Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 17 de septiembre de 2022

Iguales y desiguales siempre somos

 


Pedro Estacio

Miles de letras han sido volcadas en muchos papeles, espacios audiovisuales, paredes, redes y hasta con aviones en el cielo, en las cuales se ha teorizado bastante en torno a que todos los humanos somos iguales sin embargo, la tal igualdad todavía no ha sido lograda, como no lo ha sido la mentalidad de las personas.


Quienes rechazan la igualdad, por lo general son aquellos que poseen, con certeza, lo que no todos tienen, como es una abundancia de bienes y dinero, aunque la abundancia en ellos se detenga allí. La igualdad ha sido un concepto políticamente manejado desde tiempos diversos, mientras la desigualdad lo ha sido desde hace siglos.


Para el hijo de Dios o su profeta como algunos lo consideran, Jesús fue el gladiador de la igualdad, la paz, el amor y el sacrificio, pero quienes lo rechazaban no compartían nada con él, a menos que Jesús se igualara a ellos.


La desigualdad comenzó cuando unos se impusieron a otros, los sometieron y les otorgaron el nivel o lugar que les pareció a los dominadores que debían tener los domnados. Eso ha sido visto en el transcurrir de la historia. La fuerza de los poderosos, algo así como los que algunos bromistas dicen, que chequera mata galán, pese a que hoy lo mas cónsono sería decir tarjeta mata galán.


Meternos en el día a día es contemplat precisamente que hay una lucha increíble y permanente en todas partes del mundo, por alcanzar la soñada igualdad. La misma existencia de los diferentes gobiernos del planeta muestran la desigualdad que tenemos en La Tierra.


Si descendemos un poco y ponemos los pies sobre la tierra mas cercana, apreciamos a un ciudadano que cíta en tweet la desigualdad que hay en el contenido de las bolsas que entrega el gobierno y un poco mas allá, a un servidor de la comunidad, quien indica que los ciudadanos tienen derecho a solicitar calidad en los productos que les son vendidos aunque muy baratos. El hecho de que su costo sea bajo no quiere deci que la calidad también,


Por ahí tenemos una desigualdad en toda su amplitud y esto se dice porque en la calle los ciudadanos critican seriamente el contenido de las bolsas Clap, cuya desigualda está en los desiguales sectores a donde van dirigidas.


El venezolano está muy consciente de muchas cosas. Sabe de las agresiones recibidas del imperio constituido por la oligarquía empresarial y política estadounidense y de sus vasallos y también comprende de las agresiones que los corruptos hacen a la nación, pero no por eso dejan de criticar y por ello es mucho lo que se escucha en la calle.


Saben que la igualdad no llega a todos los niveles, que no es lo mismo comer en su casa que hacerlo en un restaurant caro, a donde muy poco se accede. El pobre sabe que si va a la playa, lo hace a donde acude raimundo y todo el mundo, pues no tiene capacidad económica para ir a un club.


El ciudadano sencillo conoce de diferencias, pero lo que siempre criticará es que no pueda tener el bienestar con el que sueña, aunque bien sabe que no será nunca similar al que tienen quienes se encuentran arriba de su nivel. El pobre no teoriza sobre la igualdad y la desigualdad, pero no hay dudas que siempre estará haciendo comparaciones.


La ciudadanía sabe muy bien que la igualdad no existe, que el ser humano no es como un paquete de harina o un saco de cemento que se desliza en la cinta corriente de una fábrica, pero al menos, siempre albergará en su interior, que tal vez esa posibilidad pueda llegar a la familia de la que él forma parte.


Tiene muy claro y comprende que los policías de 80 años no existen, porque sería un absurdo creer que batallarían contra un hampa que, por lo general, siempre es joven y que ningún país cuenta con un ejército de personas de la tercera edad para frenar una agresión de una fuerza atacante, que siempre es joven.


Esa diferencia, que no es otra que una igualdad y una desigualdad manifiesta, ha sido característica de la humanidad. No todas las personas pensamos por igual y de hecho, físicamente, somos desiguales, y no pensar igual es lo que nos conduce a equilibranos, a buscar ese sendero que nos lleve por un camino en el que todos, aunque seamos desiguales fisica y metalmente, alcancemos una ganancia que nos satisfaga. , .

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