Sociedades Americanas en 1828

La juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación, y los niños tienen que aprender a leer. Los jóvenes que han de reemplazar a los padres de hoy, deben pensar y escribir mejor que sus abuelos, si quieren que en América haya patria y lengua. Esto no lo conseguirán con escrúpulos, ni con burlas, ni con puntitos de erudición.
Simón Rodríguez, en Sociedades Americanas en 1828



viernes, 29 de julio de 2016

Desinformar, táctica para crear espectadores que no tienen arte ni parte





 Siempre le quieren hacer creer las mentiras a las personas
  
La información, para las oligarquías –recuérdese que hay oligarquía de las tierras, de los bienes inmobiliarios, bancaria, el comercio y etc., etc.), no tiene que ver con la idea de cómo la conciben los periodistas, es decir,  un dar a conocer acerca de lo que acontece en un momento cualquiera, un orientar, un educar y un distraer.
Para las oligarquías, “La información pasa a tener  como objetivo influir en la gente para que adopte una opinión y una conducta. La población es considerada ignorante y fácilmente  manipulable. Incitar o provocar emociones (deporte, escándalos…) para conformar la voluntad de la población, desinformar, son tácticas para crear espectadores que no participan en la toma de decisiones ni en la formación del pensamiento”.
Este interesante párrafo anterior, es parte de la publicación que hizo el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación, en el año 2010, titulada “El feroz embrutecimiento mediático” y sobre el cual le llevaremos a los lectores algunos de sus planteamientos. 
Registra la publicación en su desarrollo como era vista la información  así reseña lo que decían:
“La información es también un negocio, una mercancía sometida a las leyes del mercado y no a los criterios éticos. Tiene un valor en sí misma. El receptor es modelado a partir de la ideología consumista nivelada planetariamente como estrategia de mercado por las transnacionales capitalistas”.
Al parecer, con Hermes habría nacido el mensajero manipulador
Hay mucho más que decir en todo esto del tratamiento de la información que se remonta a los tiempos de la antigua Grecia. Veamos entonces el ejemplo que nos presentan:
“En la mitología griega, Hermes es el mensajero de los dioses. Cualquier distorsión de la información que transmitía podía tener consecuencias fatales para los mortales. Para mantener la paz en la región, Zeus mandó a Hermes a que le diga a Afrodita que aplaque el deseo de París (rey de Troya) por Helena (mujer del rey Menelao). Pero Eris (Discordia) persuadió a Hermes que le diga lo contrario. Afrodita entonces hizo que París se volviera loco por Helena y la raptase, desencadenando así la guerra de Troya. Los griegos querían dominar Troya y utilizaron a Hermes para provocar la guerra”.
Pero hay mucho más. Sin ir demasiado lejos, recordemos que con la invención de la imprenta, fue posible la reproducción masiva de textos, lo que abrió el camino hacia la impresión de hojas sueltas, las que a su vez darían paso a sencillos medios impresos y mucho después, a los periódicos quienes a su vez y junto a la informática han facilitado el ulterior desarrollo de las informaciones digitales.
Si bien se dijo durante cierto tiempo que lo que conocemos como la biblia habría sido impresa por Johan Gutenberg, también se ha conocido que en 1449, a titulo de ensayo, este impresor reprodujo el llamado “Misal de Constanza”, un libro que contenía los textos utilizados para celebrar la misa.
También la publicación destaca que, con el uso de la biblia, los curas seguidores del catolicismo iniciaron su gran cruzada del evangelio con el cual se apoyaron los españoles para iniciar sus proyectos de dominación en la recién descubierta América.
“El feroz embrutecimiento mediático”  plantea que “Europa difunde una idea de América y en particular de los “indígenas”, que no corresponde a la realidad. Sobre el particular, el docente e investigador de la Universidad de Carabobo, José Manuel Hermoso González, autor del libro Pueblo Protagónico (1498-1798) escribe:
“Durante la llamada conquista de Venezuela hubo un prejuicio muy arraigado  que causó enorme daño a los pobladores de estas tierras, pues sirvió para estimular y justificar su esclavización y los inenarrables tormentos y represalias que sufrieron. Nos referimos a la acusación de antropofagia con la que de manera insistente fueron interesadamente difamados los aborígenes de estas tierras. Esta legendaria fama de los pobladores de la zona caribeña fue reforzada por los Reyes de España quienes justificándose en aquella supuesta práctica indígena, acordaron da licencia a cualquier expedicionario para someter  mediante la violencia, capturar y aprovecharse de cualquier manera, e incluso vender, a los que se resistieran a adoptar la fe cristiana o se negaran a obedecer a los conquistadores”.
Lo cierto de todo, es que el proceso de evangelización, y por supuesto el uso permanente de la biblia, fue una herramienta de información y comunicación empleada por la corona española a través de la cual intentaron someter a la población del joven continente americano en su larga carrera por conquistar la hoy región latinoamericana y caribeña. 
 Los medios no son precisamente el medio  
Comenta la pequeña publicación que, “Los medios pertenecen  a las grandes corporaciones y por lo tanto sirven a sus intereses. También los anunciantes. La propaganda de las empresas es igual a la propaganda de un sistema”.
Y para aquellos ingenuos que continúan creyendo que algunos medios (radio, televisión, cine, periódicos, páginas webs) dicen siempre la verdad indica que “La información no es réplica de lo real, sino una interpretación  subjetiva, siendo la imagen réplica  de la realidad y por ende prueba de la veracidad de la información”.
Afirma la publicación, que dado el asedio constante que ha padecido la revolución venezolana desde sus propios inicios, “Venezuela es un excelente laboratorio para estudiar el papel político directo de los medios de comunicación en la defensa de un sistema político y económico”.  Y como quien no quiere la cosa y para que los lectores estén bien informados hace referencia al Manuel clásico de la propaganda detrás del mito de la llamada objetividad y al respecto apunta:
-Uso de cierto lenguaje; transformación de la “verdad oficial” en “opinión personal”; intoxicación; verdades a medias; juicios de valor; exageraciones y distorsiones; satanización de enemigo; exclusión del debate; siempre para influir en las masas.
-Se trata de que la gente –sigue la publicación de Ministerio de Poder Popular para la Comunicación y la Información que “Se trata de que la gente no piense la información, sino que la consuma. La idea es fragmentar  la mente con noticias desconectadas entre sí, excitar sus sentidos y su curiosidad, para impedir el análisis y así direccionar el pensamiento”.

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