Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



jueves, 28 de noviembre de 2019

Educar, la herramienta del líder


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Si hay algo que es eminentemente contradictorioen los modelos políticos de gestión neoliberal y socialista, es el planteamiento que tiene cada uno de ellos sobre la educación de los gobernados, asunto que debe tener muy claro quien aspire a ser un líder, sea en el área que se le antoje.


A la par de que el aspirante a líder debe incluir per se a las personas, a quienes aspira le sigan, debe asumir desde un principio el valor del hecho educativo.

En una gestión en la que predomina eminentemente el mercado,  el liderazgo es puesto en venta exclusivamente con una base de formación profesional en los distintos niveles de especializaciones, con unas excelentes capacidades creativas en su profesión que muestran finalmente a un individuo capaz de “comerse al mundo”, como suelen decir algunos.

Y lo de la venta del líder no es exclusivamente dar a conocer a un individuo con un alto nivel de conocimientos en una determinada área, sino mostrar a alguien con muchas posibilidades y del que se esperan muchas cosas, porque se supone que hay una persona con un talento especial que “está con nosotros y capaz de competir con el que le pongan por delante y, además, es altamente valioso para nuestra razón”. 

Una educación de calidad 

Ciertamente, debemos aclarar que hay una gran validez en la formación del profesional, del hombre que ha recibido una educación de calidad, pero el fin, la orientación recibida es exclusivamente destinada, dirigida hacia un nivel en el que la satisfacción tiene una única dirección, que es el bienestar individual.

En el modelo de gestión socialista, el tema tiene otra óptica. La educación del individuo hace énfasis igualmente en la formación, en la preparación en los variados niveles profesionales y en la calidad. En la formación de los profesionales hay dos variables que se cruzan, pero tienen ámbitos diferentes. Ambas tienen carácter colectivo y cualitativo, valga decir, están dirigidas a grupos y tienen distintos grados de calidad, pero sus ámbitos difieren.  

El modelo de gestión de mercado vende un sujeto a la sociedad, maneja la premisa de formar exclusivamente a que los estudiantes traten de ser cada uno mejores que el otro sin que les importe otra cosa que producir para obtener la satisfacción y el bienestar muy personal, mientras que el individuo formado en el modelo de gestión social lleva como norte el constituirse en un profesional que concede un valor al colectivo. 

El valor del colectivo 
Y es precisamente el valor para la sociedad del colectivo, su construcción y promoción lo que hace la gran diferencia y lo que siempre debe ser tomado en consideración por quienes aspiran un lugar en el camino de los líderes.

Como elemento central del modelo socialista, jamás debe ser ignorado por el aspirante a líder el lograr entender que el hecho educativo, está siempre barnizado por la verdad. Quien pretenda liderar debe levar siempre el estandarte de la verdad y acompañada de la ética. Quien intente liderar no puede mentir.

   

Los tiempos conocidos en Venezuela hablan como en otras naciones, de hechos de corrupción y en grandes cantidades, al menos en lo que se refiere a unos cuantos quienes han estado al frente del Estado y quienes se han lucrado gracias a los apoyos del  Estado petrolero. Esos tiempos mostraron algo que, inexplicablemente, unos cuantos aspirantes a líderes nunca citaron, nunca recordaron ni nunca tuvieron una visión sobre el hecho educativo salvo las excepciones conocidas y que están registradas por la historia.  

La barrera del líder
 
El límite para los líderes o la barrera que nunca debe saltar es la concerniente a la corrupción, si bien es algo que suele ser considerada inmanente al ser humano y que junto con la mentira, se convierten en los factores nefastos que conducen al político a su perdición.

Los actuales sucesos que impactan al continente de América de Sur, en este siglo XXI muestran en su totalidad una amplia corrupción de la dirigencia política, que va más allá de lo imaginable. Hemos apreciado como la búsqueda del poder a toda costa hace débil al hombre, tanto que lo disfraza, le enferma de modo tal que le ciega y le impide entender que sus semejantes esperan por él.

El liderazgo actual y quien sueñe elevarse a ese nivel, debe fijarse lo que está sucediendo a nuestro alrededor, en sus naciones vecinas, en las que la dignidad de ser humano se ve acorralada y en donde el ser pierde su valor.

No hay que inventar ni ser novelista, pues las redes sociales y algunos medios de comunicación vienen mostrando ejemplos en Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y otras naciones y hacia Centroamérica como lo que hoy puede ser definido como la conducta aberrada de una corriente humana en contra de sus hermanos.

Los líderes de hoy y quienes piensan serlo observan un modelo de gestión que está frente a sus ojos y que muestra niveles de violencia que parecen despedazar la razón humana y convierten al ser humano en lobo de sus semejantes. Nada de lo que atestiguamos hoy día, tiene que ver con el buen liderazgo, con el hombre que piensan en los demás y es capaz de grandes sacrificios por llevar el bienestar a un pueblo. 

Enseñanza de envergadura 
Los líderes y aspirantes a serlo, reciben hoy una cátedra, una enseñanza de tal envergadura sobre el ser humano y su vigencia que, aunque quede registrada en la historia no debe queda como una lección y no ser permitida jamás, porque es violentar las esperanzas de quienes siempre quieren tener alguien que los respete y los conduzca por una senda de bienestar.  
         Pedro Estacio

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