Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



lunes, 27 de julio de 2009

La oligarquía, los crímenes y fraudes


En esta interesante tarea de revisar la historia a través de hombres y mujeres que han venido escribiendo con pasión de las realidades que les ha correspondido vivir a nuestras ciudadanas y ciudadanos de Latinoamérica, solemos encontrarnos con situaciones tan canallescas, que a veces pensamos no forman parte de las actitudes de algunas personas, pero ocurre.
Adelantamos unas y otras páginas de Bolívar, Quijote de América, la compilación de ensayos hecha por el historiador y poeta Juvenal Herrera Torres y en ocasiones volvemos atrás y en esa publicación de la Editorial El perro y la rana, del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, nos encontramos con párrafos en algunos de los ensayos, que revelan cuanto odio tuvieron y tienen las oligarquías en este mundo contra quienes tienen ideas distintas a las de ellos.
Seguimos leyendo “La bacanal de las fieras”, ese importante ensayo de Herrera Torres y seguimos asombrándonos con las conductas que exhibían los enemigos del Libertador Simón Bolívar, aún después de su muerte.
El escritor colombiano refiere que “El júbilo de la oligarquía venezolana fue, pues, indescriptible. Ya no había que simular composturas, como cuando no se opuso a que se decretara el 9 de mayo de 1830 una ordenanza que calificaba a Bolívar como el primero y mejor ciudadano de Colombia”.
Escribió Herrera Torres que los oligarcas venezolanos no sólo atacaron la ordenanza, sino que pasaron a la ofensiva y se dieron a la tarea de elaborar un proyecto de ley en el que decretan, en su primer artículo que “Los títulos de honor y gloria que los cuerpos representativos de Venezuela consagraron a Simón Bolívar serían todos recogidos por el Poder Ejecutivo”.
Pero eso no fue todo, sino que en su artículo segundo, se establecía que “El mismo, con acuerdo de su Consejo de Gobierno, señalará por un decreto particular, un día en que en medio de la plaza de armas se quemen todos los monumentos de gloria concedidos a un hijo espurio que pretendió clavar el puñal parricida en el corazón de una madre amorosa”. Y en el tercer artículo se dice la barbaridad siguiente: Se tendrá por aciago en la República el 17 de diciembre de 1830 en que murió naturalmente Bolívar, cuando debió morir de una manera ejemplar”.
La conducta oligarca en el siglo XXI se explica por si sola
El ensayo del fallecido historiador y poeta es una suerte de cofre, que muestra la ausencia de espíritus honestos en algunos hombres que formaron parte en un momento de la historia latinoamericana.
“La historia es un proceso vivo –escribió-, dinámico, dialéctico, constante: nunca se detiene. En la historia el pasado no existe como fenómeno estático. El presente viene siendo desde el pasado y el futuro empieza ahora mismo. En Colombia, y en general en América, no se enseña historia porque ella descubre a los autores de la opresiva situación que hoy vivimos. Durante el origen de su poder y los métodos y aparatos de fuerza usados para conservarlo y reproducirlo. El crimen, los fraudes, las intrigas, las masacres de los adversarios: así se fue haciendo el poder de estas oligarquías que irónicamente se llaman así mismas demócratas. ¡Esta es la historia que nos enseña! ¡Esta es la historia que se oculta! Al fin y al cabo, como dice Eduardo Galeano: La historia oficial desprecia lo que ignora, ignora lo que teme. Es una historia n que refleja el miedo de los que mandan. Ellos han contado esa realidad desde el punto de vista de los vencedores: blancos, ricos, machos, militares”.
Juvenal Herrera Torres escribe que con el rótulo del liberalismo democrático y valiéndose del crimen y del fraude los oligarcas granadino constituyen un Congreso sumiso en su soberanía a los dictados democráticos del Presidente y luego añade que “La bacanal de las fieras llega a su apogeo cuando el santanderismo, sirviéndose opulentamente del congresillo de cabecera, le sirve su presidente en bandeja de sangre la pena de muerte contra los adversarios políticos. Los mismos que habían calumniado al Libertador llamándolo tirano, sanguinario y déspota, decretan ahora la pena de muerte…”
Como el presente viene siendo desde el pasado, tal cual escribió el poeta Herrera Torres, claramente es explicable la conducta que exhibió la oligarquía venezolana en el intento de golpe de Estado del 2002 y muy entendible la conducta de esa misma oligarquía en los acontecimientos de la República de Honduras y es que la historia es un proceso vivo, aunque cambiante como en la actualidad.

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