Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 5 de julio de 2008

El dominio de la comunicación



La comunicación, esa que empezó con sonidos guturales entre los humanos y antes estuvo precedida por una relación y también comunicación de la vida unicelular del planeta y, por supuesto, después multicelular, está siendo reconocida hoy, como la clave de la vida en este pequeño cuerpo celeste llamado Tierra.
La comunicación no es una cuestión de recursos materiales básicos para comer, para guarecerse, para vacunarse o el individuo se provea de otros servicios necesarios para vivir en sociedad y en paz.
La comunicación es un asunto imprescindible de la vida de los seres vivos. Es fundamental para vivir. Hablamos de una forma de expresarnos, de mostrar nuestros sentimientos, costumbres, hábitos, debilidades, fortalezas, alegrías, tristezas, llanto y pare de contar.
Por allí avanza la comunicación hasta enfatizarse y fortalecerse como un elemento de información y hacerse parte de la formación de los ciudadanos, desde el tiempo en el que no existían asociaciones, ni colegios, ni esas agrupaciones que muestra la sociedad moderna de hoy.
Hoy, en este siglo XXI, algunos ciudadanos del mundo ven la comunicación como un producto más del mercado. Dan por verdad todo lo que les viene en el paquete informativo de la mañana, el mediodía y la noche, a través de los variados medios que suministran información.
Como la vida es tan importante y determinante en el accionar de la humanidad, ese proceso de informar a unos y ser informado por otros tiene la misma trascendencia que tiene el vivir. Esta es la parte interesante de esa relación entre las personas y sus pueblos. No solo el poder comunicar a otros lo que son sino interpretar el modo de ser de los otros y a la vez, adquirir unos de otros lo mejor de las personas y los pueblos, es decir, valorar los modelos.
Pero ese proceso de comunicación que sabemos es una valiosísima herramienta de la vida, ha venido siendo desprestigiado desde hace siglos por los mismos seres humanos que, al ser utilizados por grupos con grandes intereses, proceden a desvirtuar el sentido de la comunicación.
Con el tiempo, la comunicación que es tan libre como el viento, por su propia naturaleza, ha venido perdiendo su esencia por el manejo de los hombres y ha quedado bajo un dominio que la despoja de su naturaleza primigenia.
La comunicación debe ser del uso honesto de la colectividad mundial, mediante la cual sean alcanzados logros necesarios para la paz entre los hombres y no una simple herramienta para el mercadeo, que es como viene siendo utilizada.
La imagen gráfica pertenece a Oham Llovera.

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