Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



sábado, 6 de agosto de 2016

Los insurrectos de 1814 fueron los conquistadores de la libertad en Venezuela


Plenos de idealismo nacional,  poco les importó a los patriortas perder sus posesiones y fortunas por alcanzar la independencia.

                                              
 
Juan Uslar Pietri, fallecido historiador y diplomático, autor de  “Historia de la rebelión popular de 1814”, consideró que “El grupo que efectuó indirectamente el 19 de abril no fue, a excepción  de un puñado de revoltosos, un grupo de revolucionarios, ni mucho menos. Era un conjunto de hombres moderados, a los que para el porvenir de sus negocios no convenía el monopolio económico  de esa España decadente atrasada de la cual eran vasallos obligados. Querían la independencia de la patria mientras esa independencia no significara, en manera alguna, cesión de los intereses por los cuales efectuaban semejante movimiento. Es decir, ni guerra con España ni trastornos internos”.   
Y así, Juan Uslar Pietri,  nos acuña, de un texto de Caracciolo Para-Pérez, Miranda et la Révolution Francaise, Paris, 1925, la opinión de Lavaysse, quien sirvió con Alexandre Pétion y estuvo en Venezuela un tiempo donde escribió sobre varios tópicos del país:
-Yo conozco los principales personajes del Congreso de Venezuela –dice Dauxión Lavaysse en una carta-; éstos no son hombres de grandes miras ni facciosos, son simplemente propietarios que desean la independencia de su país-   
Ese club girondino llamado Sociedad Patriótica
Luego, Juan Uslar Pietri, quien fue menor que su laureado hermano, el escritor Arturo Uslar Pietri, añade que “Los hombres de 1810, y que en general eran los mismos, física o espiritualmente, de 1811, no estaban dispuestos en manera alguna a llevar las cosas a un punto extremado que pudiera, en un caso determinado, resultarles más perjudicial que la situación estática e intolerante de España. Por eso veremos que, en el transcurso de los primeros tiempos el Congreso Nacional será moderado, y tiene que crearse, para espolear a este grupo de hombres y decidirlos por el 5 de julio, ese club girondino que la historia conoce como la sociedad patriótica”.
En este tema tan interesante, aunque poco discutido el historiador  nos habla de una realidad social pre-independentista en Venezuela, en 1811. Había varios grupos en toda aquella ebullición del tiempo colonial. El primero de ellos, un grupo “…reducido , compuesto por los empleados españoles y criollos de los distintos ramos administrativos; por los hacendados españoles y por el enjambre de pequeños comerciantes, canarios en su mayoría, que deseaban ardientemente la vuelta al viejo régimen a la eterna Colonia, donde solamente podrían  sobrevivir y conservar alguna importancia social”.
Los grandes propietarios
Nos añade que “El segundo grupo está compuesto por los grandes propietarios y comerciantes  ligados a la producción nacional. En su mayor parte, con pocas excepciones, es un grupo que desea la independencia, pero la desea en el fondo, sin derramamiento de sangre, sin escándalo, calladamente. No quiere exteriorizar su descontento porque en general tiene mucho que perder. Con el beneplácito de ese grupo es que se realiza  el 19 de abril, pero es también este grupo quien condena a Miranda cuando sus primeras intentonas libertadoras. Quiere independencia sin guerra, y libertad con pueblo esclavo y sumiso.  Este grupo,  es el que por presión de los demagogos de la sociedad patriótica declarará la independencia, pero también será el que por sus contradicciones internas ocasionará la pérdida de la Primera República y preparará con sus pequeñas rencillas y complejos de clase el advenimiento de la gran oleada de sangre que fue la rebelión popular  de 1814”.   
Los insurrectos
Al tercer grupo, Juan Uslar Pietri lo llamó el de los insurrectos y aquí, es bueno que se hable de sus integrantes, porque la mayoría de ellos, eran jóvenes que habían bebido de las lecturas de los enciclopedistas. Algunos de lo que hoy conocemos como clase media, bien preparados, hijos o herederos de grandes ricos y otros con niveles de nobleza. Para algunos, la Sociedad Patriótica fue una idea de Francisco de Miranda y de Simón Bolívar y en su seno, inicialmente, reunió a muchos patriotas y allí, además de ambos próceres, estaban entre otros,  Vicente Salias, Pedro Salias, Antonio Muñoz Tébar, Carlos Soublette, Miguel Peña, Francisco Espejo, Coto (Francisco Antonio) Paúl, Pedro Pablo Díaz, José María Núñez, Carlos Núñez.
Muy en específico, anota Juan Uslar Pietri, quien también fue diplomático, que “El tercer grupo es el de los insurrectos, compuesto en su mayor parte por jóvenes pertenecientes a la clase media o a la nobleza. Estos últimos, ricos herederos como los Bolívar o los Ribas, impregnados  de la filosofía revolucionaria  francesa y plenos de idealismo nacional, a quienes nada les importa perder posesiones y fortunas con tal deber una bandera propia ondeando  sobre el suelo de la patria. Son ellos los fundadores de la libertad. Desde la austera tribuna  de la Sociedad Patriótica van pulsando la opinión de una manera tal que, llegado el momento, los timoratos van a tener que doblegarse y someterse, hasta tener que  sumarse, muchas veces a la fuerza, a este hermoso grupo pleno de idealismo y libertad”.     
El autor Eduardo Casanova, por su parte, hace referencia a la Sociedad Patriótica y dice que
“Se habló entonces de la existencia de dos congresos, uno que representaba el sentir del pueblo, que era la Sociedad Patriótica, y otro que no se atrevería a contravenir los intereses de los poderosos, que era el Constituyente. Es la dicotomía entre dos generaciones, la de los mantuanos que, a lo norteamericano, buscaba la Independencia con énfasis en lo económico, y la de sus hijos, que, a la francesa, querían la revolución total, y la lograron”.
Libres y esclavos, negros y mestizos   
Nos refiere el historiador y diplomático que el cuatro grupo estuvo integrado por el pueblo, estos es, “…libres y esclavos, negros y mestizos, formando en 95 por ciento lo que en aquellas épocas se denominaba <las castas>, o también con un cierto sentido de desprecio <el negraje>, aunque fueran indios o simplemente mestizos. Este grupo está sometido por completo a la ignorancia y al aislamiento espiritual más absoluto. No tiene noción delo que puede ser la patria, la familia o la religión. Es un grupo que en teoría es humano pero en la práctica se considera como animal, o como intermedio entre la bestia y el hombre. Ven al blanco con el odio intenso de la inferioridad forzada. Por generaciones han tenido que doblegarse a los caprichos más pequeños de sus amos y al látigo, material o moral, de sus capataces. El libre se diferencia del esclavo en el solo aspecto de que no es esclavo. Muchas veces se le paga nada o muy poco, con el agravante de que tiene que cargar consigo mismo, mientras el verdadero esclavo, como propiedad, es protegido por el amo”.
Concluye el historiador ese aspecto de su libro indicando que tal era el conjunto social en que se encontraba el país después del 19 de abril, fecha en que comenzó el análisis para escribir “Historia de la Rebelión Popular de 1814”.  
Un asunto que acotamos es que hoy, dos siglos después, Venezuela es la mezcla de todos esos grupos, pero con características muy que lleva impresa las mismas aspiraciones de quienes iniciaron las luchas independentistas, una nación libre, soberana, una bandera, la igualdad y el bienestar para sus pobladores y una esencia mezcla de luchadores y  de creadores, estos es, un país que ha optado por vencer las dificultades y producir un nuevo modelo para la vida.

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