Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 11 de abril de 2009

El método de "historiadores" feudales y liberales


Por allí, en algunos papeles, quedó impresa, una endeble versión en la que Karl Marx había emitido una opinión nada favorable sobre el Libertador de América, Simón Bolívar, asunto que de acuerdo al fallecido (2000) político colombiano Gilberto Vieira, en un artículo publicado en 1942, “Se trata de de una especie de recopilación de datos biográficos sobre Bolívar, que destaca todos los aspectos oscuros de su vida prodigiosa. Marx transcribe documentos sobre hechos tales como la injustificable entrega de Miranda a los españoles y el fusilamiento de Piar y hace ligeras referencias al contenido anti-democrático de la Constitución de Bolivia y a las veleidades ideológicas del Libertador, y llega hasta poner en duda sus méritos como militar”.
Vieira, quien fue uno de los fundadores del Partido Comunista Colombiano, refirió en su escrito (registrado en la compilación Bolívar visto por marxistas (1), hecha por Jerónimo Carrera (miembro del Comité Central del Partidos Comunista Venezolano), que la recopilación de datos biográficos sobre Bolívar responde a un método de análisis “…que nada tiene que ver con el marxismo y que han puesto en práctica “historiadores feudales y liberales. Consiste en resaltar todos los aspectos negativos del personaje en cuestión sin ocuparse para nada de sus aspectos positivos. Algo semejante practicó Walter Scott con Napoleón, exhibiéndolo –en doce documentados volúmenes- como un monstruo salvaje. Algo parecido pretende hoy día (en la década del 40) Fernando González (2) con Santander, a quien presenta como un amago de hombre, con alma de recaudadora. Y todo eso a base de hechos. Sólo que Napoleón y Santander –lo mismo que Bolívar- al lado de sus defectos innegables tuvieron cualidades ilustres y sus faltas palidecen ante el brillo inmortal de las hazañas que realizaron en la lucha por el progreso social, contra las viejas estructuras caducas, condenadas por la historia”.
Por cierto, cuando Fernando González tiene listos sus manuscritos para la impresión del libro sobre Bolívar (según el constitucionalista Javier Henao Hidrón en su discurso de recepción en la Academia Antioqueña de Historia, Medellín), hace referencia a la dedicatoria al “mayor Santander y al general Páez”, que habría hecho González y al explicar las razones de la misma escribe:
“Porque mientras Bolívar es conciencia continental y, a veces cósmica, Santander y Páez representan conciencias regionales y actitudes egoístas y mezquinas en el escenario de las guerras libertadoras y después en el marco de la Gran Colombia, ideada y forjada por aquél”.
Un escrito que Marx no publicó
De vuelta al juicio marxista contra Simón Bolívar, con el intertítulo Un escrito que Marx no publicó, Gilberto Vieira se pregunta:
¿Cómo es posible que el genio inconmensurable de Carlos Marx escribiera ese artículo, donde no se encuentra un solo concepto profundo que recuerde al forjador de “El Capital”; donde no existe nada semejante al análisis anatómico del autor de “La Miseria de la Filosofía”; donde no hay una línea que recuerde el brillante estilo del XVIII Brumario de Luis Bonaparte?
Está averiguado que se trata de un artículo del joven Marx, que nunca publicó ni revisó y que lealmente no puede ser considerado como el concepto del fundador del socialismo científico sobre Bolívar. El Marx que escribió estas líneas no estaba en condiciones de juzgar acertadamente al Libertador. Porque a mediados del pasado siglo, en Europa se tenía el concepto más confuso y equívoco sobre el gran héroe americano. Los documentos que pudo examinar Marx en la biblioteca del Museo británico, eran fragmentarios y parciales. Circulaban entonces libelos difamatorios contra Bolívar de algunos aventureros expulsados de la Legión Británica. Y se tenía, generalmente, una visión recortada y melancólica del Libertador, la correspondiente a los años declinantes de su vida. Mucho tiempo después del informal artículo de Marx aún podía escribir el argentino Domingo F. Sarmiento: “Bolívar es todavía un cuento forjado con datos ciertos; a Bolívar, al verdadero Bolívar no lo conoce aún el mundo”.
Las críticas al Libertador Simón Bolívar, en aquel entonces, no eran nuevas porque la historia registra las intrigas provenientes del mundo diplomático y político estadounidense, dirigidas a socavar el prestigio y el poder político y militar del prócer americano y de hecho, muchas de esas críticas e intrigas hicieron nido en quienes rodeaban al Libertador.
Gilberto Vieira independientemente de formular reparos a la equivocada visión sobre Bolívar, dejó bien claro que ningún marxista verdadero acudiría a una simple opinión de Marx a los efectos de juzgar a una personalidad histórica y luego añade:
“Ni citará las palabras del maestro como los rabinos las del Talmud. Por el contrario, aplicará el método dialéctico de investigación y de análisis. Situará al personaje en el medio, en la hora y en el marco de las relaciones históricas en que actuó. Y analizará las fuerzas sociales de que fue brazo y verbo. Y estudiará, a su turno, la posible influencia de sus actuaciones individuales sobre la marcha de los acontecimientos”.

(1) Reimpreso en el 2002 por Tribuna Popular de Venezuela y Voz Proletaria, órgano del Partido Comunista de Colombia (a propósito de la Conmemoración de los 150 años de la muerte de Bolívar) y que ahora forma parte de la compilación Bolívar visto por marxistas, hecha por Jerónimo Carrera
(2) Fernando González, escritor, autor de una biografía sobre el Libertador titulada Mi Simón Bolívar

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