Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



domingo, 9 de abril de 2023

En Perú persiste el dominio oligárquico

 





Pedro Estacio

Pareciera que el llamado “muro de la verguenza” que separa a los ciudadanos de Lima, Perú, desaparece para dar paso a la “laguna de la verguenza” en la que la población indígena, su descendencia, sigue nadando todavía, sin llegar a la orilla de ese maltratado país, cuya dominio oligárquico persiste en mantenerse en el poder.

 

 Cultura peruana: Más de 57,113 fotos de stock con licencia libres de  regalías | Shutterstock

 

 

 


La oligarquía peruana y sus empresarios, especialmente los de los medios de comunicación, se han encargado de mantener en muy bajo perfil, el hecho que siempre fue notorio para quienes visitaban esa nación, que la población indígena nunca ha tenido el merecido reconocimiento de ser considerada como una integrante plena de esa sociedad.


Recuerdo que un venezolano a quien le tocó trabajar en un ente conocido con sede en Lima, comentaba a un compañero problemas de olvido que tenía la señora que trabajaba en su casa. La respuesta del compañero lo dejó altamente sorprendido, al punto que no creía lo que escuchó:

-¿Y tu no le pegas?


Lo anterior, ocurrido hace años, es una pequeña muestra de esa deteriorada realidad que ha estado ocurriendo en Perú hace siglos y que hoy, tanto como antes, muestra un rostro que nada tiene que ver con la vida de las personas.


La obediencia ciega

Incursionando siempre por el lado histórico latinoamericano, nos encontramos con que uno de los patriotas peruanos, en 1822, José Faustino Sánchez Carrión, adverso a un gobierno monárquico en Perú, al apelar a la Abeja Republicana, donde escribió, se preguntó ¿Cómo nos defenderíamos de la real opresión si, poco diestros en el ejercicio de nuestros derechos, no hemos sabido mas que obedecer ciegamente? (1)


Esa opinión la tomamos en esta nota para referirnos a un simple hecho 200 años después. Desde aquel entonces, la clase dominante del Perú sentía inclinación por ser parte de una monarquía. Como grupo fuerte económica y políticamente, esa élite ejerció el poder sobre su población. Es bueno recordar que, para entonces, los habitantes eran conducidos por el Virreynato español y existió una fuerte influencia cultural sobre sus habitantes.


Hoy, si bien no existe monarquía, pareciera vivir en los espíritus de la élite que domina a esa nación, la terrible creencia de que los blancos de la clase social económicamente fuerte y heredera de la tradición española, es la que tiene el derecho a decidir el rumbo político de esa nación, dejando a un lado a las etnias nativas, las reales dueñas del Perú y quienes hoy claman como en el pasado, igualdad, justicia y libertad.


Otra referencia importante que  ayuda a entender mejor la realidad, es la del historiador Vladimir Acosta, filósofo por demás y Doctor en Ciencias Sociales, quien en su trabajo Independencia y Emancipación (2), no solo comentó lo poco que las masas populares lograron arrancarle a la oligarquía, dueña y usufructuaria de la independencia. En la conclusión de su ensayo escribió:


-A doscientos años del inicio de la lucha independentista, la América que hoy solemos llamar Latina parecería preparada, al menos en algunos de sus países, los que están viviendo cambios profundos, para enfrentar un doble reto: concluir el proceso de independencia que apenas dejó magros resultados tras su triunfo en la tercera década del siglo XIX y fundirlo, esta vez de verdad y en forma permanente, con la lucha de las masas de este continente nuestro por su emancipación, por llevar esa lucha a una victoria que conquiste, al fin, la independencia, la emancipación, la justicia social, la soberanía y la gran unidad de los pueblos de nuestro continente; la patria grande con la que soñaron, por la que lucharon y por la que murieron nuestros grandes próceres.


    1. Pensamiento político de la emancipación (1790-1825)

      Biblioteca Ayacucho

    2. ACOSTA Vladimir

      Independencia y Emancipación

      (Premio Internacional de Investigación sobre la Emancipación)

      Fundación Imprenta de la Cultura

No hay comentarios: