Todavía hay quienes sienten

gusto por la inclinación vasalla

Pedro Estacio

Hay un problema en algunas personas de Latinoamérica. Sucede como cuando -valga el ejemplo- el empleado del Rey se acerca al soberano, para servirle una copa de vino y, sin saber se descuida y derrama el vino sobre la absolutista majestad, quien le suelta un bofetón y le amenaza con quitarle la cabeza si vuelve a ocurrir, pero decide perdonarlo porque tenía invitados en ese momento. El siervo se arrodilla y expresa sus excusas.

Así parece que sucede cuando algunos gobernantes éticos se sienten incómodos con los dignatarios de Estados Unidos y expresan su sentir. Es en ese momento, cuando los vasallos comienzan a escandalizar, a expresar como los osados latinoamericanos se atreven a molestar al amo.

Por eso -comentan algunos- es que está la Flota del Sur allí en Guyana, a la espera de someterlos a castigo, por negarse a darles nuestro petróleo, gas y demás recursos al gobernante de turno de Estados Unidos.

Hay que inundar las redes opinan, criticando el despropósito latinoamericano de querer desprenderse de la tutoría estadounidense, suelen decir algunos vasallos y sus seguidores. No hay que ir muy lejos para darnos cuenta de eso porque todo eso está en las redes y en los espacios de radio y televisión e impresos de este continente sureño.

Y los siervos no solo se activan para expresar sus molestias porque los otros latinoamericanos hablan de patria, historia, marchas, protestas y demás sino que suelen expresar como una inclinación hacia los dioses, cuando a alguno de ellos se les sacude el expediente de las declaraciones que vienen haciendo en el tiempo y desde hace años.

Eso es mas o menos lo que ha estado sucediendo con el fallecimiento del señor José Mujica, expresidente de Uruguay y promotor de Luis Almagro a la

Organización de Estados Americanos, instancia que es conocida como

dependiente del gobierno estadounidense, lo mismo que igual parece ocurrir con la Organización de las Naciones Unidas, ONU, Unesco, Fondo Monetario Internacional, FMI, Banco Mundial, Organizacíón Internacional del Trabajo, OIT y muchas otras corporaciones, las mismas que voltean para un lado y no ven así las bombas que caen sobre los palestinos,

Los vasallos no pueden andar regando mentiras por el mundo ni tapando lo que hacen los oligarcas para quedarse con el poder y el dinero que obtienen de los Estados.

Las sandeces de los vasallos, que son de muchos lugares, cerca y lejos, no pierden el tiempo y por eso nada extraña que ahora intenten tapar el polvo blanco y la herramienta que Macron y sus amigos, manejaban en un vagón de tren mientras se dirigían a Ucrania.

Los vasallos existen de todo plumaje. El vasallo violento, por ejemplo, es el que viene bombardeando a los palestinos y sin que le importen si en su accionar terrorista se lleva por delante a niños, niñas y mujeres embarazadas.

Hay otros como el argentino Milei, Noboa y el Boric, que no pierden el tiempo para servir de paraguas a todos los que quieran anotarse en su comparsa. Hay asuntos tan increíbles, que en ocasiones parecieran explotarle  a cualquier gente decente en la cabeza.

Basta recordar que hay cientos de jóvenes chilenos que perdieron un ojo, algunos quedaron ciegos y otros presos, por protestar y buscar una nueva forma de vivir constitucionalmente en Chile, pero nunca lo han logrado. Pero es un terror eso de dañar intencionalmente a las personas, sin importar su sexo ni edad.

Todavía quedan vasallos enrareciendo el ambiente, pero mas temprano que tarde, ese vasallaje desaparece, porque la vida no puede ser un continuo arrodillarse ante quienes utilizan el poder para violentar a los seres humanos.