Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cómo repudia una clase social a su Libertador (1 )

El título con el cual presentamos esta nueva entrega de pertinentes, es de un trabajo del insigne Miguel Acosta Saignes, investigador social de alto calibre, periodista, ensayista, antropólogo, etnólogo, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela y fundador del Departamento de Antropología de esa casa de estudios. Igualmente, participa en la creación de la Escuela de Periodismo de la conocida universidad.
Acosta Saignes en “Cómo repudia una clase social a su Libertador” realiza un enfoque donde pone de relieve al superdotado que fue Simón Bolívar y a la clase a la que perteneció y que actuó contra él, siendo un ser que vislumbró y actuó siempre en función de un colectivo de naciones, el cual pudiese levantarse sin estar a la sombra de imperio alguno, contra lo cual había luchado.
El investigador social nos introduce en el tema, en la reciente publicación impresa en los talleres de la Imprenta Nacional y la Gaceta Oficial, del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información, al indicar que “Han dicho algunos sociólogos, juzgando sobre correlaciones muy simples, como si ellas fuesen expresión de leyes de la historia, siempre multifactorial, dialéctica, que “las revoluciones devoran a sus hijos”. Algunos caen por la justicia colectiva. Ella no olvida, aunque a veces parezca lo contrario; perecen quienes intentan juzgar a las transacciones; muchos desaparecen porque se trata de revoluciones a medias, donde se han modificado profundamente algunos factores, mas otros han seguido vivos y actuantes, Nuevas clases, surgidas de complicados cruces de elementos, sacrifican a conductores eximios, cuando ellas toman el poder abierta o subrepticiamente, para defender antiguas posiciones, amortiguadas mientras rugía la tempestad del cambio”.
Vil juguete del huracán revolucionario
Luego, el investigador social y también activo político militante de la izquierda venezolana, agrega:
“Vamos a referir el caso terrible de Simón Bolívar. Dijo en el Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, al describir sintéticamente cuanto había ocurrido desde 1810: No he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos…
Muchas veces repitió interpretación semejante, con la cual superaba a mil historiadores y sociólogos que habría de juzgar sobre su vida y la de su tempo. Comprendió –y por eso mereció el título de Libertador- su papel eminente de intérprete de las voluntades colectivas. Comenzó por responder a la de su clase, la de los mantuanos, cuyos pensamientos expresó vivamente en ocasiones innumerables. Hablando como en nombre del pueblo todo, más en lo profundo sólo por su clase social, sostuvo ante los legisladores de Angostura:
Nuestra suerte ha sido siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y nos hallábamos en tanta más dificultad para alcanzar la libertad, cuanto que estábamos en un grado inferior al de la servidumbre; porque no solamente se nos había robado la libertad, sino la tiranía activa y doméstica […] La América todo lo recibía de España que realmente la había privado del goce y ejercicio de la tiranía activa, no permitiéndonos sus funciones en asuntos domésticos y administración interior. Esta abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los negocios públicos; tampoco gozábamos de la consideración personal que inspira el brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en las grandes revoluciones. Lo diré de una vez, estábamos abstraídos, ausentes del Universo en cuanto era relativo a la ciencia del gobierno.
Había expresado lo mismo en Jamaica
El antropólogo refiere que Bolívar “Ya había expresado lo mismo en la Carta de Jamaica, cuando arrancaba sin contacto aún con el pueblo todo, lleno solamente de las teorías liberales y de las tradicionales de su clase. Allí explicó que”
Se nos vejaba con una conducta que además de privarnos de los derechos que nos correspondía, nos dejaba en una especie de infancia permanente con respecto a las transacciones públicas. Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y su mecanismo; gozaríamos también de la consideración personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinal que es tan necesario conservar en las revoluciones. He aquí por qué he dicho que estábamos privados hasta de la tiranía activa, pues que no nos era permitido ejercer sus funciones.
Los americanos en el sistema español que está en rigor, y quizá con más fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más, el de simples consumidores; y aún esta parte coartada con restricciones chocantes: tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las producciones que el Rey monopoliza, el impedimento de las fábricas que la misma Península no posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad, las trabas entre provincias y provincias americanas, para que no se traten, entiendan ni negocien; en fin, ¿quiere usted saber cuál era nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón; las llanuras solitarias para criar ganado, los desiertos para cazar las bestias feroces, las entrañas de la tierra para excavar el oro que no puede saciar a esa nación avarienta […] Pretender que un país tan felizmente constituido, extenso, rico y populoso, sea meramente pasivo, ¿no es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad? Continúa...

Ilustración
Omar Cruz



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