Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



lunes, 11 de enero de 2016

El “Negro Máximo Gómez”, el mas destacado en la lucha de la independencia de Cuba




Un dominicano nacido en Baní, probablemente antes de 1836, poblado que estaba formado por inmigrantes canarios, ha sido considerado como el personaje mas destacado en la lucha del pueblo cubano por su independencia, según escribió Roberto Cassá para la Colección Biografías Dominicanas Tobogan.
Nos referimos a Máximo Gómez, un hombre con una gran capacidad militar, calificado de brillante en la historia de América.
Abandonó su país a los 30 años
Dice el autor que Máximo Gómez debía ser un hombre con un poco mas de 30 años cuando decidió abandonar su país natal. Indica también Cassá que la vocación militar de Gómez no habría sido casual, sino que tenía antecedentes militares “...alguno de ellos españoles instalados en Santo Domingo, como oficiales del batallón Fijo, en el siglo XVII.
Máximo Gómez, también conocido como “el negro Gómez” de acuerdo al estudio genealógico que le hicieron,fue calificado como “blanco puro” a pesar de su piel morena.
-Uno de sus oficiales identificado como Fernando Figueredo -narra Cassá- lo describió de la siguiente manera : “Figura interesante, alto, enjuto de cara, trigueño, de facciones regulares, ojos negros, pequeños, mirada penetrante y dominadora, cabello, bigotes y pera a la española”.
Bautismo de fuego a los 20 años
Al seguir su narración, Cassá nos dice que a finales de 1855, cuando Gómez tenía mas de 20 años, le tocó su bautismo de fuego en la batalla conocida como Santomé, donde tropas dominicanas que dirigía el general José María Cabral, derrotaron de modo fulminante al ejército haitiano del emperador Soulouque. Allí actuó como Capitán El joven Gómez fue prácticamente sujeto de la enseñanza de Cabral.
Escribe Roberto Cassá que Máximo Gómez, en los siguientes años siguió como militar “en posiciones inferiores” y alineado con Pedro Santana, uno de los líderes de República Dominicana y quien decidió la anexión de esa nación a España. Para Máximo Gómez, en opinión del autor tal situación no debió haberle molestado -como a la mayoría de sus compatriotas- ya que el país había sido bastante afectado por las invasiones haitianas y por la guerra civil de 1857.
Al frente de las reservas de Ocoa
Al parecer, la anexión a España después de todo no había sido mal vista y quizá algunos hasta la justificarían, si se toma en consideración los acontecimientos que rodeaban para entonces a los dominicanos. En ese entonces, Gómez se quedó en la comandancia de Ocoa, al frente de las reservas criollas.
Cuando en 1863 estalló la guerra de la llamada Restauración, al parecer la misma afectó la vida de todos los dominicanos y en la ocasión en que las tropas nacionales llegaron a Baní y San Cristóbal a muchos los acusaron de españolismo y los enviaron a prisión a fin de presionarlos y adherirlos a la insurgencia. Es mas, algunos oficiales consideraron que los blancos naturales de Baní eran todos proespañoles. Muchos fueron apresados y ejecutados.
Refiere Cassá que “Por lo que se desprende de la narración de Gómez y de las memorias de Luperón (Gregorio, militar y presidente provisional), avaladas por documentos, la concepción racial de Florentino (Pedro, quien creía que los blancos naturales de Baní eran todos españoles), consistentes en identificar el españolismo con el segmento de los blancos, no era ajena a la lucha entre los partidos santanista y baecista.
Racistas españoles vieron como negros a los dominicanos
Indica en Cassá en la biografía de Gómez que, a los dominicanos que siguieron a los españoles al retirarse en julio de 1865, les dieron garantías que sería recibidos como súbditos de Du Majestad, sin embargo, apenas llegaron a Cuba, les dieron la mala noticia de que no podían permanecer en la isla. Los racistas gobernantes españoles les ordenaron que deberían dirigirse a África, Islas Canarias, Baleares o Filipinas, en donde no correrían ningún peligro.
Muchos se quedaron en la mayor de Las Antillas, pero debieron mostrar fechacientemente su españolismo, aunque en sus corazones quedó una amargura “inconmensurable”, al punto que quienes tuvieron la oportunidad de regresar a Dominicana.
Máximo Gómez, que era Capitán de las reservas, fue tratado desconsideradamente por un oficial español, quien se inclinaba por dar malos tratos y era amante del alcohol y ello lo obligó a renunciar, lo que le permitió sentirse liberado de su fidelidad a la Madre Patria.
Cuatro años arrastrando una existencia oscura y triste
Se dedicó a trabajar duro en el negocio de la madera y recordó: “Así viví en Cuba cuatro años, arrastrando una existencia oscura y triste, cargado con los recuerdos de la Patria y la amargura de los desengaños”.
Dice el historiador, sociólogo y educador Roberto Cassá que el Libertador de Cuba tuvo un cambio radical en su vida política y a rechazar el dominio de los españoles, porque tuvo contacto con la esclavitud y conoció de la discriminación y la gran violencia hacia los negros, al punto que en sus apuntes autobiográficos escribió:
Cuba, país de esclavos; no había conocido yo tan fatídica y degradante institución, y ni siquiera había podido tener una idea cabal de lo que era, tan fue así que me quedé espantado al encontrarme en aquella sociedad donde se despreciaba y explotaba al hombre, por el hombre, de un modo inhumano y brutal...Muy pronto me sentí yo adherido al ser que mas sufría en Cuba y sobre el cual pesaba una gran desgracia, el negro esclavo. Entonces fue que realmente supe que yo era capaz de amar a los hombres”.
Refiere el historiador que el único consuelo que recibieron los dominicanos emigrados a Cuba fue la hospitalidad de los cubanos, con mas fuerza en aquellos que manejaban planteamientos independentistas, muchos de los cuales sentían admiración por el estatuto independiente de la República Dominicana y que “...por inclinación democrática y nacional debieron ponderar a los dominicanos como sus hermanos. Por lo demás, la Restauración dominicana había tenido un fuerte impacto en la zona oriental de Cuba, siendo uno de los factores que desató la aspiración por la independencia.”.
Estando precisamente en la región donde estaba el centro de la conspiración Máximo Gómez se comprometió con la proclama de la independencia de Cuba hecha por el hacendado Carlos Manuel Céspedes, el 10 de octubre de 1868 y quien inició la guerra de independencia en su hacienda.
Lo cierto de todo -narra Cassá- es que en octubre de 1968 había miles de cubanos sublevados en Oriente y Camaguey, pero con un problema serio como es que carecían de conocimientos militares por lo que debieron acudir a los dominicanos que ya habían tenido sus experiencias de guerra con los haitianos. En esas circunstancias, Máximo Gómez recibió el mando de la vanguardia para enfrentar a una columna española; con ya conocida experiencia instruyó su tropa a a que peleasen con el machete y dando él el primer ejemplo. A partir de allí, el arma clave de los insurrectos contra los españoles fue el machete. Gómez sobresalió en varias contiendas al dirigir a las tropas en las cargas con machete. Lo cierto de todo es que Gómez elevaba su autoridad a medida que peleaba, al punto que fue considerado como el máximo estratega de la insurrección.
Seguiría el militar muchas veces metido de lleno en las contiendas que se dieron en aquellos años. Compartió con Maceo y Martí, distanciándose del apóstol cubano un tiempo, aunque después estuvieron muy cercas al punto que Máximo Gómez se cultivó con el sentir de José Martí.

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