Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 9 de noviembre de 2019

El cambio mas que necesario






Las costas de las naciones latinoamericanas, por siglos, han permanecido en silencio ante la barbarie de quienes han creído que son sus dueños.

Un paso más en el tiempo

A partir de este 9/11/ de 2019, wwwpertinentes.blogspot.com  asume un mayor compromiso con los lectores venezolanos, latinoamericanos y nacidos en otras latitudes con el propósito de abordar, crítica y de modo orientador no solo la historia sino el presente, ese que acontece todos los días y que registra lo que hacen las mujeres y hombres de este planeta por avanzar en sus vidas, pero también trataré en esta página lo que otros aconsejan para que quienes transitamos por las distintas  geografías, para que podamos hacerlo de una mejor manera y por ello le daremos valor a tópicos que tienen que ver siempre con la superación del ser humano, por lo que no será difícil que escribamos sobre la importancia de la educación, ciencia, tecnología, filosofía, informática, ambiente, la cultura vegetal y, por supuesto, la política bien entendida, orientadora, capaz de profundizar en los cambios presentes y futuros de las sociedades humana, animal y ambiental, esos espacios geográficos habitados y no, pero que constituyen el sustento del vivir.
Pedro Estacio    
                                                                               
El mundo avanza con las dudas sobre sus espadas
El mundo avanza y de eso no hay dudas, aunque si las hay cuando le echamos un vistazo a las conductas de quienes se han armado un liderazgo que no les corresponde. De eso hay muchos ejemplos en este planeta.
El hombre y la mujer también avanzan, pero lo hacen como blancos perfectos de otros que llevan en sus alforjas interiores un cargamento de ideas y sentimientos como productos, con los cuales envolver a quienes están a su alcance.   
Tenemos una humanidad millonaria que está repartida en todo el orbe aunque no todos están repartidos con las mismas cargas, por el contrario, unos muchos cargan a duras penas con sus numerosas familias, otros con algo de suerte y menos familias se ejercitan en las formas de vivir y unos pocos, altamente cargados de posibilidades, con familias y hasta sin ellas, muestran el panorama que hoy se aprecia en el mundo. 
Prisa hacia lo desconocido
Una especie de vorágine está como paraguas encima de los seres vivos, soltando sobre ellos ese ya conocido contenido que está caracterizando en estos días a los humanos:
Una prisa por encaminarse hacia lo desconocido; Una irreflexible idea de lo que es la vida; la insaciable búsqueda del poder y la riqueza; plantar un estigma a quienes estorban o perturban la marcha de una idea, proyecto o plan y en consecuencia arrastrarlo al vacío, eliminarlo o apartarlo del camino, mientras se insiste en empujar al resto de quienes viven al interior de los mercados, para que hagan allí sus modos de vida los que aún pueden hacerlo.
Los ejemplos están frente a nuestros ojos, registrados por miles de medios de comunicación, redes y demás sistemas para informar a través de infinitas pantallas y si alguien dice donde está la felicidad de los europeos en este instante, pues que comience a repartirla porque hay mucha gente padeciendo en un continente que espiritualmente anda desvencijado por tantas guerras, barnizadas ellas por los deseos del botín, el odio, la acumulación, la rabia, el desconocimiento del otro, la manipulación, los deseos por alcanzar y manejar lo que siempre ha sido complicadísimo como es el destino de millones de seres humanos, aunque algunos siempre lo pretendan.
Camino de ebullición
Cada nación o región del planeta, en este tiempo, anda en ebullición, buscando el lugar apropiado de su geografía, en ocasiones maltratada por quienes piensan acomodarla a sus intereses. El continente americano, por ejemplo, siempre ha sido como el sitio mágico del planeta. Desde que fue conocida su existencia fue convertida en bastimento de un continente que moría por la escasez, las guerras y las ambiciones desmedidas, un estigma que fue llevado al joven continente en barcos y con armas.
Y esa marca fue enfatizada y reiterada con el despojo y las armas; un continente víctima por más de 500 años, que hoy se despoja finalmente de señales que lo han enfermado por años  y asume su propio camino, lo que molesta a quienes han creído que el continente les pertenece.

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