando  no estaba (Simón Bolívar) cerca del aparato de caracteres móviles, desde lejos enviaba  sus directrices a quienes lo dirigían. Y en muchas de sus campañas, como sucedió en el Perú, llevaba junto con su ejército una pequeña prensa portátil  que lo acompañaba  a donde fuera,  y en la cual, pese a la precariedad de sus tipos, se editaba El Centinela  en campaña donde el Libertador  continuaba la práctica de los denominados “combates de papel” como llamaba a las polémicas  que sostenía con los Realistas (Cartas, t.IV, p.113), con esas palabras se lo dijo a Santander (marzo 30, 1824)”.  
Su arma psicológica para la “guerra de los papeles  
Expresa Lovera de Sola que el Libertador Simón Bolívar no solo tenía muy claro el cómo debía hacerse un periódico, sino que, además, se preocupaba de escribir para los voceros patrióticos. “La pasión de escribir para la prensa, de utilizarla  como arma psicológica  para continuar lo que denominaba  la “guerra de los papeles”, o simplemente para dar cuenta  de sus convicciones, no le abandonó nunca. Poco a poco la investigación bolivariana ha venid haciendo luz en este aspecto de su actividad. Área no siempre expedita, de no fácil conocimiento, ya que el Libertador escribió siempre utilizando el seudónimo o en forma anónima”.
Bolívar, tenía cualidades de comunicador social
En “El Libertador con el periódico en sus manos”, escribe este investigador histórico que, Simón Bolívar como columnista se inició en Caracas “…durante los días de la Segunda República  al insertar en la Gaceta de Caracas (febrero 7,1814) el “Artículo sobre la política de Inglaterra” (Escritos, t.VI, pp.123-125)”.
No dice también que durante sus actividades, a lo largo del tiempo, el Libertador siguió escribiendo y muchos textos en columnas en diversos periódicos y entre esos textos destaca la Carta de Jamaica y luego añade que “Quienes han recopilado sus escritos han tenido especial interés  en rescatarlos. Así lo hizo Vicente Lecuna quien compiló los que fue encontrando en sus pesquisas en sus  Papeles de Bolívar. Paciente labor continuada por Manuel Pérez Vila al realizar  el trabajo heurístico de identificación de diversos textos del Libertador, aparecidos en publicaciones periódicas, tal los que encontramos en sus libros Las campañas periodísticas del Libertador y Para acercarnos a Bolívar.   
Pero hay más sobre este interesante y discutido asunto sobre el Libertador Simón Bolívar, el periodismo y su ejercicio de acuerdo a como lo escribe este investigador histórico y crítico literario.
Nos refiere de Lovera de Sola que “Francisco J. Ávila (1915) ha explicado que el Libertador poseía cualidades de comunicador social porque sabía que la comunicación verbal era su mejo arma. De la misma manera poseía capacidad de persuasión, era un conocedor profundo e intuitivo de la conducta de los seres humanos, esta, más que característica de periodista  lo era de político sagaz. De la misma forma tenía capacidad de empatía que es, según el psiquiatra norteamericano Carl Rogers, “la capacidad para sumergirse en el mundo subjetivo de los demás y participar en su experiencia en la medida que la comunicación  verbal y no verbal lo permite”.
El Libertador con el periódico en las manos
Roberto J. Lovera de Sola
Colección Alfredo Maneiro/Serie en la historia
Fundación Editorial
El perro y la rana 2010  
  

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