Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



jueves, 21 de enero de 2016

Juan Pablo Duarte, libertador de República Dominicana

 
...radical en las ideas y en la acción””. Así es como el ex presidente de la Academia Dominicana de la Historia, historiador, educador y Doctor en Sociología, Roberto Cassá calificó a Juan Pablo Duarte, el hombre de mayor estatura histórica en la República Dominicana.
La capacidad innovadora de Duarte -escribe Cassá- se explica porque fue un ser superior, dotado de una constitución moral inquebrantable, que se propuso sacrificarlo todo en aras de su ideal y no transigió con soluciones mediatizadas. Fue, por ende, un radical en las ideas y en la acción,. Y esto lo llevó a combatir intransigentemente a los conservadores que eran partidarios de anexar el país a una potencia extranjera. La intransigencia de Duarte alcanzó ribetes excelsos: el ideal lo era todo, mas allá de las dificultades que pudiera presentar el medio y de la oposición de los enemigos”.
Para el escritor el dominicano Duarte fue el primero en comprender que su pueblo era poseedor de potencialidades que le permitirían convertirse en una nación, lo que equivaldría a decir, poder llevar una vida soberana y con el aval de un Estado totalmente independiente.
Duarte se nutrió de los principios de revolucionarios franceses
En opinión de este reconocido historiador, Juan Pablo Duarte, “...trazó las orientaciones de las luchas por la libertad y la igualdad que caracterizaron la historia dominicana en el siglo XIX”.
Este patriota dominicano, como muchos otros patriotas latinoamericanos, bebió de los principios de la Revolución Francesa de libertad, igualdad y fraternidad que dejaban atrás el absolutismo de las monarquías y de la fuerte y decisiva presencia de una nobleza que basaba su accionar en un modo de vida que ignoraba por completo a los demás ciudadanos.
Duarte como creyente en la idea de la libertad y la democracia siempre estaría combatiendo todo aquello que se identificara con las expresiones de los ideales conservadores, que se inclinaban por mantener los privilegios para algunos grupos. Lo cierto de todo, es que Duarte superó todos aquellos escollos, esas dificultades que se sumaban a la idea de depender de una potencia extranjera.
El mérito de Duarte estriba en haberse sobrepuesto a todas esas dificultades”, escribe Roberto Cassá.
Los grupos políticos y /o movimientos de la época en la que Juan Pablo Duarte iniciaba su pensar con sus acciones revolucionarias, ninguno llegó a proponer la creación de un Estado unido con el pueblo, que velara por su soberanía y que velara por los conceptos de la libertad y la igualdad.
Relata el historiador en el texto impreso por Editorial Alfa & Omega, Segunda Edición de Tobogan del año 2006, una biografía que hiciera sobre Juan Pablo Duarte, “Por ejemplo, los dominicanos derrotaron la dominación francesa en 1808, pero lo hicieron para volver bajo el dominio español. En ese momento muy pocos consideraron que procedía crear un Estado independiente, por lo que esta idea no tomó cuerpo como corriente política. En 1821, José Núñez de Cáceres derrocó el dominio español, pero colocó al naciente Estado como parte de la Gran Colombia y no visualizó un orden democrático de igualdad, pues mantuvo la esclavitud”.
Un hombre de recia conformación moral
Escribe Cassá que la “recia conformación moral le granjeó -a Duarte- adversidades de todo tipo y lo sustrajo muy pronto de la vida del país, pues decidió no transigir con el despotismo y el anexionismo que se hicieron las guías de los dirigentes políticos dominicanos poco después de proclamada la independencia. Precisamente Duarte dirigió la resistencia para que esto sucediera y fue derrotado porque las condiciones no le fueron propicias para la plasmación de su ideal. El aislamiento de Duarte de la vida dominicana tuvo ribetes trágicos, porque no dejó un solo minuto de soñar con la felicidad de su pueblo. Esta entrega incondicional a la causa nacional lo eleva hasta hoy al ejemplo superior de las virtudes cívicas y morales que deben concretarse en un orden político y social que erradique la opresión y la desigualdad.
Nacido un 26 de enero de 1813, de padre español y madre descendiente de españoles, Juan Pablo Duarte no tuvo formación superior pero aprendió inglés y francés y tuvo una estadía por los Estados Unidos y Europa, a donde viajó con el apoyo de su padre a realizar estudios de comercio, pero se empapó de las ideas democráticas que bullían para entonces en Europa.
De hecho, una vez de retorno, uno de los amigos de su padre le preguntó qué lo había impresionado y a lo cual respondió: “ Los fueros y libertades de Barcelona, fueros y libertades que espero que demos nosotros un día a nuestra patria”, reseñó Roberto Cassá.
Pasó un tiempo y se dedicó a ayudar a su padre en las actividades comerciales y a estudiar con el presbítero Juan Vicente Moscoso, considerado un individuo preclaro. Habiendo adquirido conocimientos por encima de los demás de su medio, inició una tarea educativa con algunos de ellos y ello le conduciría, tiempo después -como dice el Doctor Roberto Cassá- a “...la conformación del primer núcleo democrático y nacional de la historia dominicana. Tal vez la clave de esto se debió a la condición joven de todos ellos. El repudio a la opresión, sin compromiso con el pasado, los hizo receptivos a las prédicas de Duarte. Así pues, el antecedente de la organización revolucionaria formada por Duarte fue un conglomerado de amigos, cohesionados bajo su orientación en la actividad del estudio y la reflexión intelectual”.
Sociedad Secreta La Trinitaria
Después que Juan Pablo Duarte creyó haber transmitido sus ideales a sus amigos, decidió que era tiempo de organizarse y así comenzó a crear la sociedad secreta La Trinitaria a partir de la segunda quincena de julio de 1838.
Un testimonio ilustró que se inició con un juramento que decía “En nombre de la Santísima , Agustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente: juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan P. Duarte, cooperar con mi personas, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana.
Pudiera decirse que La Trinitaria sería la primera organización revolucionaria de los dominicanos, con una doctrina política y un programa y siempre con esa premisa de Duarte, de crear un estado soberano, libre e independiente.
Estaba organizada de La Trinitaria de tal manera, que cada grupo de conspiradores existía como un cuerpo independiente de los demás, era una organización celular. A partir de allí se iniciaría una travesía hacia la creación de la República Dominicana, independiente de Haití, no sin antes pasar por el proceso político de La Reforma y participar en diversas acciones políticas y militares que dieron que condujeron a La Restauración con sus objetivos políticos.
Juan Pablo Duarte, estuvo en Venezuela en varias oportunidades y específicamente, en los llanos de Apure y trató de conseguir apoyo con Carlos Soublette y Juan Crisóstomo Falcón, aunque fue muy poca la ayuda. Entre tantas situaciones adversas y que se alejaban de su fervor patriótico, Duarte terminó alejándose de la política dominicana y en Caracas muere -un poco en el olvido- el libertador de la República Dominicana, fundador de la Sociedad Secreta La Trinitaria. 

JUAN PABLO DUARTE 
El Padre de la Patria
CASSÁ Roberto
Colección Biografías Dominicanas
Impreso por Editora Alfa y Omega
Segunda Edición 2006 

 

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