Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



viernes, 24 de julio de 2009

El imperialismo y la oligarquía siguen temiendo


Momento propicio, hoy 24 de julio, día en el que nació Simón Bolívar, el más auténtico “heraldo de la democracia”, como lo definió el historiador radicado en España, Yang Enrui (Instituto de Historia Universal de la Academia de Ciencias Sociales de China) y quien consideraba que “por su pensamiento democrático y republicano, Bolívar fue un caso excepcional entre los líderes de las jóvenes naciones”, de comienzos del siglo XIX, como lo reseña dicho intelectual en la publicación China conmemora a Simón Bolívar y que es registrado por el fallecido historiador y bolivariano Juvenal Herrera Torres, en la antología de ensayos, Bolívar Quijote de América(Colección Alfredo Maneiro de la Editorial El perro y la rana (1).
En su ensayo La bacanal de las fieras, Herrera Torres refirió que “El imperialismo y la oligarquía temen sobre todo que nuestro pueblo se encuentre con Bolívar y tome conciencia de su ser y de su papel como ser humano y como pueblo. Para oprimirnos nos ha impuesto su ideología y sus pretendidos valores”.

El lenguaje repugnante
No tiene pérdida alguna el laborioso trabajo del profesor Herrera Torres sobre lo que ocurrió en Colombia, según sus investigaciones, luego de la muerte del Libertador de América. En su opinión, la muerte de Bolívar “fue la coyuntura para que el santanderismo abriera su caja de Pandora. El gobierno de Bogotá hizo llegar una nota de cobro al gobernador de Santa Marta, por haber sufragado con dineros del Estado el austero funeral de Bolívar”. Y posteriormente escribe:
“Santander no hacía más que copiar el repugnante lenguaje utilizado contra Bolívar por los diplomáticos y espías de los Estados Unidos”. El también poeta pone como ejemplo a William Tudor, quien, es seguramente copiado por algunos voceros actuales de la oligarquía del dinero y la industria militar de ese país, mienten sobre la revolución bolivariana y su líder. Vertía Tudor su veneno ayer, como sus paisanos lo hacen hoy, de la siguiente manera:
“La profunda hipocresía del general Bolívar ha engañado hasta ahora al mundo…muchos de sus antiguos amigos (¡como Santander!) han descubierto sus intenciones hace más de un año y ya lo han abandonado. Con la violenta disolución del Congreso (Lima, 1826), la máscara debe caer del todo y el mundo vera con indignación o con aquel a quien el destino por una afortunada combinación de circunstancias había preparado los medios para dejar una de las más nobles reputaciones que la historia pudiera registrar, sea recordado como uno de los más rastreros usurpadores militares, cargado con el peso de la maldición de sus contemporáneos por las calamidades que su conducta ha de traer aparejada”.
Como se puede apreciar, es prácticamente el mismo lenguaje que utiliza el imperio para descalificar a toda nación y personaje que no se adapte a lo que ellos desean. Por eso ocurre lo de Honduras hoy día y en el pasado las agresiones que han recibido nuestras naciones y por eso, la nefasta combinación que observamos al sur de Venezuela.
El poeta e historiador Bolivariano, Juvenal Herrera Torres, nos refresca la historia de aquellos tiempos al señalarnos que “¡Qué extraordinaria semejanza hay entre los escritos infames de Santander contra Bolívar y los de los funcionarios de Washington! Ya hemos visto como unos y otros tenían una unidad de propósitos que llevaron a la muerte de Bolívar y Colombia. En cambio, Santander era objeto de halagos y zalemas por parte del gobierno de los Estados Unidos, lo que trae a la memoria aquella sabia frase de Sainte Beuve: ¡Dime quien te admira y te diré quién eres!”.
Pero dice mucho más Herrera Torres y así comenta que “Los nuevos dueños del poder en la Nueva Granada, combinaban muy astutamente sus actividades: mientras iban fusilando a sus adversarios políticos, calumniaban a Bolívar en ultratumba y posaban como liberales y demócratas”.
Bueno, esto muestra, salvando las distancias del tiempo, la existencia de malsanas conductas y sociedades tras objetivos muy bien definidos: dominio y control de nuestra Latinoamérica con la complicidad vecinal.

(1)
Ministerio del Poder Popular para la Cultura
Caracas-Venezuela

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